Pero en la noche del martes por primera vez se reunieron en un gran acto conjunto y se dieron cuenta de su cantidad y su variedad, sentados (o de pie) en la arena mojada de la playa de Copacabana, bajo la lluvia fina y molesta, soportando el fuerte viento, recordando que peregrinar significa abandonar la comodidades buscando lo sagrado.
No sólo las inclemencias meteorológicas acosaron a los peregrinos. El metro, que en la JMJ de Madrid funcionó de manera impecable todos los días, colapsó en Río ayer martes con una avería que dejó inutilizables dos líneas durante dos horas, para desmayo de decenas de miles de peregrinos. En varias estaciones de metro se dieron escenas extrañas de policías repartiendo tiquets o sacando gente y bloqueando a la muchedumbre.
Con todo, una multitud alegre llegó a la fría playa y se aposentó, mojó sus pies, correteó sobre la arena... hasta que se llenó y ya no había sitio. El diario "Folha de Sao Paulo" habla de más de cien mil asistentes. Una estimación de la organización habló de medio millón y luego de un millón, pero parece exagerado. El medio millón llegará y se superará, pero más adelante. La Policía calculó 400.000 jóvenes en Copacabana. Los vendedores de banderas en la playa estaban haciendo un buen negocio. Los de refrescos, no: hacía frío.
En el invierno brasileño, enseguida llegó la noche y se inició la Misa inaugural, presidida por el arzobispo anfitrión, Orani Joao Tempesta, arzobispo de "San Sebastián de Rio de Janeiro", como insistió varias veces. Sus primeras palabras se dirigieron a recordar a los jóvenes peregrinos fallecidos en accidentes camino a Río. También recordó a otros jóvenes en circunstancias de dolor y sufrimiento. Agradeció la convocatoria de "Benedicto XVI, que sabemos que nos sigue a través de los medios de comunicación" (y en este momento la multitud estalló en un aplauso). Y mencionó a la organización de la JMJ de Madrid, "que nos ha ayudado con sus orientaciones e incentivo".
Las comparaciones con Madrid permiten ver más diferencias. Por ejemplo, la misa inaugural de Madrid 2011 fue austera en decoración e iluminación, y también en lo musical.
En cambio, el escenario en Copacabana y su iluminación recordaban más a un gran concierto o plató televisivo de canción melódica... algo mitigado sólo por la gigantesca cruz en el centro.
En el escenario madrileño, sólo hubo clero y algunos jóvenes con trajes nacionales. En el brasileño, multitudes de jóvenes con camisetas que bajaban escaleras y otros que flanqueaban con banderas blancas y amarillas (colores vaticanos) la llegada de la Cruz de los Jóvenes y el icono mariano que la acompaña. Los abanderados oscilaban al son de la música, recordando en algo la escenografía de la inauguración olímpica de Londres.
La cruz y el icono llegaron al son del himno de esta JMJ y de la canción que más éxito ha tenido en los últimos años en estas citas: "Emanuel". No parece que nadie vaya a cantar "Firmes en la fe", el himno de Madrid hace apenas dos años.
Cuando la Cruz de los jóvenes se irguió junto al altar y un foco la iluminó, los miles de jóvenes aplaudieron señalando el final de dos años de itinerancia desde la pasada JMJ. Estallaron entonces los gritos clásicos: "esta es la juventud del Papa".
La misa inagural iba a ser además el primer contacto con la apuesta musical de la organización. Brasil es el único país del mundo donde de verdad existe un mercado de música popular católica: rock, pop, melódica o de alabanza. Muchas opciones en estilos y autores eran posibles en el país de curas con discos superventas como Marcelo Rossi o Fábio de Melo.
Pero la primera canción fue de un cura hispano, el padre Enrique García Vélez, con un tema misionero muy popular en España y América: "Llévame donde los hombres / necesiten tus palabras..." El Kyrie Eléison, melódico, y el Salmo, cantado por la solista, más que salmodiado, centraron el estilo, que no buscaba hacer cantar o participar mucho a los jóvenes.
La JMJ ha emitido un disco oficial, con sus canciones nuevas (o clásicos arreglados) con temas litúrgicos algo complicados de adapatar en las parroquias, como este "Aleluya".
El tema misionero es una constante en esta JMJ, empezando por su himno oficial:
"Cristo nos invita, vengan mis amigos.
Cristo nos envía, sean misioneros".
Y por si había dudas, el Papa Francisco envió un tuit a sus 7 millones de seguidores en Twitter, diciendo: "Queridos jóvenes, Cristo tiene confianza en vosotros y os confía su propia misión: id y haced discípulos".
En la misa participaron unos 1.500 sacerdotes, obispos y cardenales. La primera lectura (1 Samuel 3, 319) se leyó en español. Tras la misa, el cardenal Rylko, responsable del Pontificio Consejo de Laicos, co-organizador de la JMJ, leyó su mensaje de bienvenida.
Después llegó un boom de grupos musicales católicos: Migueli (de España), Rex Band (de la India, del movimiento carismático Jesus Youth), Eros Biondini, Francisco Avello y Celina Borges, la Banda Misionera Shalom, los cantantes Suely Façanha, Davidson Silva, Cristiano Pinheiro, Ana Gabriela, Alfareros, Rodrigo Ferreira...
Fue una noche intensa para abrir la JMJ... y para el miércoles, jueves y viernes, catequesis con los obispos y mil actividades más. Hay que tener aguante para ser peregrino en la JMJ, y más con viento y lluvia.
»La Arquidiócesis de Sao Sebastiao do Rio de Janeiro recibió con gran responsabilidad la elección hecha por el Papa Benedicto XVI, ahora emérito, que anunció en la misa final en Madrid en agosto de 2011. Le damos las gracias por la elección y las directrices, el tema de la JMJ y el aliento. Sabemos que nos sigue con la oración y nos acompaña a través de los medios de comunicación. Para él nuestros saludos afectuosos.
»Sin embargo, providencialmente, este día estaba destinado a ser un viaje que, por segunda vez, de regreso a América Latina, después de 26 años, podría ser el lugar para dar la bienvenida al primer viaje apostólico del primer Papa de América Latina, el Papa Francisco, que llega a presidir este hermoso e importante momento en la vida de la Iglesia en estas tierras de São Sebastião.
»Esta semana, Río se convierte en el centro de la Iglesia, viva y joven. Todos los caminos nos llevan aquí. Habéis venido de diferentes partes del mundo, junto a la fe y la alegría del discipulado compartido. Esta felicidad nos fortalece y nos invita a acercarnos a otros jóvenes, para hacernos misioneros en todas las naciones. El mejor regalo para dar a los demás es la presencia de Cristo que nos llena y nos impulsa a amar y dar de nosotros mismos, siempre en diálogo fraterno.
Sobre estas líneas, íntegra, la misa de inauguración (más de 2 horas)
»Tenemos con nosotros a través de la ciudad, muchas reliquias de los santos patronos de la JMJ y los intercesores, recordando que en todos los tiempos y lugares del mundo tenemos jóvenes que fueron santificados. Nosotros somos también los familiares de estas personas, ejemplos de vida cristiana, para orar con nosotros para la juventud de hoy
»San Pablo nos dice en Romanos. "Hemos recibido la gracia de la vocación al apostolado, hemos sido llamados a ser discípulos de Jesucristo, santos amados de Dios y por vocación". La primera lectura, junto con el salmo nos dice que nuestra respuesta debe ser estar dispuestos: "¡Aquí estoy! ¡Aquí estoy! Habla, que tu siervo escucha!"
»Fue la llamada de Aquel que nos ha reunido en este maravilloso escenario de la playa, que recibe su nombre debido a la dedicación inicial a la Virgen de Copacabana, en el Cristo Redentor, en su cálido abrazo. El mar, la arena, la playa y la gente recuerda la vocación de los discípulos, y Mateo. Esta situación nos lleva a los barcos dejan la playa para aquellos que fueron llamados por Jesús a seguirlo. Hoy en día, estamos llamados a seguir a Cristo Resucitado.
»Para Samuel en la primera lectura, la llamada parecía un sueño, pero con la ayuda de un compañero que fue capaz de discernir la voz de Dios, era real. El camino misionero requiere discernimiento, sueño utópico, sino también la ayuda de alguien de nuestro lado para ayudarnos a reconocer la voz de Dios. Como Pablo, nosotros somos siervos de Cristo, de los apóstoles escogidos por vocación y por el evangelio de Dios!
»Cristo nos pide: Venid, amigos míos! Déjalo entrar los pasos del sucesor de Pedro, Vicario de la estancia Redentor a través de este río.
»Vivimos esta larga peregrinación con fuerza porque Jesucristo está vivo entre nosotros, nos da su Espíritu Santo, y nosotros estamos llamados a vivir esta realidad y transmitirla a los demás por lo accesible y comprensible. Jesucristo está siempre presente, especialmente para los jóvenes que buscan la verdad, la justicia y la paz - y sólo puede encontrar en Jesucristo.
»Ustedes, queridos jóvenes, son el don de la esperanza de una sociedad que espera que su crisis de valores tiene una solución. Están llamados a formar una nueva generación que vive la fe y transmitirla a la siguiente generación. Se nos invita a una experiencia de fe y dejándola fresca! La participación en la comunidad la oportunidad de ser entusiasta, coexistiendo con otros hermanos y hermanas, declaró que otro mundo es posible! El primer peregrino que ya está entre nosotros, el Santo Padre, el Papa Francisco, estaba con nosotros en este viaje e indicar formas en estos días. ¡Queridos jóvenes, no tengáis miedo de abrir vuestros corazones a Cristo!
»Maria, con tantos nombres y advocaciones... Aquí, en Brasil, se la invoca bajo el título de Nuestra Señora Aparecida como patrona principal, y también como la Virgen de la Peña, la Virgen de Nazaret, fue y es su compañera y madre de todos los jóvenes. A ella confiamos cada uno de ustedes para que acepten a Cristo se nos presenta, caminar el mundo como discípulos missonários la nueva evangelización, y protagonistas de un mundo nuevo, como centinelas de la mañana al despertar a un nuevo amanecer de esperanza: Cristo ha resucitado y ¡adelante! El Espíritu Santo nos ilumine en nuestras vidas y nos da la luz para que podamos entender nuestra misión de llevar a la gente hacia el Padre
»Hoy comenzamos el viaje, el Cristo Redentor nos dice "Venid, amigos míos!" Durante el viaje, aprender a decir: "Habla, Señor, que tu siervo escucha!" Y cada vez que escuchamos el Señor nos dice: "Ser misioneros." "Id y haced discípulos a las naciones"! Y todo lo que respondemos: "Aquí estamos, Señor, envíame"