En dictaduras comunistas y en países con regímenes islámicos, y a veces también en zonas budistas o hindúes, hay cierta libertad de culto y se permite a los cristianos (u otras religiones) acudir a sus templos y, entre sus cuatro paredes, o dentro de la valla del recinto, realizar sus actos religiosos. A eso, muchos gobiernos dictatoriales le llaman "libertad religiosa", cuando no es más que un cierto aspecto de la libertad de culto.
A veces, esos gobiernos permiten a las comunidades religiosas salir en alguna procesión, publicar algunos libros devocionales... pero no les dejarán transmitir su mensaje completo a la sociedad: de los 2.865 puntos que enseña el Catecismo de la Iglesia, hay muchos que no permitirán que salgan a la calle en una pancarta o folleto.
Cuba no tiene ahora mismo sacerdotes ni obispos encarcelados, como sí los tiene Nicaragua o China, pero eso no quiere decir que su clero (y sus laicos y catequistas) tengan libertad, como advierte el sacerdote Alberto Reyes, sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey.
Como en otras dictaduras comunistas, el régimen cuenta con una "Oficina de Asuntos Religiosos" cuya función es amedrentar a obispos y superiores religiosos para evitar que hagan o digan ciertas cosas incómodas para el Gobierno.
En un artículo publicado este miércoles en su cuenta de Facebook, el sacerdote recordó que la libertad religiosa incluye también la libertad de expresión para las comunidades religiosas, pero, en Cuba, la Oficina de Asuntos Religiosos, “cuando les molesta lo que dice o hace un sacerdote o religioso”, llaman al obispo o al superior de su congregación para “intentar que sean ellos los que ‘metan en cintura’ a ese sacerdote o religioso mientras los realmente interesados quedan con las manos limpias”.
Poder emitir desde radios y televisiones
“Si en mi tierra hubiera libertad religiosa –agregó–, las iglesias tendríamos acceso a los medios de comunicación social, y podríamos ofrecer nuestros programas de radio y televisión, para dar a conocer a través de ellos el Evangelio de Jesucristo, que consideramos el mejor programa de vida que existe”.
Alberto Reyes recordó que en Cuba la Iglesia también tiene prohibido “participar en el sistema educativo e intervenir en la formación de las nuevas generaciones”, por lo que no puede establecer “escuelas propias que permitan a los padres escoger la educación que deseen para sus hijos, según su fe, sus creencias y sus valores”.
“Si en mi tierra hubiera libertad religiosa, las iglesias tendríamos acceso al sistema de salud, pudiendo ofrecer a la población más alternativas de atención sanitaria”, señaló.
(En este sentido, Cuba es peor que muchas dictaduras y emiratos musulmanes, que al menos sí permiten, y hasta agradecen y premian, la existencia de escuelas católicas y de hospitales y dispensarios católicos).
Derecho a manifestar la fe en la calle sin trabas arbitrarias
El P. Alberto Reyes también dijo que en si en Cuba existiese libertad religiosa “no tendríamos que depender de permisos para manifestar públicamente nuestra fe, y podríamos planificar y convocar Misas públicas, procesiones, Vía Crucis en las calles, cabalgatas navideñas… sólo con informar a las autoridades sobre el uso de los espacios públicos”.
Además “se permitiría la construcción de templos en aquellos lugares donde hay comunidades cristianas establecidas que a falta de templo tienen que reunirse en casas particulares”, y se podrían restaurar las iglesias dañadas o destruidas “con un simple trámite de reconstrucción” y no tener que sufrir “un largo proceso de autorizaciones que puede durar años”.
Expresar opiniones distintas a las del Gobierno
“Si en mi tierra hubiera libertad religiosa, se permitiría el registro oficial de nuevas denominaciones cristianas que quieren ejercer su derecho a evangelizar en Cuba” y “no se impediría la participación en celebraciones religiosas a cristianos cuyo pensamiento es diferente al discurso oficial del gobierno”, señaló.
En ese sentido, el sacerdote denunció que en Cuba se acosa continuamente “a laicos, religiosos y sacerdotes que expresan opiniones diferentes a las del gobierno” con “llamadas de atención”.
“Si en mi tierra hubiera libertad religiosa, no se acusaría ni denigraría a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que, movidos por su fe, levantan la voz para, ejerciendo su identidad bautismal de profetas, denunciar las injusticias sociales y que buscan acompañar a aquellos que son víctimas de esas injusticias”.
El P. Alberto Reyes finalizó su artículo indicando que todos esos derechos se podrían ejercer “si en mi tierra hubiera libertad religiosa… pero no la hay”.
El caso del "referéndum gay" sin posible oposición
Cuando se habla de "injusticias sociales" en Cuba, no sólo se trata de temas de libertades sociales y económicas que faltan en un régimen comunista.
En septiembre se organizó un referéndum para legalizar en un mismo paquete el negocio del vientre de alquiler, redefinir el matrimonio para que incluya el "matrimonio" entre personas del mismo sexo y la entrega de niños y bebés a parejas homosexuales.
Evidentemente, la Iglesia católica y otras entidades en contra de estas medidas no pudieron hacer campaña en contra. El régimen dijo que un 66% de los votos aprobó ese código de familia: ninguna entidad independiente pudo confirmarlo ni revisarlo. ¿Qué valor tiene un referéndum en el que no se puede hacer campaña en contra?
Una ponencia del sacerdote Alberto Reyes a inicios de 2022 explicando la situación en Cuba.