La Carta Fraterna publicada este 10 de enero por los obispos venezolanos es contundente respecto a la grave situación del país. Aseguran que es “falsa” y “cínica” la “normalidad” que el régimen trata de comunicar y que en Venezuela se vive en “un régimen totalitario e inhumano”, con represión violencia y torturas, que se caracteriza “por el menosprecio a la dignidad humana”.
Los obispos piden a la comunidad internacional "exigir al actual gobierno venezolano la realización de elecciones libres y confiables” y proveer ayuda para afrontar la emergencia humanitaria.
Emergencia humanitaria moralmente inaceptable
La crisis del país, dicen, “lejos de superarse, se agrava”. “Se trata de una crisis social, económica y política que se ha convertido en una ‘emergencia humanitaria’ moralmente inaceptable, caracterizada por el menosprecio a la dignidad humana, pues viola el derecho fundamental a la vida, a la educación, a la salud, a la integridad y al desarrollo”, escriben.
Los obispos aseguran a los venezolanos que “pueden contar con la Iglesia que continuará apoyando a todos, particularmente a quienes están pasando hambre, desolación, desatención médica, cárcel por motivos políticos, persecución y maltrato de su dignidad”.
Además los obispos recuerdan una vez más que es el pueblo “el auténtico sujeto y protagonista del cambio requerido en Venezuela”, por lo tanto subrayan que esto conlleva “la unión de esfuerzos capaz de romper los intereses particulares de personas y grupos, y el surgimiento de un nuevo liderazgo político y social para guiar y acompañar a todos hacia un futuro de dignificación, en la justicia y en la libertad”.
Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo
Los obispos se refieren, asimismo, a los últimos “acontecimientos de atropello a la Asamblea Nacional”, cuando fue impedida de sesionar en el domingo 5 de enero en que estaban programadas las elecciones, debiendo realizarse las mismas en una sede de emergencia, y a los del martes 7 cuando se trató de impedir la instalación de la Asamblea legítimamente elegida en el Palacio Legislativo.
Así, reafirman lo expresado en su Exhortación del 12 de julio de 2019: “Ante la realidad de un gobierno ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo, una vuelta a la Constitución. Ese cambio exige la salida de quien ejerce el poder de forma ilegítima y la elección en el menor tiempo posible de un nuevo Presidente de la República…”.
Piden a los miembros de la Fuerza Armada “guiarse por la sana conciencia de su deber, sin servir a parcialidades políticas, respetando la dignidad y los derechos de toda la población, como juraron ante Dios y la Patria”. “¡En el nombre de Dios, pónganse del lado verdadero de la Constitución y del Pueblo al que pertenecen y juraron defender!” También se dirigen a los políticos, de ambas facciones, exigiendo “prestar atención a los clamores de la gente, fijarse en sus necesidades y no en los acomodos que aseguran sus privilegios e intereses particulares”. Y destacan el valor y la generosidad de quienes han aceptado “los riesgos del rescate de una verdadera democracia”.
Apoyo a los migrantes, y a los que les ayudan
A los millones de venezolanos que han migrado, los prelados les piden recordar que Venezuela siempre se ha distinguido por ser un país de acogida a migrantes, que fueron recibidos “con sentido fraterno” e incorporados “al quehacer social y cultural del país”. Animan a los migrantes a que se incorporen y se integren a las nuevas culturas, y a que participen en obras de la sociedad y de la Iglesia: “sean siempre embajadores de la herencia recibida de nuestros antepasados, en especial, el espíritu de solidaridad, la alegría y la fraternidad. Dios los proteja. No olviden a los suyos y sientan nuestra proximidad en la oración y las bendiciones”.
A los pueblos de América y del mundo los obispos expresan su gratitud por la acogida dispensada a quienes han emigrado. También lamentan las actuaciones negativas de algunos venezolanos, así como su rechazo en diversos pueblos hermanos, y ruegan a las naciones que los reciben, “prestarles los cuidados y atenciones que les permitan vivir con dignidad, aportando lo que pueden y son capaces de hacer”. “Les pedimos que escuchen el clamor del pueblo venezolano”, escriben.
Hablar de "normalidad" en Venezuela es falso y cínico
Además, denuncian la “falsedad y el cinismo”, de las declaraciones de “normalidad” que “autoridades y medios de comunicación del gobierno proclaman y difunden. Es inaceptable – claman – que un país con inmensas riquezas haya sido empobrecido por la imposición de un sistema ideológico que, lejos de promover el auténtico bienestar, ha vuelto la espalda a sus ciudadanos, por lo que hoy sufrimos el aumento de la desnutrición infantil, la destrucción del aparato productivo y el crecimiento de una especulación agobiante y la corrupción intolerable.
Un régimen totalitario e inhumano
Los obispos siguen denunciando y también explicando que “para quienes hoy están al frente del gobierno, lo que cuenta no es el bien común sino el interés desmedido de riqueza y poder hegemónico”. “Vivimos en un régimen totalitario e inhumano – aseguran – en el que se persigue la disidencia política con tortura, represión violenta y asesinatos”. No dejan de hacer referencia a la presencia de los grupos irregulares que actúan “bajo la mirada complaciente de las autoridades civiles y militares”, ni tampoco a la “explotación irracional de recursos mineros que destruye amplias extensiones del territorio venezolano, el narcotráfico y la trata de personas”.
Reconociendo los esfuerzos realizados desde diversas instancias internacionales para atender la situación de Venezuela, los prelados señalan que el apoyo internacional “debe orientarse a exigir al actual gobierno venezolano la realización de elecciones libres y confiables, además de una ayuda solidaria y humanitaria para solventar la situación de emergencia de la mayoría de los venezolanos”.
Agradecimiento a las iglesias del mundo que acogen
La gratitud de los prelados va también a las Iglesias del mundo que acogen, acompañan y atienden a los migrantes. “Somos conscientes de la complejidad de recibir a tan gran número de personas y estamos seguros de que la herencia de una fe vivida y enriquecida por el trabajo en las parroquias, instituciones eclesiales y movimientos de apostolado de muchos de ellos, contribuirá al bienestar de sus comunidades cristianas”, expresan.
Finalmente, los arzobispos y obispos del Venezuela reiteran su vocación de ser pastores y servidores de todos: “Nos hacemos eco de los clamores de libertad, justicia y sana convivencia que brotan de los corazones de quienes sufrimos en esta hermosa tierra de gracia. Imploramos la maternal protección de María de Coromoto, celestial patrona de nuestra nación que nos pide hacer lo que su hijo Jesucristo nos dice”.
Es posible ayudar a los cristianos en Venezuela a través de esta campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada