Hay formas y formas de celebrar el Día de Difuntos. La moda de Halloween se extiende imparable allí donde nunca existió, entre debates sobre si sus orígenes son cristianos o paganos, o sobre si se trata de una simple broma infantil o bien de una arriesgada familiaridad con el demonio.
Al mismo tiempo, pervive la costumbre de visitar a los familiares muertos en los cementerios, atender las tumbas tal vez por única vez en el año, y rezar por ellos para aliviar su tiempo de purgatorio.
En esta última opción se mueve la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe del barrio Asa Sul, en la archidiócesis brasileña de Brasilia, que ha comenzado una original campaña con vistas al 2 de noviembre. Algo tan sencillo como recoger rosarios no usados para regalarlos a quienes ese día visiten el cementerio del Campo de la Esperanza.
"Queremos conseguir el mayor número de rosarios posible. Todo el mundo tiene en casa algún rosario [terço, en portugués, esto es, tercio] que ya no utiliza, y podrían donarlo", explica a Gaudium Press el coordinador de la campaña, Vinícius Andrade.
Al rosario regalado se la añadirá una pequeña guía sobre su utilización. Y se ofrecerá, a quienes deseen aprender en compañía, el contacto con el grupo Juventud y Familia Misionera, que pasará el día entero en el cementerio para dar las explicaciones oportunas.
¿Evangelizar? No se trata de eso: "En este día, más que evangelizar, queremos rezar, y conversar y consolar a las familias y a quienes acudan al cementerio", dijo Andrade.
Una forma original de dar utilidad a terços que se recibieron en herencia y no se usan, o al exceso de los mismos que puede haber incluso en hogares católicos, y difundir la devoción al Rosario, que según indicó Benedicto XVI, ha de ser, junto al Credo, la oración "estrella" del Año de la Fe.