Colombia ha legalizado este lunes el aborto hasta la semana 24 de embarazo, es decir, hasta los 6 meses de gestación, tras un ajustado fallo de la Corte Constitucional en el que cinco magistrados votaron a favor y cuatro en contra en una sesión extraordinaria.
Aunque el aborto seguía vigente en el Código Penal desde 2006 se permitía bajo tres supuestos, que en la práctica suponen un coladero: violación, malformación del feto o riesgo de salud para la madre. Los tres además, sin límite de tiempo.
Las organizaciones feministas que llevaron el caso a la Corte en 2020 hablan de un “avance histórico para América Latina”. La realidad es que en la semana 24 de gestación ya se da la posibilidad de viabilidad de vivir fuera de la madre. Estos niños que podrán ser abortados a los seis meses de embarazo podrían ya sobrevivir en muchos casos gracias a los avances de la ciencia.
A las 24 semanas de gestación un bebé mide ya aproximadamente 27,5 centímetros y pesa unos 500 gramos. En este momento es ya capaz de oír sonidos fuertes, por lo que ya escucharía a su madre. Además ya tiene un movimiento ocular rápido, abriendo y cerrando los ojos con frecuencia.
Pese a esta realidad, las feministas obvian de manera deliberada a estos bebés y celebran el aborto hasta el sexto mes. En declaraciones a EFE, Mariana Ardila, abogada de Women´s Link afirma: “ya está despenalizado el aborto hasta 24 semanas y es un gran logro para las mujeres; es histórico para Colombia y para América Latina, es un paso y es un avance muy importante para seguir garantizando la vida, la salid, la libertad y el derecho a decidir de las mujeres”.
Las crónicas que llegan desde Colombia hablan de lágrimas de emoción, saltos y gritos ante la legalización que permite matar a bebés que podrían ya sobrevivir fuera de sus madres.
Por su parte, la Iglesia Católica en Colombia lamenta la decisión tomada por la Corte Constitucional. El arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis José Rueda, ha recordado que “la Constitución colombiana dice que la vida es el derecho fundamental de todos los colombianos y de ahí parten los demás derechos que son defendidos en Colombia y en todo el mundo”.
El prelado recalca que el hecho de defender la vida desde la concepción sería un acto coherente para posteriormente pedir "que no se recluten niños, que no haya minas antipersonales, que no haya homicidios, que no haya masacres, que no haya guerra, que no haya violencia. Estamos llamados a respetar coherentemente la vida desde la gestación hasta la muerte natural".
Finalmente, afirmó que la vida "para nosotros los creyentes, fuera de ser un derecho fundamental, es un don de Dios y seguiremos anunciando, defendiendo y promoviendo la vida humana desde la gestación hasta la muerte natural".