Decir Vasco da Gama es decir historia del fútbol brasileño, que es como decir historia del fútbol. Fundado en 1898 en Río de Janeiro como Club de Regatas, en 1915 dio el salto al fútbol de la mano de inmigrantes portugueses, y desde entonces ha ganado una Copa Libertadores y cuatro Ligas nacionales, además de convertirse en un clásico muy querido de los torneos de verano españoles.
Por sus filas han pasado figuras como Romario, Bebeto, Dirceu, Dunga o Djalminha, muchas de las cuales se consagraron en el equipo antes de dar el salto a Europa.
El Vasco da Gama presume de ser "el club de fútbol más católico de Brasil", y por ello tiene una capilla en su interior con una imagen de la Virgen de las Victorias, a la que profesan gran devoción todos sus aficionados.
Pero ahora, según cuenta Antonio Giuliano en La Bussola Quotidiana, el ayuntamiento quiere demoler la zona de la capilla para ampliar el estadio, y la junta directiva del equipo ha dicho que por ahí no pasa. Es su historia la que está en juego.
Todo empezó en 1923, cuando su presidente Antonio Campos, hombre de gran devoción, comenzó a repartir medallas de la Virgen a sus jugadores antes de cada partido. La capilla se ahora quiere derribar se consagró en 1955, pero la devoción no es algo que se quede en su interior: es muy común que entrenador y jugadores hagan sus declaraciones a la prensa en una mesa con una imagen de la Virgen al lado. Y la camiseta blanquinegra lleva bordada una Cruz de Malta.
"Llevo aquí 24 años y no me sorprende la oposición a la demolición de la capilla", afirma Enrico Arrigoni, sacerdote italiano que ejerce su ministerio en Río: el orgullo por la tradición católica se siente mucho en este club".
El capellán del Vasco da Gama, Eneas Berilli, añade que la devoción se hizo nacional con ocasión del campeonato del mundo de Suecia de 1958: hasta allí llevó Pelé a los jugadores brasileños a rezar antes de partir para Europa, y al volver para agradecer el triunfo en la final ante los anfitriones.
En estas condiciones, "el fútbol puede ser una ocasión de evangelización, de dar a conocer la fe católica a las nuevas generaciones", sostiene el padre Berilli: "Es raro encontrar en el mundo del fútbol dirigentes cuya mayor preocupación sea llevar a los jóvenes hacia lo más importante, la fe cristiana".
Pero el caso es que en esa capilla que ahora se quiere demoler, el año próximo habrá, además de sacramentos, catequesis. La directiva, los jugadores y la afición del Vasco da Gama están seguros de que ganarán esta batalla.