Mediante un comunicado inédito, publicado en las más importantes cabeceras periodísticas del país, las Iglesias cristianas de México condenaron “enérgicamente” los hechos violentos acontecidos en la Catedral Metropolitana el domingo 24 de abril, cuando un grupo de personas “sin una mínima noción de los que es el respeto a la libertad religiosa” profanaron el recinto sagrado, gritaron consignas en contra de la vida, de la Iglesia, del celebrante en esos momentos (el cardenal Norberto Rivera Carrera) y destruyeron una imagen de la Virgen de Guadalupe y causaron zozobra entre los asistentes a la Misa mayor de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.
Diecisiete Iglesias cristianas reconocidas en México, junto con la Iglesia católica, representada por el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), monseñor Víctor René Rodríguez, firmaron el comunicado donde condenaron este tipo de hechos que han sucedido ya en más de 20 ocasiones desde 2006 en la propia catedral Metropolitana de la Ciudad de México, sin que hasta la fecha se haya presentado ninguna sanción. De hecho, los responsables de este acontecimiento fueron puestos de inmediato en libertad por “falta de pruebas”.
En el comunicado que las diecisiete iglesias han emitido, explican los acontecimientos que sucedieron y denuncian el caso para que no se vuelva a ocurrir, y que, si en otra circunstancia volviera a pasar, deberían de presentar alguna sanción.
Por eso, denuncian en conjunto que: “la vida espiritual es complemento de la vida material. Por ello, si el Estado busca procurar el bienestar integral de sus gobernados, debe esforzarse por brindar las garantías necesarias para su desarrollo espiritual, sobre todo las condiciones de seguridad y de respeto”.
Bajo este principio, consideran que “no basta que el Estado avale la libertad de culto de sus ciudadanos, sino que debe propiciar y garantizar una verdadera libertad religiosa, la cual aún no vemos plasmada en nuestras leyes. De esto depende la paz y la tranquilidad que merecemos millones de mexicanos.
Los firmantes condenan los acontecimientos violentos que han tenido lugar en México sin que hayan sido sancionados. Por lo tanto, esto provoca que los espacios de culto se encuentren en total estado de indefensión.
Piden una total comunión y solidaridad con la Arquidiócesis de México y su Arzobispo Primado, Cardenal Norberto Rivera Carrera, quien se encontraba presidiendo la Eucaristía de la Resurrección del Señor en esos momentos tan difíciles.
Piden que el Estado establezca los alcances de la libertad de expresión para que no queden impunes aquellas acciones donde existe una intención de ofender las creencias de las personas. Por ello, se comprometen a permanecer unidos para defender los principios básicos de la convivencia, así como los valores religiosos y morales que prevalecen en las doctrinas.
Finalmente expresan que “nos manifestamos respetuosos de las leyes que imperan en nuestro país, pero apelamos a la conciencia de las autoridades para que estas mismas consideren al ser humano en el que la mayoría somos cristianos y buscamos la perfección de nuestra existencia según las leyes de Dios.Pedimos al Padre de los Cielos que nos ilumine y dé Luz a nuestras autoridades para que hagamos de nuestro México un país de justicia, amor y paz, y donde se respete la vida de todo ser humano”.