Desde hace semanas activistas anticlericales han acosado y dañado distintas capillas e iglesias católicas en Nicaragua, y se sospecha que pueden ser militantes favorables al régimen de Daniel Ortega que ven a la Iglesia como una fuerza que "habla demasiado" frente a los abusos y desmanes del régimen. Como mínimo, se advierte voluntad de humillar y amedrentar.
Pero los ataques han cobrado un nuevo nivel este viernes 31 de julio a las 11 de la mañana (hora local) cuando alguien entró a la Capilla de la Sangre de Cristo, siempre abierta en la catedral de Managua, y arrojó un artefacto incendiario que quemó la capilla produciendo un incendio que destruyó la capilla y su venerado Cristo de 300 años.
El arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, evaluó los daños y ante la prensa lo declaró un "acto terrorista".
En sus declaraciones, el purpurado señaló que ante este acto “de sacrilegio y profanación totalmente condenable”, es necesario permanecer en constante oración para derrotar las "fuerzas malignas".
Recordó que previamente se han dado otros ataques a iglesias que reflejan el odio hacia la Iglesia Católica y su obra de evangelización. Es su convicción de que se trató de un acto "terrorista" con el que se busca amedrentar a la Iglesia, dijo.
El cardenal exige una investigación en profundidad para descubrir a "los autores intelectuales y materiales de este acto macabro y sacrílego”, que "ofende y hiere los sentimientos de todos nosotros".
Recordó que el Cristo destruido lleva más de 300 años siendo venerado en la diócesis y que “es una de las más amadas y veneradas por los fieles nicaragüenses, expresó. Se considera que la imagen, de escuela barroca guatemalteca, fue tallada en 1638. San Juan Pablo II oró ante ella en 1996.
Según testigos presenciales, el agresor estuvo durante 20 minutos dando vueltas por los alrededores de la capilla, después arrojó el artefacto incendiario y supo por donde huir, detalló Brenes.
El cardenal Brenes pide una investigación en profundidad para descubrir a los autores "materiales e intelectuales" de la "macabra profanación"
No había velas, no fue fortuito
Frente a quienes dicen desde fuente pro-gubernamentales que pudo ser un incendio fortuito con velas, el cardenal lo negó tajantemente.
“Quiero dejar muy claro, porque puede haber especulaciones, de decir que fue producto de una candela o de una veladora. ¡Quiero decir que no había veladoras allí!”. La capilla donde está custodiada la imagen, por ser esta antigua, no puede tener velas a su alrededor, insistió, ninguna imagen antigua tiene velas cerca. En el caso de la Capilla de la Sangre de Cristo, tiene una “habitación contigua donde se colocan las candelas y veladoras, tampoco tenemos cortinas".
Es decir, insistió el cardenal, el incendio no pudo ser por accidente.
Otros ataques previos a iglesias
El cardenal recordó que el miércoles fue atacada la capilla del Perpetuo Socorro, en la comunidad de los Brenes (Chinandega), y “hace unos meses, en una capilla que queda en Los Brasiles dos veces ya ha sido profanada. Después del 16 de julio, en la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, atacaron la capillita de la Virgen del Carmen..."
"Quisiera denunciar e invitar a nuestros fieles y sacerdotes a estar muy atentos con sus capillas”, advirtió el cardenal.
Pidió especialmente que se vigilen bien las capillas “con la presencia del Santísimo Sacramento que es lo más grande y hermoso que tenemos, sería un sacrilegio, y la persona que comete actos de profanación, puede ser sometida a penas canónicas”.
Profanaciones previas con saña y odio: hostias pisoteadas
El miércoles fue profanada la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de la comunidad de los Brenes, de Nindiri. El párroco Jesús Silva y la feligresía denuncian y condenan los actos con que fue profanada la capilla. “Dicho acto fue realizado con saña y odio pues no sólo robaron la custodia y el copón, sino que quebraron imágenes, ultrajaron el sagrario, pisotearon las hostias, quebraron bancas, ocasionaron daños a muebles, puertas y tubería” y otros ultrajes, escribió el párroco.
El sábado 25 de julio, se registró un acto vandálico en la capilla de la parroquia de Nuestro Señor de Veracruz, en Masaya. Fue profanada por personas desconocidas que robaron micrófonos, cables, amplificadores y huchas del templo. El párroco de la capilla, el presbítero Pablo Villafranca, expresó la impotencia, el dolor y la frustración ante este acto de profanación, ingresaron a la capilla tiraron las hostias y dañaron las imágenes de la Iglesia.
El obispo Silvio Baéz desde su cuenta de Twitter, expresó que lo “ocurrido ha sido una herida dolorosa al corazón del pueblo católico nicaragüense. Llamé también a las religiosas y sacerdotes de la Catedral de Managua. Hemos llorado juntos a causa del incendio que ha ocurrido en la capilla de la venerada imagen de la Sangre de Cristo. ¡Mi cercanía y mi oración con el pueblo de Nicaragua en este doloroso momento!"