El rechazo frontal al aborto centró la propaganda electoral de los dos candidatos a la Presidencia de Brasil, que comenzó a ser emitida en radio y televisión, en un intento de capturar el voto de los ceryentes en la segunda vuelta del próximo día 31.
Tanto la oficialista Dilma Rousseff como el opositor José Serra profirieron alegatos "a favor de la vida" y en contra del aborto, una cuestión polémica que se coló en la campaña en los días previos a la primera cita con las urnas, realizada el pasado domingo.
La candidata del Partido de los Trabajadores (PT), que obtuvo el 46,91% de los votos, se dijo víctima de "una de las campañas más calumniosas" que se han visto en Brasil, en alusión a los rumores vertidos en la prensa que la señalaban como partidaria de legalizar el aborto.
"Una corriente del mal ha diseminado mentiras contra Dilma", aseveró una locutora en el primer anuncio televisado del PT, que, al igual que la oposición, dispondrá de dos espacios de diez minutos diarios en horario de máxima audiencia en todas las cadenas abiertas, hasta dos días antes de los comicios.
A diferencia de la campaña previa al primer turno, en la que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva tuvo una intensa presencia, el mandatario apareció apenas una vez en el anuncio oficialista para apoyar a su candidata en esta cuestión espinosa, que comparó con los ataques que él sufrió en la campaña de 2002, cuando fue elegido por primera vez.
"Varias personas salieron del submundo de la política para decir que si me elegían yo iba a cerrar iglesias y a cambiar el color de la bandera. ¿Y qué pasó?, más libertad religiosa, más respeto a la vida, más comida en la mesa y mejor salario. Eso es lo que Dilma va a continuar haciendo", dijo Lula.
Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que recibió el 32,61% de los votos, también se refirió directamente a la interrupción del embarazo al recalcar que él "siempre" condenó esa práctica e indicó que, en la segunda vuelta, los electores podrán "comparar" y ver "quien defiende la vida".
Varios analistas políticos sostuvieron que la cuestión del aborto pudo restar apoyos a Rousseff, a quien las encuestas auguraban un triunfo en la primera vuelta, y favorecer en el último momento a la candidata del Partido Verde (PV), Marina Silva, una reconocida fiel evangélica.
En Brasil, el aborto está prohibido excepto en caso de violación o de riesgo para la vida de la madre.
Además de tocar la cuestión religiosa, los candidatos buscaron reclamar los 19,6 millones de votos que acaparó la formación ecologista.
Rousseff sumó los votos de la formación encabezada por Marina Silva a los suyos para argumentar que "cerca de 67 millones quieren una mujer en la Presidencia", mientras que el PSDB mostró los elogios que Serra lanzó a la aspirante ecologista en su discurso de la noche electoral del pasado domingo.
La candidata del PT hizo hincapié en el apoyo político que ganaron los partidos de la coalición gubernamental en las urnas, que les concedió las mayorías en la Cámara de los Diputados, en el Senado y ganaron en número de votos en 18 de las 27 regiones del país.
El socialdemócrata le cedió la palabra a los seis gobernadores opositores que triunfaron en las urnas y desgranó su larga carrera política que "nunca" fue manchada por escándalos.
Para ilustrar la diferencia de currículo, el PSDB cerró su anuncio mostrando unas "matrioskas" o muñecas rusas con las figuras de los dos candidatos.
A cada cargo que ha ejercido Serra (alcalde y gobernador de Sao Paulo, dos veces ministro), se colocaba una figura mayor a su muñeco, que en la imagen final del anuncio se comparaba a la "matrioska" de Rousseff, totalmente vacía, para poner de manifiesto su supuesta falta de experiencia.
A pesar de carecer de experiencia electoral, Rousseff ha dirigido dos ministerios en el gabinete de Lula y también ha ejercido cargos de responsabilidad en la gobernación del estado de Río Grande do Sul (sur).