Peregrinan 44 días sobre mulas, con misa diaria, sol y lluvias, en honor a Brochero, el cura gaucho
Un grupo de 16 peregrinos recorre Argentina a lomos de mula, en una ruta de 44 días en homenaje a José Gabriel Brochero, "el cura gaucho", que será canonizado en octubre.
Es la Peregrinación Misionera Brocheriana y es exigente, con jornadas de 10 horas cabalgando, en una ruta que une más de 30 pueblos entre Santiago del Estero y la región de Misiones.
La peregrinación nació hace unos años para orar por la beatificación del sacerdote argentino, que también recorría el país con su mula en el siglo XIX. Su parroquia tenía 4.300 kilómetros cuadrados y estaba atravesada por montañas de 2.000 metros de altura.
José Oscar Sosa, uno de los peregrinos, comenta en Diario de Cuyo: "Esta peregrinación es hermosa pero también sacrificada. Son muchos días fuera de casa, con jornadas lindas y otras con frío y lluvia. Afortunadamente, en todos lados nos reciben con los brazos abiertos y siento que hay un gran cariño por Brochero".
Este año la peregrinación empezó el 18 de junio desde el poblado de Villa Sílipica, Santiago del Estero, donde nació otra gran evangelizadora argentina: Mama Antula, una laica consagrada colaboradora de los jesuitas en el siglo XVIII, que será beatificada el 27 de agosto.
La Peregrinación Misionera Brocheriana pasa por Chaco, Formosa y Corrientes y terminará en San Ignacio, Misiones, pues allí están las ruinas jesuitas de San Ignacio Miní, donde los sacerdotes organizaron a indígenas guaraníes.
En muchos pueblos reciben a los peregrinos y sus mulas con gran hospitalidad. 'Nos han estado esperando con platos de sopa caliente, sopaipillas y hasta pan con picadillo porque era lo único que tenían para ofrecer. Eso es impagable', apuntó Sosa.
Les acompaña un sacerdote, Jorge Rearte, que celebra misa en cada lugar al que llegan, siempre con la imagen de Brochero en el altar, y difunde también el Evangelio.
En Chaco los peregrinos y sus monturas fueron golpeados por un temporal de lluvia y frío que los obligó a buscar refugio. Cruzar los ríos también requirió de la experiencia de los peregrinos, especialmente el Bermejo, en Formosa, que pasaron a duras penas.
José Oscar Sosa lleva dos mulas, Pascual y Marisol, que va rotando para hacerlos descansar. Desde siempre, la gran ventaja de estos animales ha sido su resistencia. Pero para los hombre, la fortaleza les viene de su fe.
Es la Peregrinación Misionera Brocheriana y es exigente, con jornadas de 10 horas cabalgando, en una ruta que une más de 30 pueblos entre Santiago del Estero y la región de Misiones.
La peregrinación nació hace unos años para orar por la beatificación del sacerdote argentino, que también recorría el país con su mula en el siglo XIX. Su parroquia tenía 4.300 kilómetros cuadrados y estaba atravesada por montañas de 2.000 metros de altura.
José Oscar Sosa, uno de los peregrinos, comenta en Diario de Cuyo: "Esta peregrinación es hermosa pero también sacrificada. Son muchos días fuera de casa, con jornadas lindas y otras con frío y lluvia. Afortunadamente, en todos lados nos reciben con los brazos abiertos y siento que hay un gran cariño por Brochero".
Este año la peregrinación empezó el 18 de junio desde el poblado de Villa Sílipica, Santiago del Estero, donde nació otra gran evangelizadora argentina: Mama Antula, una laica consagrada colaboradora de los jesuitas en el siglo XVIII, que será beatificada el 27 de agosto.
La Peregrinación Misionera Brocheriana pasa por Chaco, Formosa y Corrientes y terminará en San Ignacio, Misiones, pues allí están las ruinas jesuitas de San Ignacio Miní, donde los sacerdotes organizaron a indígenas guaraníes.
En muchos pueblos reciben a los peregrinos y sus mulas con gran hospitalidad. 'Nos han estado esperando con platos de sopa caliente, sopaipillas y hasta pan con picadillo porque era lo único que tenían para ofrecer. Eso es impagable', apuntó Sosa.
Les acompaña un sacerdote, Jorge Rearte, que celebra misa en cada lugar al que llegan, siempre con la imagen de Brochero en el altar, y difunde también el Evangelio.
En Chaco los peregrinos y sus monturas fueron golpeados por un temporal de lluvia y frío que los obligó a buscar refugio. Cruzar los ríos también requirió de la experiencia de los peregrinos, especialmente el Bermejo, en Formosa, que pasaron a duras penas.
José Oscar Sosa lleva dos mulas, Pascual y Marisol, que va rotando para hacerlos descansar. Desde siempre, la gran ventaja de estos animales ha sido su resistencia. Pero para los hombre, la fortaleza les viene de su fe.
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