Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Indígenas mexicanos -hay 11 millones en el país- preparan la casulla que Francisco usará en Chiapas

Aica / Notimex

Las mujeres de la cooperativa Jluchiyej Nichimetic preparan en Chiapas los ornamentos que el Papa usará allí en misa
Las mujeres de la cooperativa Jluchiyej Nichimetic preparan en Chiapas los ornamentos que el Papa usará allí en misa
Unas 90 mil personas, en su mayoría indígenas, participarán de la misa que el papa Francisco celebrará en San Cristóbal de las Casas, el próximo 15 de febrero, en el marco de su visita pastoral a México, así lo señaló monseñor Eugenio Lira Rugarcía, coordinador general del viaje apostólico del Papa a México.

En la celebración eucarística, el Santo Padre usará una casulla confeccionada por artesanas indígenas. Las lecturas de la Misa, explicó monseñor Rugarcía, serán proclamadas en cho´ol, tzotzil y tzeltal por los mismos indígenas, y los cantos serán en castellano, tzeltal, tzotzil, y mixe de Oaxaca.

Un grupo de familias tojolabales y zoques entregarán las ofrendas del pan y vino; mientras que otra familia mestiza le dará el dinero recolectado para construir dos albergues para migrantes en Frontera Comalapa y Salto de Agua, donde pasan miles de migrantes.

Después de la misa el Santo Padre se trasladará a la Curia Episcopal, donde almorzará en compañía de dos obispos locales y ocho indígenas.

Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, detalló que las personas que acompañarán al Pontífice en el almuerzo fueron seleccionadas después de una consulta a la comunidad diocesana.

Ellos son: el sacerdote Sebastián López López, el seminarista Teófilo Pérez Ruiz, y la joven Victoria Ruiz González, todos indígenas tzotziles. También la hermana Aída Pérez Jiménez y los catequistas Carlos Aguilar y Dominga Sántiz, de la etnia tzeltal, así como el diácono permanente Miguel Montejo y su esposa María Trujillo Sánchez, integrantes de la comunidad ch’ol.

El obispo de San Cristóbal señaló que el Papa no viene solamente a estar con los indígenas, sino con toda la comunidad eclesial, indígenas y mestizos, dando prioridad a los indígenas, quienes muchas veces fueron postergados.

“El Santo Padre, dijo monseñor Arizmendi, no viene a enfrentar a los grupos sociales, sino a tender puentes, a ayudarnos a derribar muros que separan, a animar la integración humana y cristiana de pobres y ricos, de indígenas y mestizos, de quienes viven su fe en forma más tradicional y quienes la asumen con su dimensión social imprescindible”.

Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en México existen 62 pueblos originarios con una población de más de 11 millones de personas.

Artesanas indígenas felices y orgullosas de su trabajo
“Siento mucha alegría en mi corazón", expresa Florinda Pérez Gutiérrez, indígena tzeltal, quien junto con cinco compañeras invirtió cerca de 17 días para bordar los atuendos litúrgicos que usará el papa Francisco durante la Eucaristía en San Cristóbal de Las Casas, el próximo 15 de febrero.

Doña Florinda Pérez no habla español, es apoyada por sus compañeras quienes traducen sus emotivas palabras que explican que los bordados representan el 13, un número sagrado en el mundo indígena, y forman un rombo grande con una cruz maya en el centro.

Doña Florinda forma parte de una cooperativa de mujeres indígenas denominada Jluchiyej Nichimetic (sembradoras de flores, en tzeltal), compuesta por más de 250 personas de 13 comunidades chiapanecas, quienes ganaron premios nacionales por sus maravillosos bordados e incluso exportan y recibieron invitaciones a mostrar sus productos fuera del país.

"Yo le pediría al papa Francisco que nos ayudara a comercializar nuestro trabajo, aquí somos muy pobres", expresa Florinda Pérez, y señala que ella estaba enferma, pero cuando le dijeron que sería la encargada de elaborar los bordados, se alivió de sólo pensar en el trabajo.

Doña Sebastiana, una de las fundadoras de la cooperativa de 74 años de edad, recuerda que fueron las Hermanas del Divino Pastor, quienes les enseñaron y organizaron para tener este trabajo.

Orgullosas las mujeres porque su taller fue el elegido para elaborar los bordados que componen la casulla papal, manifiestan que todas pusieron su amor y alegría para realizar este trabajo para el Papa, "ya que nunca habían tenido tan cerca al representante de Dios".
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