Millones de personas festejan a la Guadalupana y el Papa dice que «América es una tierra generosa»
Millones de personas de toda América se preparan para celebrar hoy, jueves 12 de diciembre, la fiesta de su patrona: Nuestra Señora de Guadalupe. Tal día como hoy de 1531 la Virgen se apareció por cuarta y última vez al pastor San Juan Diego en el cerro de Tepeyac (México). Millones de feligreses acudirán, como cada año, hacia la Basílica de Guadalupe, en el norte de la Ciudad de México.
Estas fueron las palabras del Papa Francisco invitando a celebrar esta fiesta:
Estas fueron las palabras del Papa Francisco invitando a celebrar esta fiesta:
«Mañana es la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de toda América. Con esta ocasión, deseo saludar a los hermanos y hermanas de ese Continente, y lo hago pensando en la Virgen de Tepeyac.
Rostro de mujer mestiza
Cuando se apareció a san Juan Diego, su rostro era el de una mujer mestiza y sus vestidos estaban llenos de símbolos de la cultura indígena. Siguiendo el ejemplo de Jesús, María se hace cercana a sus hijos, acompaña como madre solícita su camino, comparte las alegrías y las esperanzas, los sufrimientos y las angustias del Pueblo de Dios, del que están llamados a forman parte todos los pueblos de la tierra.
La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después.
América es una tierra generosa
Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pueblos y a los pobres y marginados de todas las épocas. América es una tierra generosa.
Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia. Animo a todos los habitantes del Continente americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y con ternura.
Pido por todos ustedes, queridos hermanos y hermanas de toda América, y también ustedes recen por mí. Que la alegría del Evangelio esté siempre en sus corazones. El Señor los bendiga y la Virgen los acompañe».
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