María de Jesús Aranda, de Honduras, durante casi 3 años
Ocho horas al día bordando un manto a la Virgen y orando: «Ha dado muchas bendiciones a mi familia»
Con más de 90 colores de madeja, medio millón de puntadas, y con su aguja en mano, doña María de Jesús Aranda, logra el sueño de bordar a la madre de América Latina, representada en la imagen de la Virgen de Guadalupe.
“Los padres de la parroquia El Salvador del Mundo [en Comayagüela, zona metropolitana de Tegucigalpa, Honduras], a la cual pertenezco, son mexicanos, tienen la Virgen de Guadalupe, pero no es de ellos, por eso decidí bordarla con el mismo tamaño para luego donarla a la Iglesia”, explica.
Casi 3 años, de 8 a 10 horas diarias
Un tres de enero del 2011 comenzó a bordar la imagen, dedicando entre 8 y 10 horas diarias, a pesar de algunas dificultades que se presentaron durante ese proceso, lo importante es que estuvo acompañada de la oración.
Mientras bordaba, rezaba el rosario. Ella dice que la Virgen se manifestó de varias formas, después de un largo tiempo llegó el 14 de octubre de este año, cuando pudo ver terminada su obra.
“Un día llegó a mi casa el padre Jesús Ramírez para ver como iba la obra y me dijo que esta se vería linda en la sala, pero yo le dije que no, porque ya la había ofrecido a la parroquia".
"Recuerdo que miró el cuadro aun no terminado y me dijo, fíjate que creo que te va a hacer falta tela. Yo le dije: no es posible, si compre mas de lo normal. Aquello dejó una espinita en mí y me puse a contar los puntitos que faltaban y en efecto me iba a salir añadida de la frente. Decidí cortar la tela para añadir de la parte de abajo. Cuando seguí bordando miré que las puntadas se veían muy grandes. Volví a comprar la tela y la empecé a bordar de nuevo. Creo que guarda algún misterio”.
Un trabajo bordado con 90 colores
Se sacó una fotografía de la imagen original que esta en México, luego se hizo el proceso de cuadricula para empezar a bordar.
“Este trabajo lleva 90 colores, los rayos son de color bronce, a medida en que iba bordando me di cuenta que aparecían flores, algo curioso es que aparecían escarchas de color bronce. Yo le preguntaba a las personas el porque, sin obtener respuesta. Creo que salían de la madeja porque salían en diferentes lugares del cuadro".
"De las obras que he hecho este es la más grande y estoy agradecida con Dios por haber logrado mi sueño”, afirma María de Jesús.
“Los padres de la parroquia El Salvador del Mundo [en Comayagüela, zona metropolitana de Tegucigalpa, Honduras], a la cual pertenezco, son mexicanos, tienen la Virgen de Guadalupe, pero no es de ellos, por eso decidí bordarla con el mismo tamaño para luego donarla a la Iglesia”, explica.
Casi 3 años, de 8 a 10 horas diarias
Un tres de enero del 2011 comenzó a bordar la imagen, dedicando entre 8 y 10 horas diarias, a pesar de algunas dificultades que se presentaron durante ese proceso, lo importante es que estuvo acompañada de la oración.
Mientras bordaba, rezaba el rosario. Ella dice que la Virgen se manifestó de varias formas, después de un largo tiempo llegó el 14 de octubre de este año, cuando pudo ver terminada su obra.
“Un día llegó a mi casa el padre Jesús Ramírez para ver como iba la obra y me dijo que esta se vería linda en la sala, pero yo le dije que no, porque ya la había ofrecido a la parroquia".
"Recuerdo que miró el cuadro aun no terminado y me dijo, fíjate que creo que te va a hacer falta tela. Yo le dije: no es posible, si compre mas de lo normal. Aquello dejó una espinita en mí y me puse a contar los puntitos que faltaban y en efecto me iba a salir añadida de la frente. Decidí cortar la tela para añadir de la parte de abajo. Cuando seguí bordando miré que las puntadas se veían muy grandes. Volví a comprar la tela y la empecé a bordar de nuevo. Creo que guarda algún misterio”.
Un trabajo bordado con 90 colores
Se sacó una fotografía de la imagen original que esta en México, luego se hizo el proceso de cuadricula para empezar a bordar.
“Este trabajo lleva 90 colores, los rayos son de color bronce, a medida en que iba bordando me di cuenta que aparecían flores, algo curioso es que aparecían escarchas de color bronce. Yo le preguntaba a las personas el porque, sin obtener respuesta. Creo que salían de la madeja porque salían en diferentes lugares del cuadro".
"De las obras que he hecho este es la más grande y estoy agradecida con Dios por haber logrado mi sueño”, afirma María de Jesús.
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