Monseñor José Luis Azcona, obispo de Marajó
Un obispo español es amenazado de muerte en Brasil por denunciar las mafias sexuales
El obispo español de Marajó (Brasil), monseñor José Luis Azcona, está amenazado de muerte por denunciar a las mafias de tráfico y explotación sexual de mujeres y niños en las que están implicados, según denunció el prelado, "políticos, empresarios y policías". Nacido en Pamplona hace casi 69 años y perteneciente a la orden de los Agustinos-Recoletos, Azcona incluso acudió a una comisión de investigación en el Parlamento sobre la explotación de menores en el estado de Pará, donde confirmó sus denuncias. "Recogen a niñas del colegio y se las llevan para explotarlas sexualmente, sobre todo en la Guayana Francesa y en España", narra.
(Ep/La Razón/ReL) En entrevista telefónica con Europa Press, dice llevar las amenazas "con paz" y que nunca pensó "encontrarse así". "Gracias a Dios, nada angustia ni de ansiedad", expone. Además, reconoce que ha rechazado el escolta ofrecido por el Gobierno porque, además de él, hay otros dos obispos --un austríaco y un italiano-- y cerca de 200 sacerdotes amenazados, al margen de que "no se fía". El prelado navarro, que lleva 24 años en la misión de Marajó situada en el delta del Amazonas, reconoce tras ser amenazado --recibe cartas, llamadas y su nombre se ha publicado en la prensa-- que no quiere salir del país e incluso confiesa que le gustaría morir allí. En todo caso, acusa a la comunidad política y policía brasileñas de no tomar "las medidas necesarias". "En Marajó fue descubierto un policía que traficaba con seres humanos enviando a la Guayana Francesa 178 mujeres, muchas de ellas menores, para prostituirse", afirma. La única organización que se ha manifestado al respecto es la Conferencia Episcopal Brasileña, que mostró, en una nota, su total apoyo a los que han sufrido amenazas de muerte. "Cualquier agresión a ellos atenta contra todos nosotros, sus hermanos en el ministerio episcopal, y al pueblo al que sirven con celo desmedido y coraje", afirmaron los obispos. "En Cristo somos uno solo con ellos y con las personas alas que defienden: los pueblos indígenas, las mujeres, los niños y adolescentes que instrumentaliza el tráfico de seres humanos, que vende la explotación sexual y matan las drogas. Apoyamos también su empeño en la defensa del medio ambiente que devastan las ganancias con consecuencias nefastas para la vida humana", manifestaron.
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