Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Fernando Poyatos lo vivió 40 años en EEUU y lo explica en su libro «Quédate con nosotros, Señor»

Un experto advierte de la importancia ecuménica de vivir la misa y ser testigos de la Presencia Real

No se trata sólo de rezar: también la comunicación no verbal es importante a la hora de transmitir la fe que se vive.
No se trata sólo de rezar: también la comunicación no verbal es importante a la hora de transmitir la fe que se vive.

ReL

En la Semana por la Unidad de los Cristianos, que este año se celebra entre el 18 y el 25 de enero, no se trata de esconder la propia fe, sino todo lo contrario. Y menos respecto al centro de la vida cristiana, la Santa Misa: "No olvidemos que en estos tiempos de espíritu ecuménico tenemos la responsabilidad de ser testigos elocuentes, verbal y no verbalmente, ante nuestros hermanos no católicos, de nuestra creencia en la presencia real de Jesús en la sagrada Eucaristía, así como ante quienes nos ven cuando acuden a la iglesia solo para ciertas celebraciones. Jesús nos pide que seamos sus testigos".

Así lo afirma Fernando Poyatos, quien como simple fiel y como agente de pastoral acumula una experiencia de cuatro décadas viviendo y evangelizando en sociedades cristianas pluriconfesionales como son Estados Unidos y Canadá. "Un pastor luterano, durante una hora santa con sacerdotes católicos en Estados Unidos, exclamó de pronto: ´¡Señor mío y Dios mío!´. Y una hermana pentecostal canadiense me dijo una vez con todo su corazón: ´¡Si yo pudiera creer que ahí está Jesús en cuerpo y sangre, iría hasta ese sagrario de rodillas!´".


Fernando Poyatos, autor de "Quédate con nosotros, Señor".

Poyatos, autor bien conocido para los lectores de ReL, acaba de publicar un libro consagrado precisamente a dar a conocer la teología y la práctica de la misa no sólo a los católicos (que muchas veces las desconocen) sino también a los no católicos: "Quédate con nosotros, Señor". Para una experiencia plena de la Santa Misa (Ediciones de Buena Tinta).



Precisamente uno de los capítulos más originales de esta obra es el consagrado a la Misa como testimonio ecuménico.

Consciente de que esa misa, hoy por hoy, es una barrera infranqueable para las confesiones cristianas no católicas, Poyatos recuerda el deseo de Juan Pablo II en su encíclica Ut unum sint (1995): "Tenemos el ardiente deseo de celebrar juntos la única Eucaristía del Señor, y este deseo es ya una alabanza común, una misma imploración". Por tanto, añade el autor de "Quédate con nosotros, Señor", "quienes verdaderamente apreciemos el tesoro que Jesús nos legó a todos, debemos desear compartirlo con esos hermanos e interceder por ese día en que todos los cristianos puedan celebrarla juntos".

Que los gestos confirmen las convicciones
Poyatos incide mucho en la comunicación no verbal como vía para transmitir a los no católicos nuestra fe respecto a lo que sucede en la celebración de la misa: "Es necesario que nuestro propio conocimiento y actitud teológicos hacia el misterio eucarístico se reflejen en nuestro comportamiento durante toda la celebración eucarística y seamos ejemplo para nuestros hermanos no católicos, tanto cuando nos acompañen en nuestras iglesias como cuando puedan observarnos desde fuera, y nuestra actitud, en palabras y hechos, hacia nuestras celebraciones y nuestra fidelidad a ellas. Solo así podremos estrechar los vínculos ecuménicos de mutuo reconocimiento y conocimiento que nos acerquen unidos a la Eucaristía", insiste.


Dentro o fuera de la misa, si queremos transmitir a los no católicos nuestra fe en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, las actitudes deben acompañar a las palabras.

"Quédate con nosotros, Señor" propone vivir la liturgia intensamente y aporta las razones para hacerlo y los medios para ello. ¿Por qué esto es aún más importante en perspectiva ecuménica?: "Este espíritu de unión", responde Poyatos, "aumentará si nosotros participamos en nuestras propias asambleas litúrgicas conscientes en todo momento de su profundo significado para así experimentar cada celebración eucarística, cada Misa, como una verdadera fuente de vida".

Y es ahí donde los católicos tenemos mucho que aprender de algunas congregaciones protestantes: "Confieso que, además de la actitud más bien pasiva de la mayoría de quienes asistimos a la Santa Misa, y de quienes simplemente creen poder prescindir de ella sin consecuencia alguna, han sido precisamente mis frecuentes contactos con hermanos de las distintas confesiones cristianas lo que me ha impulsado a escribir estas páginas para mostrarles a ambos el gran tesoro de dos mil años que es nuestra Eucaristía y la incalculable riqueza espiritual que encierra la liturgia de la Santa Misa".

Pone un ejemplo: los tímidos "¡Aleluya!" de las celebraciones católicas por comparación con los jubilosos "¡Aleluya!" de algunas asambleas evangélicas. "Uno de mis principales objetivos", añade, "es despertar la clase de convicción que llegue a inspirar una liturgia tan viva como tantísimos hermanos cristianos saben hacer sus celebraciones en sus propias Iglesias, algunas con una liturgia mínima o no tan desarrollada como la católica. Lo cual no depende solo de nosotros los fieles, sino, en primer lugar, de nuestros sacerdotes".

Convertirse para convertir
La idea clave para ello es "armonía celebrativa" de todos quienes participan en la celebración: "Se trata de algo sensible, que se oye y se ve, es decir, verbal y no verbal".

Y ¿qué es necesario para poder ser un testimonio vivo así?.  "Quienes comparten la celebración eucarística solo pueden actuar con auténtica convicción", contesta, "cuando se encuentran realmente avanzando en el camino de su propia conversión, de estar cambiando su religión en relación y de haber aceptado a Cristo como Señor y centro de sus vidas en virtud de haber alcanzado una relación íntima y personal con Él".

 FICHA TÉCNICA  COMPRA ONLINE
Título: "Quédate con nosotros, Señor" Ocio Hispano
Autor: Fernando Poyatos  
Editorial: De Buena Tinta  
Páginas: 258 páginas  
Precio 16,00 €  

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