Lunes, 23 de diciembre de 2024

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Termómetro de persecución religiosa del 3 de noviembre de 2012

por En cuerpo y alma

   
 

          Entramos hoy en el termómetro correspondiente a la quincena entre el 20 de octubre y el 3 de noviembre.
 
            Y bien, empezando por España, piquetes de los sindicatos anarquistas CNT y CGT han asaltado este miércoles varias tiendas de Barcelona. Junto a un establecimiento de Apple y otro de la FNAC, ha sido atacado también uno Zara. Se da la circunstancia de que esta misma semana se ha hecho público que el dueño de Zara, Amancio Ortega, hacía donación a Cáritas de 20 millones de euros, casi 3.300 millones de pesetas, una donación que ha producido en algunos círculos autodenominadamente intelectuales de la izquierda -en la izquierda la condición de “intelectual” se obtiene con muy poquito- las críticas más acerbas. La escritora Lucía Etxebarria después de realizar una serie de acusaciones tan zafias como indemostradas, critica que “la donación no viene directamente de las cuentas de don Amancio, sino de una fundación”, “que supone una publicidad enorme para Inditex” y que “estas donaciones desgravan impuestos”.
  
Amancio Ortega

           Con tantas ventajas, lo que no me explico es a qué espera Etxebarria para realizar ella misma alguna donación. Las declaraciones de esta señora son de una gran miseria humana e intelectual, y hablan más de ella misma que de la persona a la que van dirigidas. Pretender que alguien pueda ser tan imbécil de donar 3.000 millones para desgravar 750 es la clase de argumento que descalifica a cualquiera para seguir escribiendo. Tristemente, sin embargo, es también la clase de argumento que muchos están deseando “comprar” para poder atacar el gesto de Amancio Ortega. Lo que les molesta es que no se lo haya dado a CCOO, por ejemplo.
  
 

           Sin salir de España, días después de los incidentes ocurridos en el marco de la huelga de enseñanza convocada el pasado 18 de octubre, donde unos vandalitos de entre 15 y 17 años que supuestamente reclamaban su derecho a ser educados, entraban en el colegio salesiano “María Auxiliadora” a los gritos de “¡dónde están los curas que los vamos a quemar!”, el delegado del Gobierno en Extremadura, Germán López Iglesias, informaba de la detención de cuatro personas, tres de ellas adultos con una edad muy superadita para poder ser considerados estudiantes. Sin privarse de reconocer que uno de ellos, Rafael González, era militante de la coalición Izquierda Unida, el diputado de la misma, Gaspar Llamazares, ha definido las detenciones como “otra barbaridad de este Ministerio del Interior de Legionarios de Cristo”. Lo que tienen que hacer algunos para divertir a su público.
 
            En Argentina, el pasado jueves 1 de noviembre los católicos argentinos se movilizaban para defender la catedral de la capital en la Plaza de Mayo de los manifestantes pro aborto que acuden a ella con regularidad y que aprovechan la oportunidad para atacarla tanto verbal como físicamente en un clima de impunidad creciente. Incidentes similares están ocurriendo por todo el país, desde Posadas, como veíamos la quincena pasada, hasta La Plata y muchos otros lugares del país.
 
 

           En Nigeria, al menos ocho personas murieron y más de cien resultaron heridas en un ataque suicida realizado con un jeep cargado de explosivos que se abalanzó contra la iglesia de Santa Rita, en la ciudad de Kaduna, mientras se celebraba la misa dominical. Todo indica que detrás del atentado se halla el grupo terrorista islamista Boko Haram. Tras el atentado, grupos de jóvenes cristianos tomaron las calles de la ciudad, llevando a cabo represalias contra musulmanes que se cobraron dos vidas más. Por más que muchos se empeñen en negarlo y que otros muchos trabajen denodadamente para que las cosas no pasen a mayores, el clima en algunas zonas nigerianas cada vez asemeja más a una guerra civil por motivos religiosos. El balance de víctimas causadas por el grupo terrorista Boko Haram desde 2009, supera ya las mil cuatrocientas personas.
 
            En Indonesia, el lunes 22 de octubre una iglesia fue incendiada en Poso, (Sulawesi). Poso fue escenario de sangrientos enfrentamientos entre las comunidades cristiana y musulmana entre 1997 y 2001, un conflicto que costó la vida a unas mil vidas y produjo 25.000 desplazados. Tras los acuerdos de paz 2001, los islamistas de Jamaah Islamiyah no han dejado sin embargo de perpetrar ataques contra cristianos, con el objetivo de reavivar el conflicto y de producir su contagio a Filipinas, cuya frontera queda cercana a Poso.
 
            “Los cristianos en Egipto han dicho basta”. Quien esto afirma es el portavoz de la Iglesia católica en el país, Rafij Greiche. Hablando de los enfrentamientos del pasado día 12 de octubre en la plaza Tahrir entre la izquierda revolucionaria de un lado y los Hermanos Musulmanes y los salafistas de otro, dice que ello prueba que estos dos últimos se hallan en el mismo barco: los Hermanos son el cerebro y los salafistas, los músculos. Sobre la situación de los cristianos afirma: “La victoria de los islamistas ha supuesto un cambio de atmósfera que invita a la gente a marcharse”.
 
            En Siria, la Catholic Near East Welfare Association lanza una terrible advertencia: se teme una “catástrofe humanitaria” en la comunidad cristiana de Aleppo, la ciudad del norte del país que intentan conquistar los rebeldes islámicos, entre los que existe una franca voluntad de llevar a cabo una “limpieza religiosa”. En Homs, los rebeldes expulsaron al 90% de los cristianos y confiscaron sus propiedades. En Qusayr, a 15 km. de Homs, la población cristiana (unas diez mil personas) se ha visto obligada a huir.
 
            En Siria hay comunidades cristianas de diferentes denominaciones: los greco-ortodoxos, la comunidad más amplia, se sitúa sobre todo en el occidente, en Damasco y en otras áreas bajo el poder del gobierno. Los siro-malabares, al este del Éufrates. La mayor parte de los católicos y de los armenios se hallan en la zona central de Siria y en Aleppo. Los cristianos sirios se exilian en el Líbano, pero su situación es cada vez más dramática.
 
            Y en Tanzania, según explica el experto italiano Massimo Introvigne, la campaña de los separatistas que quieren separar Zanzíbar de Tanzania está dominada por fundamentalistas islámicos que quieren expulsar a la minoría cristiana de la isla de Zanzíbar y atacan las iglesias cristianas. Introvigne denuncia el papel que en todo ello desempeña el UAMSHO, Asociación para la movilización y propaganda islamica.
 
 
            ©L.A.
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