En el Santuario de Ntra. Sra. del Sagrado Corazón de Barcelona

El presidente de la Fundación Regina Martyrum, don José Javier Echave-Sustaeta del Villar, nos envía la crónica de la Misa de Acción de Gracias por la beatificación de los 7 Misioneros Mártires de Canet de Mar. 
 
A las once y media de la dominical mañana del 7 de mayo de 2017 el Santuario de los Misioneros de Nuestra Señora del Sagrado Corazón se hallaba abarrotado de fieles deseosos de dar gracias a Dios y a Nuestra Señora por la beatificación de sus siete misioneros que el Cardenal Amato en nombre del Papa declaró el día anterior en la Catedral de Gerona.

Presidía la gozosa Misa de Acción de Gracias el arzobispo de Barcelona monseñor Juan José Omella,  a quien acompañaba el Superior General de la Congregación, los Obispos Misioneros del Sagrado Corazón de Perú y Santo Domingo, y dos docenas de concelebrantes.
 
El lienzo de los nuevos mártires y sus reliquias se hallaban a la derecha del altar bajo la protección de la imagen de San José con el Niño en brazos mostrando su Corazón. Los cantos de la ceremonia fueron admirablemente acompañados por un nutrido coro de jóvenes alumnos del Colegio de San Miguel.

Comenzó su homilía monseñor Omella mostrando su admiración por la majestuosidad del Santuario que no había conocido hasta entonces, y por la bella imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, que recordaba como desde pequeño era invocada en su casa como patrona de las causas difíciles y desesperadas.
 
Tras breve síntesis de la trayectoria martirial de los nuevos beatos, comentando el evangelio de la dominica, identificó su sacrificio como el de los buenos pastores que dan la vida por sus ovejas, y destacó como la persecución del siglo pasado en España, distinta en sus métodos a la actual, pero no en sus fines, nos dio ejemplos como los siete jóvenes mártires de Canet que han sido elevados a los altares como modelos e intercesores, a los que se rezó la siguiente Oración:
 
Padre de bondad y misericordia, te damos gracias por el testimonio de fidelidad hasta la muerte de los beatos Antonio, Abundio, José Vergara, Josep-Oriol, Gumersindo, Jesús y José del Amo, que entregaron su vida por Cristo. Concédenos crecer en la fe y en el conocimiento del misterio revelado en el Corazón de Jesús; anunciar su amor a todos los hombres y mujeres de nuestro mundo, especialmente a los más pobres, y obtener, por la intercesión de dichos beatos, la gracia que te pedimos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
 
Terminada la santa Misa, monsellor Omella (sobre estas líneas, en el momento de la Consagración) con los Obispos de la Congregación y el P. General ascendieron al camarín de Nuestra Señora, una de cuyas capilla laterales se ha dedicado a sepulcro de los restos de los sietes beatos mártires, procediendo a su bendición.
 
Su sobria decoración, sin más inscripción que la colocada en el dorso del altar donde se pueden leer sus nombres.

Con el canto del Virolai a Nuestra Señora de Montserrat concluyó la ceremonia, ofreciéndose seguidamente un refrigerio en el patio del contiguo Colegio de San Miguel, donde el arzobispo de Barcelona compartió su contagiosa simpatía con los numerosos asistentes.