El seminario, para soñar a lo grande y despertar en lo pequeño

Los seminarios de las diversas diócesis de España se han puesto en marcha. Son pequeñas o grandes comunidades que palpitan como el corazón de cada Iglesia particular y que sienten el ardor misionero como consecuencia de recibir con fe la palabra del Señor. Todos ellos manifiestan, a inicios del presente curso, un significativo alivio por la situación de la pandemia y por lo que afecta directamente a la vida comunitaria y académica. Son seminarios que ofrecen un compromiso renovado en la misión encomendada de formar a jóvenes que, reconociendo la llamada de Dios al ministerio sacerdotal, están dispuestos a recorrer un itinerario de conversión, de discipulado y configuración al corazón eucarístico de Jesús buen Pastor.

Así lo han vivido en el seminario de Barcelona, cuyo arzobispo es el cardenal Juan José Omella, a la vez que presidente de la Conferencia Episcopal Española. Su implicación en la vida del seminario la conocen bien los 38 seminaristas que actualmente forman parte de él. Además de acompañar la inauguración y clausura de curso, monseñor Omella mantiene una relación estrecha con los seminaristas a los que visita y con los que dialoga personalmente en sus respectivas comunidades formativas un par de veces al año. También mantiene un contacto constante con el rector y el equipo de formadores. El seminario de Barcelona acoge también seminaristas de la diócesis de Sant Feliu de Llobregat, cuyo obispo, monseñor Agustín Cortés, presidió la Eucaristía de apertura. 

Profesores, responsables y seminaristas del seminario de Barcelona. En primera fila, segundo por la izquierda en la foto, el cardenal arzobispo de la diócesis, Juan José Omella.

Los obispos auxiliares de Barcelona también siguen de cerca su actividad. Uno de ellos, monseñor Sergi Gordo, presidió el pasado 24 de septiembre una celebración eucarística en la basílica de la Merced, patrona de la ciudad y de la provincia eclesiástica, en la que 10 seminaristas recibieron la admisión a las órdenes sagradas. Monseñor Antoni Vadell, desde su actual situación de enfermedad, también conoce el proceso de algunos seminaristas de los que él mismo ha sido animador vocacional. Y, finalmente, monseñor Javier Vilanova aporta su valiosa experiencia de dedicación a la formación de los futuros sacerdotes ya que fue director espiritual y rector del Seminario Interdiocesano de Catalunya.  

El actual rector del seminario, Salvador Bacardit, insiste en que el seminario tiene todos los medios para asimilar en lo concreto lo que significa perder la vida por Él y por el Evangelio (Mc 8,34). A su juicio, "la vida comunitaria del seminario es un buen entrenamiento para luego, desde un mismo presbiterio, servir con delicadeza y fidelidad la comunión de cada comunidad y de la entera diócesis. El seminario contiene en germen toda la vida de la Iglesia. La grandeza de la vocación despertará siempre en lo pequeño que Dios nos quiera confiar en la ciudad, en cada pueblo, en un barrio".

Sentir como propios nuestros seminarios, tanto material como espiritualmente, es poner los cimientos de la misión que Cristo sigue contagiando en tantos jóvenes para que muchos se conviertan y crean gracias a la vocación y misión del sacerdote.

Mosén Pere Montagut Piquet es director espiritual del seminario de Barcelona.