Una epidemia de católicos no bautizados
por Phil Lawler
El director de Crisis Magazine, Eric Sammons, llama la atención sobre una estadística aterradora: el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado de la Universidad de Georgetown calcula que en las iglesias católicas estadounidenses el número de bautismos infantiles, que viene descendiendo constantemente desde hace veinte años, cayó en picado en 2020.
“Sé que muchos bautizos de 2020 no tuvieron lugar por las restricciones por el covid, pero ¿realmente creemos que fueron bautizados después?”, se pregunta Sammons.
Para miles de “católicos culturales”, el bautizo es un acto social. La familia se reúne para dar la bienvenida al recién nacido.
Pero el niño que nació en 2020 tiene ya dos años. ¿Sigue teniendo sentido esa fiesta? Ahora los padres se han instalado en una nueva rutina doméstica: ¿se acuerdan siquiera de que su hijo no fue bautizado?
Tengamos en cuenta que cuando el niño nació, probablemente el párroco le estaba diciendo a la gente que se mantuviera alejada. El sacramento no estaba disponible. ¿Se les ha recordado a los padres (si es que iban o van a la iglesia) su obligación de bautizar al niño?
Número de bautizos infantiles en Estados Unidos entre 1969 y 2020.
Hace cincuenta años, en las iglesias católicas estadounidenses eran bautizados cada año un millón de niños. El número se mantuvo en torno a esa cifra hasta el año 2000, cuando empezó a declinar. Obviamente, los padres más jóvenes era menos diligentes en bautizar a sus hijos. Luego vino el desastre pastoral sin paliativos del cierre por el covid, y a esos padres negligentes se les dijo, de hecho, que no se preocuparan por ese tema.
La cuestión que Sammons plantea es inquietante. Pero me temo que la respuesta es obvia: los jóvenes adultos católicos se apartan de la Iglesia y sus hijos ni siquiera están siendo bautizados. Si no reconoces que nuestra Iglesia está en crisis –o si crees que el desafío más acuciante es el éxito de la campaña del IRPF–, entonces eres parte del problema.
Publicado en Catholic Culture.
Traducción de Carmelo López-Arias.