Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El Papa y la dimisión mediática


Según el diario "Libero" Benedicto XVI podría estar pensando dejar su cargo cuando cumplirá los 85 años, en abril próximo

por Andrea Tornielli

Opinión

La noticia de primera página, seguramente es de las que pasan inobservadas: el Papa podría estar meditando presentar su dimisión en primavera de 2012. Lo afirma el periodista Antonio Socci en el diario Libero.

"Por ahora - escribe Socci - es sólo un rumor (una hipótesis personal de Joseph Ratzinger) y espero que nunca se convierta en noticia. Pero ya que circula por los despachos más importantes del Vaticano, merece mucha atención. Para ser breve: el Papa no descarta la posibilidad de presentar su dimisión al cumplir los 85 años, es decir, en abril del próximo año".

Socci recuerda que quién habló de la hipótesis de dimisión, sin problemas, fue el mismo Ratzinger en la revista "Luz del mundo", cuando respondiendo a una pregunta del entrevistador Peter Seewald, dijo: «Cuando un Papa es claramente consciente de que ya no es capaz física, psicológica y mentalmente de llevar a cabo la función que se ha puesto en sus manos, entonces, tiene el derecho y en algunas circunstancias hasta el deber, de dimitir». Además, en otro pasaje, Benedicto XVI se preguntaba si podría "soportar todo, aunque sólo fuera desde el punto de vista físico".

"Actualmente el Papa Benedicto parece que está verdaderamente en forma, y sin embargo se plantea el problema de su energía", sigue diciendo Socci hoy en Libero. Pero el periodista y escritor recuerda también otro fragmento del mismo libro-entrevista, relacionado con los ataques y la polémica suscitados por el escándalo de la pedofilia del clero: «Cuando el peligro es grande no se puede escapar. Este es el motivo por el cual seguramente este no es el momento de presentar la dimisión.

Es precisamente en momentos como éste cuando hay que resistir y superar la situación difícil. La dimisión se puede presentar en un momento de serenidad, o cuando simplemente no se puede más. Pero no se puede escapar justo en el momento del peligro y decir "Que lo haga otro"».

Sobre el tema de la dimisión del Papa hay un debate abierto desde hace décadas. Pio XII tenía predispuesta una carta dejando su cargo en el caso de haber sido raptado por los nazis ("De este modo tendrán al Cardenal Pacelli pero no al Papa").

Juan XXIII, durante un coloquio con su confesor, había tomado en consideración la posibilidad de dejar su cargo si la enfermedad se hubiera agravado." También Pablo VI, que había establecido la exclusión del cónclave a los mayores de 80 años y la renuncia a la sede episcopal a los 75 años, pensó seriamente en presentar la dimisión en 1977, cuando cumplió los 80 años, pero fue disuadido por su entorno. El tema, con la larga enfermedad de Juan Pablo II, volvió a ponerse de actualidad: también él había preparado su carta de dimisión.

Quiénes conocen a Ratzinger confirman que la respuesta dada a Seewald sería, para ellos, en caso de incapacidad física, mental o psicológica. De momento, sin embargo, esta eventualidad parece más bien remota. Al contrario, salta a nuestra vista el objetivo contraste entre la primera página de Libero y las imágenes que llegan de Alemania, donde Benedicto XVI está concluyendo un viaje histórico, durante el cual ha pronunciado dieciocho discursos en cuatro días, muchos de los cuales arduos y sobre todo enteramente escritos por él. La prensa alemana se ha quedado sorprendida por la capacidad demostrada por el anciano Pontífice, que ha soportado el cansancio de los traslados - no ha dormido más de una noche en la misma cama - y ha realizado un programa denso de compromisos, encuentros, de vigilias y celebraciones.

Nada, en suma, hace presagiar que se estén haciendo reales las condiciones que el mismo Benedicto XVI describía en la respuesta dada a la pregunta sobre su dimisión.

Se ha revelado un "montaje" mediático sobre el "miedo" por los disparos de ayer en Erfurt con un arma de aire comprimido realizados por un joven desequilibrado contra dos vigilantes - sin causar heridas - en una calle distante 500 metros de la plaza donde ayer el Papa celebró la misa, dos horas antes de que Ratzinger llegara. Falsas alarmas, que los medios de comunicación convirtieron en un bola de nieve las hubo también en Ciudad de Mexico con Juan Pablo II, y hace un año en Inglaterra, con el Papa Ratzinger.
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