¡Iniesta de mi vida!

¡Iniesta de mi vida! ¡Goooool, gol, gol, gol, gol, gol de España! … ¡A falta de cuatro minutos somos campeones del mundo!, ¡frotó la lámpara y salió el genio!...

Si puede, mientras lee estas líneas ponga de fondo el vídeo de la maravillosa campaña por el Día Internacional de la Vida de la Conferencia Episcopal española. Escuche, déjese llevar como yo de la emoción, de los sonidos, la música y por supuesto de las frases sobre las razones fundamentales de nuestra vida.

Campañas como esta suben la adrenalina de la esperanza ante la vida. Pues si una copa del mundo en materia deportiva puso nuestro país patas arriba de alegría y emoción, quizá convenga reflexionar y motivarnos para “frotar la lámpara” por las grandes razones que deberían acecharnos como nación, y a ver si de una vez por todas “vuelve a salir el genio”.

Hace unos días conversando con una amiga, intercambiamos impresiones sobre los libros que cada cual estaba leyendo. El suyo sobre la amistad de una polaca con Juan Pablo II, interesantísimo, mi amiga se lo lee en italiano. El mío sobre el pueblo ruso, concretamente el título es “El Cristo humillado. Ensayo desde la literatura y el pensamiento rusos”, pero yo lo leo en español.

Nuestra conversación trascendía apaciblemente, ella me leía algún párrafo de su libro y yo del mío. Le dije, fíjate lo que dice aquí: "La idea clave de la literatura rusa fue religiosa y moral; y se basó en la concepción de la santidad de la persona y de la vida humana en general". Lo mejor de todo, como indica la autora de este libro –Nadezhda Gorodetski- es que esta afirmación la realiza un estudioso literario agnóstico allá por 1903.

Todavía no he acabado el libro, pero apunta a algo sorprendente para el ignorante que desconoce mucho acerca de la historia y cultura de otros países, la “Santa Rusia” aparece por doquier, su conciencia de pueblo profundamente arraigado en el Evangelio y en los rasgos de obediencia, humildad, sacrificio y renuncia que enseñan la fe cristiana, como algo propio, sorprende. La mayoría conocemos más a fondo la tristeza de los años en que Rusia quedó enterrada bajo el comunismo (y cómo no, del subconsciente brota la Virgen de Fátima y su mensaje).

Esta frase nos hizo reflexionar, ... y ¿España? Nos preguntamos, ¿cuál sería nuestra característica principal como nación? Lanzábamos al aire frases interrogándonos “hemos tenido muchos santos”, “¿el espíritu de conquista quizá?” “¿la evangelización?” porque aunque hayamos tenido grandes místicos, tampoco podemos prodigarnos en nuestra historia por una gran profundidad espiritual, salvo honrosas excepciones.

Y así seguíamos, en esto, mi amiga sentencia firme: “la defensa de la fe”. Me quedé pensando, mirándola, sí…puede ser, no lo sé, a lo mejor. Espera, espera, ¡claro! La contrarreforma, luego en el XIX, aunque cerráramos las puertas a Europa, la reacción era para defender nuestra fe, nuestra catolicidad. Oye, pues sí. Quizá ese sea nuestro rasgo fundamental desde la fe. Bueno, lo seguiremos pensando y otro día ahondamos más en esto.

Benedicto XVI, con esa sabiduría impregnada de sublime simplicidad, en el libro - entrevista “Luz del mundo” se expresa así sobre España: “Precisamente allá existe también una vitalidad de fe que, por lo visto, los españoles llevan en la sangre”. “España ha sido siempre uno de los grandes países católicos con vitalidad creadora.

El Papa prosigue en los párrafos dedicados a nuestra nación: “España es uno de los grandes países católicos que ha regalado a la Iglesia grandes santos y grandes impulsos y que, además, ha marcado a América Central y del Sur. Pero encontrarse con la historia de España, especialmente con su historia presente, es siempre algo excitante. Es un país de contrastes dramáticos. Pensemos en el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco, o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida”.

Si Dios quiere y nuestras voluntades y corazones lo secundan, miles y miles de españoles saldremos a la calle el próximo sábado 26 para decir “Sí a la Vida”.

Repasando lo anterior, podríamos preguntarnos ¿me lo creo? ¿Me creo realmente que algún día en España se podrá erradicar la lacra del aborto? ¿Me creo que realmente merece la pena luchar sin desfallecer para que la legislación cambie en nuestro país? ¿Quiero y creo que España podrá volver a ser un exponente de la cultura de la vida, en lugar de la cultura de la muerte?
¡Iniesta de mi vida! Volvamos a frotar la lámpara mágica, no sabemos cuando, tarde o temprano, pero ¡que salga el genio!

Volvamos a ver www.siemprehayunarazonparavivir.com y si lee estas líneas después del sábado 26, ponga toda la mente y el corazón en esos rostros alegres, limpios, rebosantes de vida que salieron por las calles de España para decir “Sí a la Vida”.