Sábado, 21 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Desde 1980 asume distintas formas

KeKaKo: una evangelización que funciona pero ¿también en España?

Kerigma, carisma, comunidad: kekako. En Hispanoamérica se ha usado con éxito. Pero en España hay problemas, especialmente, con la acogida y el sentido de comunidad. Sin embargo, incluso en la fría Zamora puede aplicarse.

Pablo J. Ginés/ReL

KeKaKo
KeKaKo
KeKaKo: esta divertida palabra es un truco memorístico para recordar una forma de evangelizar. Primero, KE, el kerygma: anunciar que "Dios te ama y te perdona". Se hace a través de KA, los "carismas", los dones que Dios concede a las personas para dar fruto (puede ser la música, la predicación, la enseñanza, la capacidad de acogida y consuelo o dones más extraordinarios). Por último, hay que perseverar en la vida cristiana, y eso se hace en KO: comunidad, o, en griego, koinonia.

La inspiración viene, al menos en parte, de las palabras de Jesús en el Evangelio de Juan (Jn 15, 16): "Os he destinado para que vayáis [a proclamar el kerigma] y deis fruto [mediante los carismas], y que vuestro fruto permanezca" [en comunidad o koinonía].

Probado en Hispanoamérica
Esta intuición y las metodologías relacionadas con ella empezaron a extenderse en ámbitos católicos hispanos en 1980, cuando el padre Salvador Carrillo, el predicador Bill Finke y el evangelizador laico mexicano José H. Prado (Pepe Prado, vea aquí su conversión) crearon su primera escuela de evangelización en Chilpancingo, México, para "formar evangelizadores".

En 1987, dentro del proyecto Evangelización 2000, que auspiciaba desde Estados Unidos el padre Tom Forrest, se crearon unas 200 escuelas de evangelización en toda Hispanoamérica. Se extendió especialmente a través de grupos y comunidades de la Renovación Carismática Católica, pero también fuera de ella.

Siervos de Cristo Vivo (la comunidad del padre Emiliano Tardif originada en República Dominicana), Ministerios de María (originada en Phoenix, Arizona), el Instituto Católico para la Evangelización (internacional, con sede en Malta) y las comunidades carismáticas francesas bebieron de su metodología, que contó con la aprobación de varios obispos, especialmente del arzobispado de Guadalajara, México.

En 1995, Pepe Prado, el padre Emiliano Tardif (fallecido en 1999 y hoy en proceso de beatificación) y el padre Ricardo Argañaraz, fundador de la comunidad Koinonía Juan Bautista, unieron fuerzas en un proyecto evangelizador que precisamente se llamaba así: Kerygma-Karisma-Koinonía. Y quedó claro que era necesario ofrecer formación a los católicos en tres pasos:

- primero, evangelizar a los bautizados: llevarles al encuentro real con Cristo
- después, enseñarles a evangelizar, a entender, explicar y compartir su fe
- por último, enseñarles a formar evangelizadores, según las instrucciones de San Pablo a Timoteo ("lo que te enseñé, transmítelo a otros capaces de enseñarlo a su vez"; en 2 Tim 2,2)

Con el tiempo, el concepto KeKaKo se extendió, como una especie de "marca blanca"... y diversos grupos o movimientos fueron adaptándolo a sus necesidades o medios y diseñando variantes. Cualquiera que conozca la sociología carismática (no sólo la sudamericana, también la europea) podría suponer que era inevitable: ¡no se puede atar el Espíritu Santo a una metodología!, ésta es -se suele decir- sólo una herramienta que cualquiera puede adaptar. Y así distintas comunidades ofrecieron distintas versiones.

Pepe Prado, desde su Escuela de Evangelización San Andrés (www.evangelizacion.com), con miles de cursos impartidos, ha recopilado décadas de experiencia y ha consolidado el método en 21 cursos: 7 para evangelizar, 7 para enseñar a evangelizar y 7 para formar a formadores de evangelizadores. Y tienen un orden estricto: empezar por el primero y seguirlos disciplinadamente hasta acabar por el 21. Se trata de cursos activos, participativos, nada académicos: los pueden seguir cualquier persona medianamente alfabetizada en la parroquia más pobre de una selva brasileña o en un barrio de barracas de una megaurbe asiática.

En Koinonía Juan Bautista (www.kekako.com), que hoy cuenta con más de 4.000 miembros en todo el mundo, incluyendo 200 laicos consagrados y 30 sacerdotes, tienen su propia escuela de evangelización en Roma. En su variante de KeKaKo, cada uno de los 3 niveles tiene cinco cursos, en vez de siete.

Armando Ruiz, un ex-político dedicado a la evangelización (vea aquí su asombrosa conversión) con su programa internacional Ministerios de María, con sede en Arizona, integró parte de los cursos en su programa en 7 pasos: una versión acelerada de KeKaKo.

Y las distintas comunidades o plataformas europeas que aprendieron métodos KeKaKo (ICPE desde Malta, Youth 2000 en Inglaterra, las comunidades francesas y las coordinadoras nacionales de la Renovación Carismática) hoy los aplican con más o menos desorden. De hecho, la metodología de primer anuncio y kerygma de los italianos Sentinelle del Mattino, del padre Andrea Brugnoli, y probablemente buena parte de la de los franceses "Anuncio" son adaptaciones de los primeros cursos de KeKaKo.

Una diócesis volcada: el caso de Managua
La web de testimonios de Escuela San Andrés es bastante impresionante. Un ejemplo de su impacto en países hispanos lo contaba en 2004 el obispo auxiliar de Managua, Jorge Solórzano (hoy es obispo de Granada, Nicaragua):

 "En el año 2001, iniciamos con el curso "Nueva Vida" y "Pablo", de cara al año Misionero 2003, por celebrarse en todo Centroamérica. Los frutos fueron sorprendentes, puesto que nuestra meta inicial era formar 8.500 misioneros y llegamos a 22.000. El resultado se logró gracias a la estrategia de trabajar con el factor multiplicador. Iniciamos transmitiendo esta visión al equipo Arquidiocesano, éste a su vez lo transmitió a cinco equipos zonales que de manera simultánea impartieron los cursos a los equipos de sus Parroquias Escuelas (20 en total) las cuales a su vez capacitaron a los equipos de las 103 parroquias de la Arquidiócesis. Posteriormente cada una de ellas formó de manera directa a sus evangelizadores que llevaron la Palabra de Dios de casa en casa."

Formar como misioneros a veintidos mil laicos en una sola diócesis suena muy impresionante. Pero, ¿y en España?

El caso español... por ahora
Distintas realidades, por lo general ligadas o cercanas a la Renovación Carismática (ICPE, Siervos de Cristo Vivo, Ministerios de María, etc...), han impartido algunos de los cursos de tipo KeKaKo, que han servido para formar algunos responsables de grupos de oración. Pero nunca ha habido un despegue grande. Tampoco ha habido una apuesta de la jerarquía como hubo en América.

Escuela de Evangelización San Andrés está activa en España desde hace tres años, en Barcelona; algo más de tiempo en Zaragoza y recientemente en Soria. 

"Creo que en España los cursos no despegan porque los españoles no son disciplinados y se niegan a seguir el orden de los cursos", opina Mar "Milera" Fernández, una cubana que no se rinde en su intento de evangelizar en la muy complicada Barcelona.

"Invitamos a la gente, oramos por las personas, tenemos una lista de qué curso le toca hacer a cada uno... Algunos ya hicieron cursos de tipo KeKaKo hace años y quieren saltar directamente al curso 6 o el 7 diciendo que ya se los saben. Pero eso no funciona así: ¡la palabra de Dios es nueva cada día, cada vez que la escuchas! Somos muy estrictos con eso en San Andrés. Eso sí, los que vienen sienten un cambio. Me dicen: Mar, este curso me tumbó".

Hay otro elemento cultural. En América Latina y en Italia, la gente es más gregaria: el párroco o el vicario dicen a los parroquianos "todos al curso y yo el primero", y la gente va. En España, y más en Cataluña, el párroco no anima: como mucho, deja el local, y a veces ni informa. "En España hay muchos que no ven bien eso de que un curso de evangelización lo impartan laicos, y menos yo, que soy mujer casada, seglar y de aspecto caribeño", explica Mar, un poco molesta.

¿Salir a la calle? Sí, pero ¿y luego?
Mar se daría satisfecha sólo con que se difundiese la primera parte de la metodología KeKaKo, la que evangeliza a los bautizados. "Por el momento, ya nos alegraría dar experiencia de Dios a los que están en la parroquia, sentados en sus bancos. Más adelante se puede ir a la calle a evangelizar gente alejada de la fe, pero yo veo que en los métodos de evangelización callejera puntual, como los de Sentinelle del Mattino, falla el integrar a la persona en algo. Hay que pedir el whatsapp y el facebook de la persona que se interesa, invitarle a cursos, darle una comunidad. Eso falla en la Iglesia en España, y en San Andrés tampoco les damos comunidad, aunque podamos recomendar algunos grupos adecuados. San Andrés quizá se diseñó pensando en parroquias acogedoras, como en Hispanoamérica, que son comunidades de verdad...", admite Mar.

Mar apunta así a algo que se comentó en el Encuentro de Nueva Evangelización de Cantabria este verano: anunciar el evangelio sin ofrecer una comunidad acogedora, adaptada y acompañante del nuevo converso, es, en palabras del historiador Josué Fonseca "como engendrar hijos sin darles una familia, dejándolos a la intemperie, al mundo".

KeKaKo... con comida y en casas
Pero hay una variante de método KeKaKo que parece estar empezando a dar frutos, precisamente por estar enraizada en el "ko", la comunidad, que es el caso de Koinonía Juan Bautista. Nacida en Italia, su sede central está en Plzeň, en la República Checa, el país menos religioso de Europa. En España tienen una comunidad de vida en Villardeciervos, provincia de Zamora (dos sacerdotes y media docena de laicos consagrados) y familias comprometidas con la Koinonía en Boadilla del Monte (Madrid), Mérida e Ibiza (véase en www.koinoniajb.es).

La metodología básica de evangelización en la Koinonía ofrece "Ko" (comunidad) desde el principio: cada semana, las familias de una misma zona quedan en una casa, durante una hora rezan, alaban y cantan a Dios, leen la Biblia, invocan al Espíritu Santo y rezan unos por otros. Luego se quedan a comer o cenar juntos. A esta reunión es a la que invitan a personas alejadas de la fe: a su propia casa abierta para rezar ("ven y verás"). Si crece el número y no se cabe en casa, se dividen en dos grupos. La persona invitada queda así integrada humanamente, con casa, oración y comida compartida esa tarde semanal, en un grupo que le acoge y le escucha: ya tiene comunidad, espiritualidad y amistad. Así se cumple lo que explica Robert Putnam, de la Universidad de Harvard: las personas que comparten regularmente cosas espirituales con sus amigos, disfrutan de la religión y sus múltiples beneficios sociológicos.

Esto es distinto al típico grupo de oración parroquial (carismático, de Rosario, bíblico u otro) porque una parroquia nunca será tan acogedora como un grupo pequeño que come en una casa familiar.

¿Millones de españoles se dan empujones para ir a experimentar esto? No. Pero han abierto dos casas de oración de este tipo en Villardeciervos, y para quien conozca la forma de ser de los zamoranos eso significa una hazaña.

En el frío campo zamorano
Lo explica el padre Luis Santamaría, de la diócesis de Zamora: "aquí la gente se saluda en la calle y se para a hablar un par de banalidades, pero no se cuenta las cosas íntimas o profundas o personales. La gente es más bien fría. Hay una espiritualidad del cumplir y no gusta que vengan desconocidos a casa". Por eso él considera admirable que la Koinonía haya logrado que casas de zamoranos se abran para acoger a otras familias y rezar.

El padre Vladimir, bielorruso y sacerdote de la Koinonía (contábamos aquí su testimonio de conversión) lo explica así. "Los del pueblo nos dicen: nosotros antes no hablábamos entre nosotros. La comunidad ha creado amistades, y ha hecho que estén más abiertas al pueblo. Viene gente de otras regiones y dicen que el pueblo es acogedor", explica.

El pueblo se ha acostumbrado a recibir personas en Pascua que vienen a pasar el Triduo pascual con la comunidad. "Las familias del pueblo alojaron a en sus casas a 43 extraños en la Pascua del año pasado", explica Virginia, una de las consagradas italianas en Villardeciervos. ¡Algo absolutamente insólito en la mentalidad zamorana!

José Carlos, un joven laico consagrado mexicano, de la cálida Acapulco, llegó a Villardeciervos como evangelizador en un frío invierno nevado. "Sí, aquí la gente era fría, aunque con una fe fuerte, que nunca se perderá en estos pueblos. Ahora es más cálida, es como ver florecer un jardín en el desierto", dice. El pueblo acoge un grupo de alabanza de 40 personas, 25 personas en el estudio bíblico, misa de sanación mensual para orar por los enfermos... toda una renovación en la España rural.

Queda por ver si el método KeKaKo, en cualquiera de sus variantes, pero necesariamente con un fomento de las comunidades pequeñas y vivas, puede extenderse por España como lo hizo en Hispanoamérica.

Para eso, Mar Milera señala desde Barcelona sus elementos una vez más: "que en cada actividad o curso haya predicación kerigmática, que en la actividad o curso se tenga experiencia comunitaria y que se empleen los carismas que el Espíritu da la gente". ¿Funcionará en España?

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