POR SUS APRECIACIONES SOBRE EL ABORTO
Los obispos catalanes creen que la posición del Instituto Borja no es católica
La Conferencia Episcopal Tarraconense (CET), que aglutina a los obispos catalanes, consideró que la opinión emitida por el Instituto Borja de Bioética sobre el aborto está en desacuerdo con la doctrina católica y la defensa del derecho a la vida.
En el documento «Consideraciones sobre el embrión humano», el Instituto aseguró entender que se permita regular el aborto a petición, mediante una ley de plazos, antes de la semana 12, y subrayó que la modificación de la ley es la respuesta jurídica a una situación «ya presente y tolerada» en la sociedad.
Los obispos señalaron que al «admitir la legitimidad ética y jurídica del aborto», el documento del Instituto contradice el principio fundamental de la enseñanza de la Iglesia, según la cual «siempre» se debe respetar y defender la dignidad de toda vida humana desde la fecundación.
Los obispos señalaron que al «admitir la legitimidad ética y jurídica del aborto», el documento del Instituto contradice el principio fundamental de la enseñanza de la Iglesia, según la cual «siempre» se debe respetar y defender la dignidad de toda vida humana desde la fecundación.
Reproducimos, por su interés, el documento completo:
1. El día 9 de Octubre de 2009 el Instituto Borja de Bioética publicó un Documento, con el título «Consideraciones sobre el embrión humano» en su revista «Bioètica & debat» (2009, vol. 15, n. 57). La intención de este Documento es, según sus propias palabras, «contribuir al diálogo social, aportando elementos de reflexión que ayuden a encontrar, entre todos, respuestas razonables, prudentes y aceptables para una amplia mayoría de la sociedad».
2. Los Obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense, desde su responsabilidad de pastores del Pueblo de Dios y fieles a los sucesivos pronunciamientos que, tanto de forma colectiva como particular, han ido haciendo sobre la valoración moral de la vida humana antes de su nacimiento, se sienten en la obligación de manifestar que las opiniones expresadas en dicho documento no están de acuerdo con la doctrina católica, ni con la defensa de un derecho, prioritario y fundamental, como es el derecho a la vida.
3. Más en concreto, este Documento, al admitir la legitimidad ética y jurídica del aborto, contradice el principio fundamental de la enseñanza de la Iglesia, según el cual siempre se debe respetar y defender la dignidad de toda vida humana y, en consecuencia, no se puede admitir una acción que directamente quiera impedir el normal desarrollo del ser humano iniciado en la concepción (cf. Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 51; Catecismo de la Iglesia Católica, 2270; Evangelium vitae, 62).
4. Los datos científicos confirman que, desde la fecundación ya existe un ser humano, diferente de la madre. Además, el factor decisivo del valor de la vida del no nacido es la dignidad inviolable de todo ser humano, y los conceptos y criterios éticos que derivan de ella. Los criterios éticos nos permiten, tanto la interpretación de los datos científicos, como la fundamentación de las leyes. De hecho, son muchos los científicos y juristas bien acreditados, que sin renunciar a ninguna de las aportaciones de sus respectivas ciencias, no sólo se declaran contrarios al aborto, sino que se negarían a firmar el Documento.
5. Conviene precisar ante la opinión pública que, aún siendo loable la aportación al diálogo sobre cuestiones en las que está en juego un derecho fundamental como el derecho a la vida, este diálogo no es verdaderamente constructivo, si no se construye desde la razón, la verdad y las convicciones personales. Quien desde estas instancias afirma que el derecho a la vida es prioritario e irrenunciable, la mejor aportación que puede hacer a la sociedad es la defensa de la vida humana en todas las fases de su existencia, como un bien para todos y un acto de justicia, que debe exigirse a los responsables sociales.
6. Como hemos declarado repetidamente los Obispos de Cataluña, la Iglesia, defendiendo positivamente la vida humana y con sus instituciones eclesiales de acogida, quiere estar cerca de todas las mujeres que en situación humanamente difícil deben hacer frente a un embarazo, que requiere una responsabilidad añadida. En este sentido, la Iglesia les está ofreciendo su apoyo y se compromete a seguir ofreciéndoselo, al mismo tiempo que dirige una llamada a la sociedad y a los poderes públicos para que faciliten los medios necesarios a fin de que la maternidad y la vida humana desde su concepción, se conviertan verdaderamente en un bien respetado y protegido.
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