Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

José Javier Esparza publica «Historia de la yihad»

«Los moriscos declararon guerra sin cuartel a los cristianos españoles, ¡claro que fue una yihad!»

Muchas claves de la historia y del presente quedan claras al lector tras la lectura del último libro de José Javier Esparza.
Muchas claves de la historia y del presente quedan claras al lector tras la lectura del último libro de José Javier Esparza.

Carmelo López-Arias / ReL

"Catorce siglos de sangre en el nombre de Alá": así reza el subtítulo de la última publicación de José Javier Esparza, Historia de la yihad (La Esfera de los Libros). Una obra que, como todas las de este autor, da mucho más de lo que promete. Lo musulmán suele resultar cuestión árida para el lector español, y sin embargo la impecable didáctica de Esparza consigue situar el fenómeno de la violencia islámica en unas coordenadas religiosas e históricas que lo hacen comprensible: las raíces del expansionismo político del mismo Mahoma, las disputas por el califato y la escisión entre suníes y chiíes, y a partir de ahí una sencilla historia universal del islam político.

Con dos partes particularmente interesantes: la que nos atañe como españoles ("Cuando la yihad llegó a España") y la que nos atañe, españoles o no ("La yihad de los modernos"), en cuanto espectadores atónitos de unos actos de crueldad que se cometen en nombre del Corán mientras se nos intenta convencer de que lo contradicen. Leyendo estas páginas conseguimos una visión de conjunto mucho más certera sobre ese y otros asuntos debatidos, que Esparza plantea con acierto en el terreno de la Historia, más que en el de la teología. Resultado: un libro que, a poco que te interesen el pasado y el presente, no sueltas.

Pero toca ir a las cuestiones nucleares.

-¿Es la yihad un acto de ataque o de defensa?
-Es las dos cosas. Literalmente "yihad" es el esfuerzo en pos de la fe. Teóricamente puede ser tanto violento -qital, el combate- como pacífico -dawa, la predicación-. La realidad histórica, sin embargo, es que el propio mundo musulmán ha considerado siempre yihad toda guerra por la fe. ¿Defensivo u ofensivo? Según se mire. Es yihad la defensa del islam frente a agresores extranjeros, pero esa cualidad, la de agresor, resulta bastante fluida en una religión que considera que todo el mundo debe ser islamizado. ¿Quién no es agresor?



-¿Puede considerarse entonces como yihadista todo movimiento de conquista islámico a lo largo de la historia?
-En la práctica ha sido así. Cada vez que ha habido un movimiento de expansión, desde los tiempos de Mahoma hasta el imperio otomano pasando por el califato andalusí, la conquista política ha terminado echando mano del recurso religioso de la yihad. Cosa inevitable en una civilización donde lo político y lo religioso son siempre inseparables.

-¿Qué añade el terrorismo moderno, ya sea ejercido desde el poder (ISIS) o contra el poder (grupos criminales en Occidente)?
-El yihadismo contemporáneo es en realidad fruto de una triple guerra de religión. Una, la que los musulmanes suníes declaran a los musulmanes chiíes, y esta prolonga querellas que se remontan al siglo VII. Otra, la que los islamistas declaran a los países impíos, y a sus ojos Occidente entra en esa categoría. La tercera, la que los yihadistas declaran a los gobiernos musulmanes infieles, es decir, aquellos que no aplican rigurosamente la sharia. La confluencia de esas tres guerras en un sólo fenómeno es lo que hace tan difícil afrontar hoy el fenómeno. En cierto modo es una guerra de todos contra todos. Y en el interior del islam muchos lo viven como una nueva fitna, una nueva guerra civil. En este nuevo contexto, cualquier ataque individual puede envolverse en la retórica de la yihad. Es un rasgo específicamente moderno.

-¿Eran yihadistas los almohades y los almorávides?
-Almohades y almorávides eran dos sectas religioso-guerreras africanas de corte salafista, es decir, fundamentalista, que consideraban impíos a los gobiernos musulmanes de los reinos españoles de taifas y por tanto se consideraban con derecho a conquistarlos. Es lo que hacen primero los almorávides contra los restos rotos del califato andalusí, y después los almohades contra los restos del imperio almorávide.


José Javier Esparza ha convertido en bestseller sus documentadas novelas históricas sobre los ocho siglos de la Reconquista.

-Sin esas invasiones, ¿cuánto se habría acortado la Reconquista?
-Muy probablemente, sin las invasiones de unos y otros el islam andalusí se habría descompuesto sin remedio a lo largo del siglo XI.

-Dos siglos después vivió Ibn Taymiyya, a quien usted considera padre de la yihad moderna. ¿En qué sentido de la palabra "moderna"?
-En el sentido de que Ibn Taymiyya consideraba santo hacer la guerra contra un gobierno musulmán. En aquel momento el mundo musulmán oriental estaba bajo el poder de los mongoles, que se habían convertido al islam, pero que muchos despreciaban como falsos conversos. Por eso era legítimo para cualquier musulmán declararles la yihad.

-¿Cómo se traslada eso a nuestros días?
-Hoy los yihadistas juzgan que los gobiernos de Egipto, Túnez u otros países del mismo corte están traicionando al islam verdadero, de manera que hay que declararles apóstatas -el takfir- y hacerles la guerra. Esto empieza con Sayyid Qutb entre los años 50 y 60, en Egipto, y con Maududi en Pakistán, y dura hasta hoy. Y la referencia histórica de Qutb y de Maududi es precisamente Ibn Taymiyya.

-Una curiosidad: menciona de pasada a Francisco de Toledo, un español que murió junto al emperador de Bizancio en 1453. ¿Qué se sabe de él?
-Muy poco. Es una historia estremecedora, una quijotada típicamente española. El hombre fue allí porque era donde se estaba ventilando el destino del mundo, dispuesto a embestir gigantes con su lanza. Y los embistió. Un héroe.

-¿Pueden considerarse fenómenos yihadistas la rebelión de las Alpujarras de 1569 y, décadas después, los incidentes que dieron lugar a la expulsión de los moriscos?

-De los textos de la época se deduce que sí lo fueron. Los moriscos se cambiaron sus nombres, abjuraron del bautismo -los que lo habían recibido-, recuperaron sus nombres árabes -o los arabizaron- y declararon una guerra sin cuartel a los cristianos españoles, lo mismo a los granjeros que a las tropas del rey. Desde fuera, los berberiscos de Argelia y los otomanos estaban alentando la operación por razones político-religiosas. Sí, claro que fue una yihad.

-Antes ha mencionado la referencia conceptual de los modernos islamistas a Taymiyya. Desde el punto de vista político, ¿les influyó la caída del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial?

-Fue determinante. El califato representaba la herencia ininterrumpida de Mahoma desde 1300 años atrás. Su desaparición formal significó una ruptura simbólica irreparable. Es verdad que ya antes había movimientos de corte salafista en Arabia o Somalia que funcionaban al margen del califato, pero eran muy poco relevantes.

-¿Por qué empezaron a crecer?

-Justamente la desaparición del califato hizo que cobraran vigencia, pues muchos vieron en ellos a los auténticos musulmanes. Con todo, lo más importante fue el surgimiento de una línea de pensamiento que aspiraba a reconstruir la comunidad de los fieles desde la base, ya que la cúspide había muerto. Ahí es donde aparecen los Hermanos Musulmanes de Egipto, que iban a tener una influencia crucial. Cuando la estrategia moderna de los Hermanos Musulmanes se dio la mano con el tradicionalismo wahabista de los saudíes -un salafismo en sentido estricto-, se dibujó el primer esbozo del islamismo contemporáneo y, al cabo, del nuevo yihadismo que hoy vivimos.

-¿E influyó de alguna forma la descomposición simultánea del Imperio Austro-húngaro?

-En términos más generales, lo que influyó en el fenómeno fue la desaparición de los viejos modelos estatales, pre-revolucionarios (como el Imperio Austro-hungaro, sí). Éstos eran capaces de gobernar realidades sociales heterogéneas, de cultura mixta, pero los estados modernos tienden por fuerza a la homogeneidad, y eso implica siempre uniformizar a las sociedades bajo unas reglas generalmente poco compatibles con la ortodoxia religiosa. En el caso del islam, donde la religión y la política son inseparables, la aparición de los estados modernos vino afectada desde el principio por un toque de ilegitimidad histórica. En eso la descolonización posterior a la Segunda Guerra Mundial tuvo un impacto decisivo.

-¿Cómo han buscado repararlo?
-Hoy los estados modernos del mundo musulmán intentan retener junto a sí un elemento de legitimidad religiosa: el control de las cofradías en Marruecos y Argelia, la universidad de Al-Azhar en Egipto, etc. Sin él, seguramente sucumbirían de inmediato. De ahí que haya resultado demencial la estrategia americana de apoyar las sublevaciones "modernizadoras" en el mundo islámico (las famosas "primaveras") y de destruir a los estados que, mal que bien, contenían al islam dentro de unos límites precisos, como Irak, Libia o Siria. Pero esto es otra historia.

 FICHA TÉCNICA  COMPRA ONLINE
Título: Historia de la yihad Ocio Hispano
Autor: José Javier Esparza  
Editorial: La Esfera de los Libros  
Páginas: 380 páginas  
Precio 21,90 €  


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