Los grecocatólicos de Ucrania critican el acuerdo de Kirill y Francisco por hacer política pro-rusa
La declaración conjunta firmada por el Patriarca Kirill y el Papa Francisco no ha gustado a los católicos ucranianos de rito bizantino.
Les disgusta sobre todo el punto 26, que no trata de teología sino de política internacional y presenta la violencia en Ucrania como una guerra civil, mientras que muchos ucranianos la consideran directamente una invasión de Rusia contra Ucrania, con la bendición del Patriarcado moscovita.
Sobre la declaración se ha manifestado de manera crítica el arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk, pastor de los 4,5 millones de católicos bizantinos de origen ucraniano, una comunidad hoy extendida por muchos países, con 2.700 iglesias, 2.000 sacerdotes, 1.300 seminaristas y 16 obispos. Esta iglesia, con clero casado y rito griego en lengua eslava, está unida a Roma desde la Unión de Brest de 15951596, cuando buena parte de Ucrania estaba gobernada por la monarquía polaca. Es la mayor de las Iglesias orientales unidas a Roma.
A todos ellos, Shevchuk les pide serenidad y tranquilidad: "Animo a nuestros fieles no dramatizar esta declaración y no exagerar su importancia en la vida de la Iglesia. Hemos experimentado varias declaraciones y sobreviviremos incluso a esta."
No han dado voz a los católicos bizantinos
A Shevchuk le molesta que aunque él fue nombrado miembro del Consejo Pontificio para la Unidad de Cristianos, nombrado por el Papa Benedicto, "nadie me ha pedido expresar mis pensamientos y, como ha sucedido en el pasado, hablan sobre nosotros sin nosotros, sin darnos voz".
Shevchuk resume así los sentimientos del pueblo que él pastorea: "Me he puesto en contacto con muchos que me dicen que se sienten traicionados por el Vaticano, decepcionados por las medias verdades del texto y el apoyo indirecto de la Santa Sede a la agresión contra Ucrania".
El punto 26 de la declaración es el que más enfado ha causado, y como explica Shevchuk, no es un tema teológico, sino político.
"El punto 26 es el más polémico," dice el Arzobispo Mayor de Kiev. "Uno tiene la impresión de que el Patriarcado de Moscú rehúsa reconocer que es parte del conflicto, rehúsa reconocer que apoya abiertamente la agresión de Rusia contra Ucrania y que bendice las acciones militares de Rusia en Siria como una ‘guerra santa’", denunció. "La misma expresión ‘conflicto’ aquí es oscura y parece sugerir al lector que hay una ‘guerra civil’, en lugar de una agresión por parte de un Estado vecino".
A esto añade: "La Iglesia [grecocatólica] y las organizaciones religiosas en Ucrania nunca han apoyado la guerra y trabajan constantemente por la paz y la armonía social", agrega. "Indudablemente este texto ha suscitado profunda decepción entre muchos de los fieles de nuestra Iglesia y entre los ciudadanos conscientes de Ucrania."
Hablar de política es extralimitarse
Shevchuk cree que el cardenal Koch se extralimitó en párrafos como estos, ya que su autoridad se refiere a tratar los obstáculos teológicos para la unión entre los cristianos, no al análisis político.
"Para un documento que se supone no teológico, sino esencialmente político-social, es difícil imaginar un tema más frágil que el que redactó en este texto", denunció el arzobispo. Koch, especifica, "es competente en cuestiones teológicas en las relaciones con las diversas Iglesias y comunidades cristianas, pero no es un experto en cuestiones de política internacional, especialmente en temas sensibles como la agresión rusa a Ucrania". Y añade: "Esto ha sido explotado por el Departamento de relaciones exteriores, que es, en primer lugar, la herramienta de la diplomacia del Patriarcado de Moscú".
Leer en positivo: "parece que ya no objetan a nuestra existencia"
Otro párrafo que llama su atención es el 25, del cual extrae una lectura positiva: si tradicionalmente la Iglesia Ortodoxa Rusa se negaba a reconocer a los grecocatólicos como un sujeto con el que oficialmente relacionarse, o cuya existencia misma admitir, ahora "parece que ya no hay más objeción a nuestro derecho a existir", comenta el arzobispo de Kiev, añadiendo: "De hecho, para existir y actuar, no estamos obligados a pedir permiso a nadie", añadió.
Con el texto en la mano, el arzobispo señala que "en el pasado hemos sido acusados de expansión en el territorio canónico del Patriarcado de Moscú, mientras que ahora nuestro derecho a cuidar a nuestra gente siempre que lo necesiten es reconocido. Asumo que esto se aplica también a la Federación de Rusia, donde hoy tenemos la oportunidad de existir libre y legalmente, o en el territorio de la anexa Crimea, donde fuimos ´re-registrados" de acuerdo con la legislación rusa y de hecho liquidados".
En ese sentido, Shevchuk cree que la declaración se trata de un "texto en general positivo", que "plantea cuestiones que se refieren tanto a católicos como ortodoxos, y abre nuevas perspectivas para la cooperación".
La teología: dos líneas paralelas
Desde un punto de vista teológico, recuerda a los fieles que "la unión y comunión con el Santo Padre, el sucesor de Pedro, no es el resultado de un acuerdo político o de un compromiso diplomático, sino una cuestión de nuestra fe". La escenografía en Cuba -un lugar lejano, encuentro en un aeropuerto, la ausencia de una oración común o bendición común, tan distinta a los encuentros de Francisco con Bartolomé de Constantinopla- hacen a Shevchuk hablar de "dos líneas paralelas, que no se cruzan".
Que nadie se apresure en criticar al Papa
Shevchuk alaba al Papa Francisco -coincidieron unos años en Buenos Aires cuando Shevchuk pastoreaba a los católicos bizantinos de Argentina- reconociendo su humildad y voluntar de testimoniar el Evangelio, y a los que sientan ganas de criticar al Papa les pide "que no se precipiten a juzgar, a no permanecer en el nivel de la realidad de los que esperan sólo política de esta reunión, queriendo destruir a toda costa un humilde Papa por sus planes humanos". "Si no entramos en la realidad espiritual del Santo Padre y no percibimos con él las acciones del Espíritu Santo, permaneceremos atrapados en los principios de este mundo y sus seguidores".
Los párrafos de la Declaración Conjunta que se refieren a Ucrania
»25. Esperamos que nuestro encuentro contribuya a la reconciliación donde hay tensiones entre los greco-católicos y los ortodoxos. Hoy en día es obvio que el método de “la unión” de los siglos pasados que implica la unidad de una comunidad con la otra a costa de la separación de su Iglesia, no es la manera de restaurar la unidad. Al mismo tiempo, las comunidades eclesiásticas que han aparecido como resultado de circunstancias históricas tienen derecho a existir y hacer todo lo necesario para satisfacer menesteres espirituales de sus fieles, buscando la paz con sus vecinos. Los ortodoxos y los greco-católicos necesitan la reconciliación y la búsqueda de formas de convivencia mutuamente aceptables.
»26. Lamentamos el enfrentamiento en Ucrania que ya cobró muchas vidas, causó sufrimientos innumerables a los civiles, hundió la sociedad en una profunda crisis económica y humanitaria. Hacemos un llamamiento a todas las partes del conflicto a tener prudencia, mostrar la solidaridad social y trabajar activamente para el establecimiento de la paz. Instamos a nuestras Iglesias en Ucrania a trabajar para lograr la armonía social, abstenerse de participar en la confrontación y de apoyar el desarrollo del conflicto.
»27. Esperamos que la división entre los creyentes ortodoxos en Ucrania sea vencida sobre la base de las normas canónicas existentes, que todos los cristianos ortodoxos de Ucrania vivan en paz y armonía, y que las comunidades católicas del país contribuyan a ello, para que nuestra hermandad cristiana sea aún más evidente.