Los obispos Munilla y Rico Pavés y los editores de la BAC
Llega la Biblia Didajé: provoca a un pueblo que cree en Algo Superior pero no en el Dios que habla
Este martes se presentó en los carmelitas de la calle Ayala de Madrid la Biblia Didajé (Biblioteca de Autores Cristianos). Se trata de un tomo de 2.300 páginas que ilustra el texto bíblico -el oficial de la Conferencia Episcopal Española aprobado en 2008- con comentarios del Catecismo, ampliados con 106 "preguntas apologéticas", muy variadas: ¿qué es la guerra justa?, ¿cómo mantener la pureza?, ¿cómo superar la sequedad en la oración?, ¿Dios envía almas al infierno?, ¿qué es "hablar en lenguas" en la Biblia?, ¿hay que ser católico para salvarse?...
Los responsables de presentar la edición fueron Pablo Cervera, coordinador de esta edición y de las traducciones de las notas desde el inglés; Carlos Granados, director de la BAC; José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián y José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe.
Una Biblia con las preguntas que se hacen
Efectivamente, en las 106 preguntas "apologéticas" del final se nota el esfuerzo por responder en lenguaje sencillo a las preguntas que la gente hace. Cada año 120.000 adultos se hacen católicos en Estados Unidos, dos tercios de ellos llegan de familias de origen protestante. En los cursos de preparación hacen preguntas sobre la moral, la tradición, la Iglesia, los sacramentos, la vida de familia... y esas son las que responde esta edición, siempre desde el Catecismo.
"Es una Biblia catequética", insistió Pablo Cervera, y lo ratificó el director de la BAC, Carlos Granados, recordando que los obispos españoles, al potenciar la traducción oficial de 2008 para España, buscaban facilitar un mismo texto para catequesis y para la liturgia.
Entre los hipercríticos y la "New Age"
José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, contó al público asistente que él mismo aprendió muchísimo sobre Sagrada Escritura durante los años que explicó el Catecismo, punto por punto, en su programa diario de Radio María (www.radiomaria.es). "Eso me ayudó a profundizar en la Sagrada Escritura de una forma que no había vivido. El catecismo está iluminado de miles de citas bíblicas, y así permite conocer la Escritura con profusión enorme", comentó.
En su opinión, la Biblia Didajé hace un camino inverso: a partir del texto bíblico, remite al Catecismo y permite entender el texto sagrado en la tradición eclesial.
"El punto 80 del Catecismo dice que la Tradicion y la Escritura están unidas y compenetradas, que surgen de la misma fuente y tienden al mismo fin. La Tradicion recibe la Palabra de Dios encomendada a los Apóstoles. Mientras que Lutero, en el siglo XVI, proclamaba su Sola Scriptura, que sólo el texto bíblico es fuente de doctrina, el Concilio de Trento hablaba de dos fuentes de Revelación, la Escritura y la Tradición. El Vaticano II lo presentaba más bien como dos modalidades de una única fuente de Revelación, que es el Espíritu Santo, que actualiza su enseñanza en el tiempo. Pero este Catecismo que aprobó San Juan Pablo II es especial, porque nunca la Iglesia contó con una exposición doctrinal tan explicada".
Munilla advirtió de 2 peligros actuales para quien se acerca al texto bíblico.
Uno es someterse a una lectura exclusivamente histórico-crítica, "preguntando sólo qué quería decir tal autor en su época, en vez de entender lo que la Iglesia quiere decir hoy con ese texto. Esta aproximación mata el alma de la Sagrada Escritura", avisó el obispo vasco.
La otra amenaza, en su opinión aún más extendida, es acercarse a la Biblia sólo "en su forma literaria, también desde la Nueva Era, desde lo sapiencial, pero desconectándola de la Revelación".
En nuestra época, quien no lee la Biblia en el contexto de la Iglesia enseguida puede caer en una lectura "new age", proyectando sus fantasías... la Biblia Didajé aporta una lectura enraizada en el Catecismo y la Tradición
El obispo afirmó que quien lee la Biblia dentro de la tradición de la Iglesia está protegido de una lectura abstracta: la tradición, la Iglesia hace vivo el texto en nuestros días, en la vida cotidiana. Ya Jesús, recuerda Munilla, avisó que sería el Espíritu Santo quien vendría a explicar plenamente su enseñanza.
Crees en Algo pero... ¿tu Dios se comunica?
"Hace 40 años la gente se preguntaba por la existencia de Dios... ¿Creer o no, ser ateo o creyente? Pero hoy la frontera pasa más bien por creer en si Dios se revela o no. Muchos creen que hay Algo, un Ser Superior, etc… pero no creen que se revele, no creen que ese Ser Superior se comunique. Y eso es casi lo mismo que no creer. ¿Dios ha hablado, se da a conocer? ¿Ilumina tu camino, te da una vocación? Esa es la frontera del hombre de hoy", explicó el obispo de San Sebastián.
"Quizá en la Iglesia deberíamos insistir más al predicar que Dios se ha revelado, que Dios ha hablado, que Dios se ha dado a conocer, y esa ha sido quizá su mayor misericordia. Jesucristo no vino a predicar valores, sino a revelar el Misterio de Dios", añadió.
Y comparó a los que tantean espiritualmente a Dios desde lejos con malos periodistas del corazón que hacen fotos de famosos desde lejos, sin concebir la posibilidad de que Dios es cercano, que quiere revelar su vida, tener una relación personal. “A ti no te llamo siervo, sino amigo”, dice Jesús, porque el amigo sabe lo que hace su amigo, lo conoce, recordó el obispo.
Por último, el obispo animó a invocar a la Virgen antes de leer la Biblia, con la fórmula "Ave Virgo Audiens", saludando a la Virgen que Escucha, "para que nos ayude a recibir e interiorizar la Palabra y que nuestra recepción sea humilde como la suya".
El catecismo, "norma segura para la enseñanza de la fe"
José Rico, obispo auxiliar de Getafe, recordó que la palabra "Didajé" (de la misma raíz que "didáctico", por ejemplo, referida a "enseñanza", en griego) se refiere un texto cristiano del siglo I llamado "Enseñanza, o Doctrina - Didajé- de los Apóstoles". (Es un texto breve y edificante que se puede leer aquí). Ya los antiguos cristianos, además de las Escrituras, usaban textos como esa Didajé, con enseñanzas expositivas que ayudaban a entender la doctrina.
Antes de 1992, la Iglesia Católica no tenía un catecismo "mayor", para todas sus diócesis, desde Trento y el siglo XVI. El Catecismo actual, presentado en 1992, nació de las peticiones del Sínodo de los obispos de 1985, que requerían un texto que enseñase con lenguaje del Concilio Vaticano II. El catecismo del siglo XVI había surgido como respuesta a los catecismos protestantes y tenía dos versiones: una menor, para niños y jóvenes y gente sencilla, y una mayor, un compendio de las verdades de la fe, armónico y coherente, que Trento pedía para educar: fue el llamado Catecismo Romano para Párrocos. En 1985 lo que los obispos pedían era un Catecismo Mayor, un compendio de las verdades de la fe de manera unitaria y armónica. Y eso fue lo que San Juan Pablo II aprobó y lo que la Iglesia usa desde 1992.
El obispo auxiliar de Getafe recordó que hubo cierto debate sobre cuál era el rango de autoridad del Catecismo, pero San Juan Pablo II al aprobarlo con la Fidei Depositum, establece que es “norma segura para la enseñanza de la fe”, una afirmación de gran fuerza.
Y diez años después de publicarse, San Juan Pablo II añadió que el Catecismo era "magisterio pontificio colegial", es decir, verdadero magisterio, aprobado con Constitucion Apostolica del Papa y con el concurso del Pueblo de Dios en los cauces habituales (equipo de redacción, consultas a las diócesis, etc…).
Por último, el obispo José Rico animó a crecer espiritualmente leyendo la Biblia y estudiándola dentro del pensar eclesial. Puso el ejemplo de San Gregorio Magno, que en el siglo VI, comentando la Biblia, dijo: "las palabras divinas crecen con el que las lee”.
"Eso es un criterio también para ver si nos hemos estancado o crecemos en la vida espiritual", explicó Rico. "Si cada vez que leo o escucho la Palabra descubro algo nuevo, estoy en camino de crecimiento. Pero para eso hay que leerla en la comunión eclesial. Gregorio, comentando el texto de Ezequiel, dijo a unos monjes: “con vosotros he aprendido lo que sin vosotros no habría aprendido”. Y es que comentar la Palabra para otros enriquece al comentarista, porque lo hace en la comunión eclesial".
Un recurso también para estudiantes
La Biblia Didajé es también un recurso valioso para estudiantes y para los que participan en estudios sobre la sagrada Escritura. También es ideal para quienes buscan una comprensión más profunda de la fe católica.
- Utiliza la traducción litúrgica oficial de la Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española.
- Incluye 27 mapas bíblicos a todo color, incluyendo los viajes de Jesucristo.
- Más de 100 explicaciones apologéticas ayudan a responder preguntas comunes sobre la fe.
- Incluye un glosario explicativo de 43 páginas y un índice temático.
La Biblia Didajé se puede adquirir aquí
En el vídeo, el predicador dominico colombiano fray Nelson Medina explica la relación entre la ciencia, la razón y la lectura de la Biblia
Los responsables de presentar la edición fueron Pablo Cervera, coordinador de esta edición y de las traducciones de las notas desde el inglés; Carlos Granados, director de la BAC; José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián y José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe.
Una Biblia con las preguntas que se hacen
Pablo Cervera destacó que las notas se han traducido de la edición norteamericana, que ha vendido 40.000 ejemplares en inglés en EEUU. Expresó que la Iglesia en Estados Unidos, "después de su purificación de los últimos años tras los casos de pederastia", es especialmente dinámica y evangelizadora y tiene mucho que aportar a la Iglesia universal. "Las notas de esta Biblia no son un corta-pega del Catecismo, sino que expertos exegetas han estudiado en el Catecismo los distintos temas y han escrito sus propias notas; han sido años de trabajo", explicó.
Efectivamente, en las 106 preguntas "apologéticas" del final se nota el esfuerzo por responder en lenguaje sencillo a las preguntas que la gente hace. Cada año 120.000 adultos se hacen católicos en Estados Unidos, dos tercios de ellos llegan de familias de origen protestante. En los cursos de preparación hacen preguntas sobre la moral, la tradición, la Iglesia, los sacramentos, la vida de familia... y esas son las que responde esta edición, siempre desde el Catecismo.
"Es una Biblia catequética", insistió Pablo Cervera, y lo ratificó el director de la BAC, Carlos Granados, recordando que los obispos españoles, al potenciar la traducción oficial de 2008 para España, buscaban facilitar un mismo texto para catequesis y para la liturgia.
Entre los hipercríticos y la "New Age"
José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, contó al público asistente que él mismo aprendió muchísimo sobre Sagrada Escritura durante los años que explicó el Catecismo, punto por punto, en su programa diario de Radio María (www.radiomaria.es). "Eso me ayudó a profundizar en la Sagrada Escritura de una forma que no había vivido. El catecismo está iluminado de miles de citas bíblicas, y así permite conocer la Escritura con profusión enorme", comentó.
En su opinión, la Biblia Didajé hace un camino inverso: a partir del texto bíblico, remite al Catecismo y permite entender el texto sagrado en la tradición eclesial.
"El punto 80 del Catecismo dice que la Tradicion y la Escritura están unidas y compenetradas, que surgen de la misma fuente y tienden al mismo fin. La Tradicion recibe la Palabra de Dios encomendada a los Apóstoles. Mientras que Lutero, en el siglo XVI, proclamaba su Sola Scriptura, que sólo el texto bíblico es fuente de doctrina, el Concilio de Trento hablaba de dos fuentes de Revelación, la Escritura y la Tradición. El Vaticano II lo presentaba más bien como dos modalidades de una única fuente de Revelación, que es el Espíritu Santo, que actualiza su enseñanza en el tiempo. Pero este Catecismo que aprobó San Juan Pablo II es especial, porque nunca la Iglesia contó con una exposición doctrinal tan explicada".
Munilla advirtió de 2 peligros actuales para quien se acerca al texto bíblico.
Uno es someterse a una lectura exclusivamente histórico-crítica, "preguntando sólo qué quería decir tal autor en su época, en vez de entender lo que la Iglesia quiere decir hoy con ese texto. Esta aproximación mata el alma de la Sagrada Escritura", avisó el obispo vasco.
La otra amenaza, en su opinión aún más extendida, es acercarse a la Biblia sólo "en su forma literaria, también desde la Nueva Era, desde lo sapiencial, pero desconectándola de la Revelación".
En nuestra época, quien no lee la Biblia en el contexto de la Iglesia enseguida puede caer en una lectura "new age", proyectando sus fantasías... la Biblia Didajé aporta una lectura enraizada en el Catecismo y la Tradición
El obispo afirmó que quien lee la Biblia dentro de la tradición de la Iglesia está protegido de una lectura abstracta: la tradición, la Iglesia hace vivo el texto en nuestros días, en la vida cotidiana. Ya Jesús, recuerda Munilla, avisó que sería el Espíritu Santo quien vendría a explicar plenamente su enseñanza.
Crees en Algo pero... ¿tu Dios se comunica?
"Hace 40 años la gente se preguntaba por la existencia de Dios... ¿Creer o no, ser ateo o creyente? Pero hoy la frontera pasa más bien por creer en si Dios se revela o no. Muchos creen que hay Algo, un Ser Superior, etc… pero no creen que se revele, no creen que ese Ser Superior se comunique. Y eso es casi lo mismo que no creer. ¿Dios ha hablado, se da a conocer? ¿Ilumina tu camino, te da una vocación? Esa es la frontera del hombre de hoy", explicó el obispo de San Sebastián.
"Quizá en la Iglesia deberíamos insistir más al predicar que Dios se ha revelado, que Dios ha hablado, que Dios se ha dado a conocer, y esa ha sido quizá su mayor misericordia. Jesucristo no vino a predicar valores, sino a revelar el Misterio de Dios", añadió.
Y comparó a los que tantean espiritualmente a Dios desde lejos con malos periodistas del corazón que hacen fotos de famosos desde lejos, sin concebir la posibilidad de que Dios es cercano, que quiere revelar su vida, tener una relación personal. “A ti no te llamo siervo, sino amigo”, dice Jesús, porque el amigo sabe lo que hace su amigo, lo conoce, recordó el obispo.
Por último, el obispo animó a invocar a la Virgen antes de leer la Biblia, con la fórmula "Ave Virgo Audiens", saludando a la Virgen que Escucha, "para que nos ayude a recibir e interiorizar la Palabra y que nuestra recepción sea humilde como la suya".
El catecismo, "norma segura para la enseñanza de la fe"
José Rico, obispo auxiliar de Getafe, recordó que la palabra "Didajé" (de la misma raíz que "didáctico", por ejemplo, referida a "enseñanza", en griego) se refiere un texto cristiano del siglo I llamado "Enseñanza, o Doctrina - Didajé- de los Apóstoles". (Es un texto breve y edificante que se puede leer aquí). Ya los antiguos cristianos, además de las Escrituras, usaban textos como esa Didajé, con enseñanzas expositivas que ayudaban a entender la doctrina.
Antes de 1992, la Iglesia Católica no tenía un catecismo "mayor", para todas sus diócesis, desde Trento y el siglo XVI. El Catecismo actual, presentado en 1992, nació de las peticiones del Sínodo de los obispos de 1985, que requerían un texto que enseñase con lenguaje del Concilio Vaticano II. El catecismo del siglo XVI había surgido como respuesta a los catecismos protestantes y tenía dos versiones: una menor, para niños y jóvenes y gente sencilla, y una mayor, un compendio de las verdades de la fe, armónico y coherente, que Trento pedía para educar: fue el llamado Catecismo Romano para Párrocos. En 1985 lo que los obispos pedían era un Catecismo Mayor, un compendio de las verdades de la fe de manera unitaria y armónica. Y eso fue lo que San Juan Pablo II aprobó y lo que la Iglesia usa desde 1992.
El obispo auxiliar de Getafe recordó que hubo cierto debate sobre cuál era el rango de autoridad del Catecismo, pero San Juan Pablo II al aprobarlo con la Fidei Depositum, establece que es “norma segura para la enseñanza de la fe”, una afirmación de gran fuerza.
Y diez años después de publicarse, San Juan Pablo II añadió que el Catecismo era "magisterio pontificio colegial", es decir, verdadero magisterio, aprobado con Constitucion Apostolica del Papa y con el concurso del Pueblo de Dios en los cauces habituales (equipo de redacción, consultas a las diócesis, etc…).
Por último, el obispo José Rico animó a crecer espiritualmente leyendo la Biblia y estudiándola dentro del pensar eclesial. Puso el ejemplo de San Gregorio Magno, que en el siglo VI, comentando la Biblia, dijo: "las palabras divinas crecen con el que las lee”.
"Eso es un criterio también para ver si nos hemos estancado o crecemos en la vida espiritual", explicó Rico. "Si cada vez que leo o escucho la Palabra descubro algo nuevo, estoy en camino de crecimiento. Pero para eso hay que leerla en la comunión eclesial. Gregorio, comentando el texto de Ezequiel, dijo a unos monjes: “con vosotros he aprendido lo que sin vosotros no habría aprendido”. Y es que comentar la Palabra para otros enriquece al comentarista, porque lo hace en la comunión eclesial".
Un recurso también para estudiantes
La Biblia Didajé es también un recurso valioso para estudiantes y para los que participan en estudios sobre la sagrada Escritura. También es ideal para quienes buscan una comprensión más profunda de la fe católica.
- Utiliza la traducción litúrgica oficial de la Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española.
- Incluye 27 mapas bíblicos a todo color, incluyendo los viajes de Jesucristo.
- Más de 100 explicaciones apologéticas ayudan a responder preguntas comunes sobre la fe.
- Incluye un glosario explicativo de 43 páginas y un índice temático.
La Biblia Didajé se puede adquirir aquí
En el vídeo, el predicador dominico colombiano fray Nelson Medina explica la relación entre la ciencia, la razón y la lectura de la Biblia
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