Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Francisco, en el encuentro interreligioso, anima a «ser honestos al presentar nuestras convicciones»

Rocío Lancho/Zenit

El representante de la comunidad hindú en Sri Lanka -país mayoritariamente budista- da la bienvenida al Papa con un chal que expresa honor y respeto
El representante de la comunidad hindú en Sri Lanka -país mayoritariamente budista- da la bienvenida al Papa con un chal que expresa honor y respeto
El santo padre Francisco ha visitado al nuevo presidente de la República de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, en la visita de cortesía en la residencia presidencial.

El Papa aterrizó en la mañana del martes en el aeropuerto de Colombo y desde allí se trasladó en papamóvil hasta la nunciatura, en un recorrido de 28 kilómetros que se alargó más de lo previsto y provocó la cancelación del encuentro que estaba organizado en el arzobispado con los obispos srilankeses.

En la residencia presidencial, y tras la firma del Libro de Honor, el Papa y el mandatario han tenido un coloquio privado seguido de la presenciación de los familiares y el intercambio de regalos.

Desde allí se ha dirigido al Centro de Congresos Bandaranaike Memorial International Conference Hall para el encuentro interreligioso.

[Sri Lanka tiene 20 millones de habitantes de los que el 6 o 7% ciento son cristianos de distintas iglesias, el 8% son hindúes, otro 8 o 9% son musulmanes y la mayoría, un 77%, son budistas. Nota de ReL]

Francisco ha hablado de cooperación interreligiosa y ecuménica como camino hacia la reconciliación y del respeto entre los pueblos. Además, ha condenado la violencia que pretende justificarse con creencias religiosas.

En este encuentro han participado exponentes de las principales religiones de Sri Lanka con representantes de varias comunidades: budista, hindú, musulmana y algunas confesiones cristianas.

También allí ha firmado el Libro de Honor.

Tras la acogida con músicas tradicionales, monseñor Cletus Chandrasiri Perera, obispo de Ratnapura y encargado del Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal de Sri Lanka, ha presentado al Papa y a los participantes del encuentro.

Finalmente, después del canto budista, la bendición hindú y musulmana, la oración del grupo ecuménico y el discurso de un monje budista, el Papa ha pronunciado su segundo discurso del día.

Especialmente significativa ha resultado la internvención del representante musulmán, que ha condenado los atentados de París y Pakistán y ha recordado que el islam es una religión de paz, amor y armonía y no tiene relación con el racismo, terrorismo y extremismo.

Por su parte, el representante hindú dio al Santo Padre un pañuelo naranja con el que se cubrió los hombros y tuvo puesto durante el resto del encuentro.

Francisco ha recordado que en el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica declaró su profundo y permanente respeto por las demás religiones.

El Pontífice ha reafirmado “el sincero respeto de la Iglesia por ustedes, sus tradiciones y creencias”. De este modo ha manifestado el deseo de que su vista “ayude a impulsar y profundizar en las diversas formas de cooperación interreligiosa y ecuménica que se han emprendido en los últimos años”.

El Santo Padre ha precisado que para que este diálogo sea eficaz “debe basarse en una presentación completa y franca de nuestras respectivas convicciones”. Si somos honestos en la presentación de nuestras convicciones -ha explicado- seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos en común. Y “se abrirán nuevos caminos para el mutuo aprecio, la cooperación y, ciertamente, la amistad”.

A continuación, el Papa ha hablado de la situación concreta de Sri Lanka y ha recordado que durante muchos años, las habitantes de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia.

“Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones”, ha asegurado.

De este modo ha expresado su deseo de que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que “los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas”.

Por otro lado, ha reconocido que por el bien de la paz, “nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra”.

Así, el Papa ha afirmado que enemos que exigir a nuestras comunidades,” con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan”.



Recepción con bailes al Papa en el aeropuerto de Colombo

Texto íntegro del discurso en el encuentro interreligioso y ecuménico
Encuentro interreligioso y ecuménico
Colombo, Bandaranaike Memorial Conference Hall
13 enero de 2015

Queridos amigos
Me alegro de tener la oportunidad de participar en este encuentro, que reúne a las cuatro comunidades religiosas más grandes que integran la vida de Sri Lanka: el budismo, el hinduismo, el islam y el cristianismo.

Muchas gracias por su presencia y su calurosa bienvenida. También doy las gracias a cuantos han ofrecido sus oraciones y peticiones, y de un modo particular expreso mi gratitud al Obispo Cletus Chandrasiri Perera y al Venerable Vigithasiri Niyangoda Thero por sus amables palabras.

He llegado a Sri Lanka siguiendo las huellas de mis predecesores, los papas Pablo VI y Juan Pablo II, para manifestar el gran amor y preocupación de la Iglesia católica por Sri Lanka. Es una gracia especial para mí visitar esta comunidad católica, confirmarla en la fe cristiana, orar con ella y compartir sus alegrías y sufrimientos. Es igualmente una gracia poder estar con todos ustedes, hombres y mujeres de estas grandes tradiciones religiosas, que comparten con nosotros un deseo de sabiduría, verdad y santidad.

En el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica declaró su profundo y permanente respeto por las demás religiones. Dijo que ella «no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas» (Nostra aetate, 2). Por mi parte, deseo reafirmar el sincero respeto de la Iglesia por ustedes, sus tradiciones y creencias.

Con este espíritu de respeto, la Iglesia católica desea cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en la búsqueda de la prosperidad de todos los ciudadanos de Sri Lanka. Espero que mi visita ayude a impulsar y profundizar en las diversas formas de cooperación interreligiosa y ecuménica que se han emprendido en los últimos años.

Estas iniciativas loables han brindado oportunidades para el diálogo, que es esencial si queremos conocer, comprender y respetar a los demás. Pero, como demuestra la experiencia, para que este diálogo y encuentro sea eficaz, debe basarse en una presentación completa y franca de nuestras respectivas convicciones. Ciertamente, ese diálogo pondrá de relieve la variedad de nuestras creencias, tradiciones y prácticas. Pero si somos honestos en la presentación de nuestras convicciones, seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos en común. Se abrirán nuevos caminos para el mutuo aprecio, la cooperación y, ciertamente, la amistad.

Esos desarrollos positivos en las relaciones interreligiosas y ecuménicas adquieren un significado particular y urgente en Sri Lanka. Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones. Sin duda, el fomento de la curación y de la unidad es una noble tarea que incumbe a todos los que se interesan por el bien de la nación y, en el fondo, por toda la familia humana. Espero que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas.

De cuántos modos los creyentes de las diferentes religiones pueden llevar a cabo este servicio. Cuántas son las necesidades que hay que atender con el bálsamo curativo de la solidaridad fraterna. Pienso particularmente en las necesidades materiales y espirituales de los pobres, de los indigentes, de cuantos anhelan una palabra de consuelo y esperanza. Pienso también en tantas familias que siguen llorando la pérdida de sus seres queridos.

Especialmente en este momento de la historia de su nación, ¡cuántas personas de buena voluntad están tratando de reconstruir los fundamentos morales de la sociedad en su conjunto! Que el creciente espíritu de cooperación entre los líderes de las diferentes comunidades religiosas se exprese en el compromiso de poner la reconciliación de todos los habitantes de Sri Lanka en el centro de los esfuerzos por renovar la sociedad y sus instituciones.

Por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra. Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan.

Queridos amigos, les doy las gracias una vez más por su generosa acogida y su atención. Que este encuentro fraterno nos confirme a todos en nuestro compromiso de vivir en armonía y difundir la bendición de la paz.
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