Extraña forma de amar
Francisco Guerrero es un compositor del siglo XVI (1528–1599) de la talla de Cristóbal de Morales o Tomás Luis de Victoria. Pero hay un aspecto en el que destaca notablemente sobre todos los compositores españoles del Siglo de Oro. Se trata de la música que compone para acompañar la poesía en lengua vernácula.
Recientemente estaba ojeando la colección de Canciones y Villanescas Espirituales (Venecia, 1589), que dedicó al arzobispo y cardenal de Sevilla Rodrigo de Castro, gran mecenas de los músicos renacentistas españoles de su época, y me sorprendía la intensidad del texto de estas obras. Entre los autores de los textos encontramos a Gregorio Silvestre –autor del soneto sobre el que se basa el texto de Pluguiera a Dios–, Gutierre de Cetina, Garcilaso de la Vega y otros cuyos nombres desconocemos actualmente.
Muchas de estas composiciones están dedicadas al Santísimo Sacramento; podríamos decir que son cantos eucarísticos. Son los llamados villancicos, según la deducción de Miguel Querol, quien afirma que tal nomenclatura estaba destinada a los cantos eucarísticos, a los dedicados a la Virgen y a otros temas que no necesariamente abordaban el nacimiento de Jesús.
No quisiera ahora decir nada sobre estos cantos eucarísticos que me parecen de una belleza y hondura impresionantes; tal vez en otro momento. Pero sí quiero detenerme en el titulado Pluguiera a Dios puesto que me impresionó muchísimo su texto. Se me hizo explícita la pregunta: ¿por qué vale la pena haber nacido? Y, a continuación, me repetía: ¿qué es mejor: no vivir, no existir y evitar así la posibilidad de pecar, de equivocarme, de hacer daño, o existir aún a riesgo de cometer todos estos errores y males, incluso a las personas que más amo? Recordé entonces las palabras del Pregón Pascual: “¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados?”
Audio nº 1: Pregón Pascual
Es la positividad de la vida, el valor del ser frente al no ser, únicamente porque hay Alguien que ama nuestra vida hasta el infinito. Alguien que no es indiferente a nuestro sufrimiento hasta el punto de entregar al Hijo para salvar al esclavo, como también dice el Pregón Pascual. Es el amor infinito ante el cual mi culpa se hace pequeña: “que no’s posible ser mi culpa tanta / que no la sane Dios con su clemencia”.
Pluguiera a Dios
Plugiera a Dios, si aquest´es buen partido,
que yo nunca nasçiera o no pecara,
o, llorando, mi culpa tal quedara,
como si no la oviera cometido;
Y ya que tal protervo y malo é sido
que a tanto perdimiento no llegara,
que´n duda de mis males yo tomara,
por no perder mi ser, el no aver sido.
¡Ay! no lo quiera Dios, ni tal pretendo.
Ya sé que aun en la piedra y en la planta
el ser sobre´l no ser tiene excelençia.
Pecador grande soy, mas bien entiendo
que no´s posible ser mi culpa tanta
que no la sane Dios con su clemençia.
Audio nº 2: Pluguiera a Dios
“¡Qué incomparable ternura y caridad!”, o, dicho de otra forma, ¡qué extraña forma de amar: “Al lugar más encumbrado / do pudo llegar amor, / y el punto de más primor / es transformarse’n lo amado”. ¡Transformarse en lo amado: “Dios en hombre y en manjar”!
Extraña muestra d’amar
Extraña muestra d´amar
que no pudo a más subir,
ni el hombre más que pedir,
ni Dios tuvo más que dar.
Al lugar más encumbrado
do pudo llegar amor,
y el punto de más primor
es transformarse’n lo amado:
Dios en hombre y en manjar
d’hombres vemos convertir.
Y así, no hay más que pedir
ni Dios tuvo más que dar.
Audio nº 3: Extraña muestra d’amar
El ser sobre el no ser. La creación es siempre un acto de amor por la esperanza y la promesa de una vida cumplida, para siempre. Si no fuera así, sería una maldición convivir con un corazón insaciable y al que no se puede contentar con cualquier amor. Esa esperanza hecha carne, transformada en lo amado, es la única respuesta al corazón que se nos escapa entre las manos, que no nos deja tranquilos, que no nos da tregua y que siempre pide más, hasta el punto de decir: no puedo más, vete ya, no quiero acompañarte en tu deseo de infinito y que sólo lo puede llenar un amor infinito.
Estranha forma de vida (Amália Rodrigues)
Foi por vontade de Deus
Que eu vivo nesta ansiedade
Que todos os ais são meus
Que é toda minha a saudade.
Foi por vontade de Deus.
Que estranha forma de vida
Tem este meu coração
Vive de vida perdida
Quem lhe daria o condão.
Que estranha forma de vida.
Coração independente
Coração que não comando
Vives perdido entre a gente
Teimosamente sangrando.
Coração independente.
Eu não te acompanho mais
Para deixa de bater
Se não sabes onde vais
Porque teimas em correr.
Eu não te acompanho mais.
Se não sabes onde vais
Para deixa de bater
Eu não te acompanho mais.
Extraña forma de vida
Fue por voluntad de Dios
que vivo en esta ansiedad
que todo suspiro es mío
que es mía toda nostalgia.
Fue por voluntad de Dios.
Qué extraña forma de vida
tiene este corazón mío
vives de vida perdida
quién te daría ese don.
Qué extraña forma de vida.
Corazón independiente
corazón que no gobierno
entre la gente perdido
sangrando obstinadamente.
Corazón independiente.
Ya no te acompaño más
para, deja de latir.
Si no sabes a dónde vas
por qué insistes en correr.
Ya no te acompaño más.
Si no sabes a dónde vas
para, deja de latir,
ya no te acompaño más.
Audición nº 4: Estranha forma de vida
Pero ¿dónde está ese lugar en el que el corazón puede descansar? En un Amor infinito que me ha dado este corazón indomable e incansable al que no puedo engañar. Y así como me ha dado este corazón, también me ha dado el Amor que lo colma, haciéndose uno conmigo, teniendo una carne como la mía.
Extraña forma de amar la de convertirse en lo amado. Y así, también yo quiero convertirme en este Amor que me invade.
Éstos son mi deseo, mi esperanza, y mi certeza.
Paulino Carrascosa
elrostrodelresucitado@gmail.com