Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La vocación del nuevo obispo auxiliar de Washington comenzó con el encuentro con un vagabundo

Era vicepresidente de Bank of America, dejó todo y se ordenó a los 59 años: desde ahora es obispo

Era vicepresidente de Bank of America, dejó todo y se ordenó a los 59 años: desde ahora es obispo
Roy Campbell se ordenó sacerdote con 59 años y diez años después es obispo en Washington

J. Lozano / ReL

De mandar a servir. Este es el camino que ha realizado en su vida Roy Campbell, un hombre que lo tenía todo con uno de los trabajos más envidiados del mundo. Y cuando ya sobrepasaba sobradamente los 50 años, edad en la que muchos ya empezarían a buscar una vida tranquila pensando por fin en su ansiada jubilación él realizó un salto al vacío e ingresó en el seminario.

Se ordenó en 2007 y tras diez años como sacerdote, el Papa Francisco le nombró este miércoles obispo auxiliar de Washington a los 69 años. “Estoy asombrado. Me siento muy honrado y no me siento digno, pero confío en el Espíritu Santo”, dijo tras conocer su nombramiento.

Campbell se crió en una familia católica de esta misma archidiócesis y sus padres le transmitieron esta fe, tanto que durante su vida profesional la tuvo muy presente y siguió siendo muy activo en la parroquia pese a sus responsabilidades.

El futuro obispo auxiliar de Washington centró su carrera profesional en la banca y tras empezar como un simple cajero en el Bank of America, el segundo conglomerado bancario más importante de Estados Unidos llegó a ser vicepresidente, en una carrera de 33 años que se cortó ante la aparición de un reto aún mayor que dirigir un banco.

Una semilla sembrada de niño
Roy Campbell tenía la semilla del sacerdocio en su interior desde niño aunque finalmente floreció más tarde tras una intensa vida de trabajo. En una entrevista con el periódico de la archidiócesis de Washington afirmaba que cuando “tenía siete años  solía volver a casa después de misa e intentaba hacer lo que había visto al cura en la misa”. Incluso a los 20 años llegó a plantearse la vida sacerdotal.


El arzobispo de Washington, el cardenal Wuerl, saluda a su nuevo auxiliar

Sin embargo, Roy Campbell es lo que se denomina hoy una vocación tardía, cada vez más abundantes hoy en día en la Iglesia Católica. Y tras un proceso en el que fue muy activo como laico dentro de la Iglesia. Era lector en su parroquia, responsable del consejo económico e igualmente ayudaba en las finanzas de otros organismos diocesanos.

El encuentro con un vagabundo que cambió su vida
Pero su camino al sacerdocio llegaría por otro camino aunque éste fuera largo y durara años. El día que todo empezó a cambiar en su vida se produjo en 1995 cuando en diciembre tuvo un encuentro con una persona sin hogar que le marcó para siempre. Desde ese momento empezó a reflexionar sobre su verdadera relación con Jesucristo. Como resultado de este proceso empezó un programa de diaconado permanente en 1999.

Mientras se preparaba para ser diácono comenzó a dar clases particulares a niños de primaria a través de un programa parroquial y se ofreció como voluntario en la Casa Belén para adultos con discapacidades físicas y de aprendizaje así como a niños con problemas.

Este encuentro con el vagabundo le marcó la dirección y tras estar cerca de personas que necesitaban ayuda comprendió que su verdadera vocación era servir como sacerdote y así fue como en 2002 dejó su trabajo e ingresó en el seminario.



El importante papel de la Virgen María
Pero él propio Roy Campbell confiesa que no podría haber realizado este camino si la Virgen María no le hubiera ayudado a discernir que quería Dios de él.
 
"Rezo todos los días a nuestra Santísima Madre", decía antes de ser ordenado sacerdote. "Ella guiará a cualquier persona a su hijo, y lo hace con el amor y el cuidado de una madre. Ella me ayudó, de modo que cuando miro el crucifijo, me doy cuenta de lo que realmente es el amor”.

Y es tanto su amor y gratitud a la Virgen que quiere que su lema episcopal sea “Haced lo que él os diga”, recordando las palabras que María dijo en las bodas de Canaán. "Esas son las últimas palabras de la Santísima Virgen María en la Biblia. Y eso es más o menos lo que trato de hacer en mi ministerio", afirma ahora.
 
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