Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

En las zonas remotas de Nepal, la única ayuda que llega es la de las ONGs cristianas y las iglesias

El padre Pius Perumana, director de Cáritas Nepal, con una de las colaboradoras en Katmandú
El padre Pius Perumana, director de Cáritas Nepal, con una de las colaboradoras en Katmandú
En el pueblo nepalés de Singati (distrito de Dolhaka) la población no tiene más agua potable para beber.

Khishna Tamang, un sobreviviente del terremoto, cuenta: “Más del 50% de las casas quedaron en pie después del sisma del 25 de abril, pero el del 12 de mayo las tiró al suelo a todas. Los habitantes hemos sacado de los escombros al menos 150 cuerpos sin vida. En el pueblo hay olor a descomposición. No tenemos agua limpia y estamos obligados a beber la que se mezcla con los esqueletos de personas y animales muertos”.

En esta devastación “sólo algunas organizaciones filantrópicas y asociaciones cristianas nos han ayudado y traído materiales de emergencia y comida, pero hasta hoy [17 de mayo] el gobierno jamás se ha visto”

A casi un mes del terremoto que devastó Nepal, la situación está aún lejos de volver a la normalidad.

Hasta hoy el balance de las víctimas llegó a 8.567 muertos, más de 18.000 heridos y decenas de personas que han sufrido mutilaciones permanentes.

Como lo atestiguan los analistas y los mismos sobrevivientes, la Iglesia católica, Caritas de todo el mundo y asociaciones cristianas extranjeras y locales son las únicas que ayudan a quien aún están en las zonas más remotas y que corren riesgos.

Las iglesias católicas del país-incluida la catedral de la Asunción en Lalipur (Katmandú), la iglesia de Baniyatar y la de Godavari- están en pleno servicio. Además de juntar fondos para los sobrevivientes, organizan escuadras de voluntarios para prestar socorro y distribuir ayudas.

Celebrando la misa, el padre Bijata Toppo dijo: “Todos nosotros deberíamos ofrecer ayuda humanitaria a las víctimas de terremoto, según nuestras capacidades. Somos católicos y distintos a otros, porque nuestro servicio no es discriminatorio: testimoniamos la presencia de Jesús con la oración y el trabajo”.

El padre Ignatius Rai, párroco de la catedral de la Asunción en Katmandú, explica: “La Iglesia y las organizaciones católicas están trabajando en los distritos más afectados, como Gorkha, Nuwakot, Dhading, Dolakha, Sinddhupalchowk y Okhaldhunga. Hacemos los mejor que podemos, pero nuestros recursos son limitados y sólo nuestros esfuerzos no son suficientes para ayudar a la población”.

Analistas y expertos afirman que los partidos políticos están divididos y el gobierno no está en grado de dar ayuda a las víctimas. “Los partidos-subraya el analista Khagendra Sangraula- no deberían hacer sus intereses en esta crisis nacional. Sin embargo, podemos observar algunos abusos: por ejemplo los partidos de mayoría no dan ayuda a quien no pertenece a sus formaciones. Lo mismo sucede con la oposición. Es una grave discriminación”.

El profesor Kapil Shrestha cuenta: “He escuchado a muchas personas decir que las organizaciones cristianas e internacionales actuaron rápidamente y en modo honesto distribuyendo honestamente las ayudas, al contrario de lo obrado por el gobierno. El ejecutivo tiene mucho material de socorro, pero la mayor parte está bloqueada aún en las oficinas del aeropuerto o en las fronteras. Es triste ver a nuestros gobernantes discutir adonde enviar las ayudas, mientras que la población lucha para sobrevivir”.

En Roma para participar en la Asamblea general de Caritas Internationalis, el padre Pius Perumana, director ejecutivo de Cáritas Nepal (www.caritasnepal.org), trata de explicar a AsiaNews como funciona la relación entre el gobierno y las asociaciones en caso de emergencia: “Hace muchos años que Cáritas colabora con el gobierno y no existieron nunca problemas”.

“No es exacto- subraya- decir que el gobierno pidió que se vayan todos aquellos que ayudaban. Muchos países mandaron soldados y escuadras de socorro también sin la aprobación del gobierno nepalés”.

El director de Cáritas explica: “Cada vez que se verifica un desastre, la Cruz Roja está al mando de las operaciones y todos deben seguir sus directivas. Todos los entes del país, diseminados en los distritos, deben colaborar centralmente”.

“Pero, a menudo- prosigue el padre Pius- los entes extranjeros no entienden esta complejidad, llegan con buenas intenciones pero no conocen la lengua, las situaciones locales y el funcionamiento de la organización. Esto crea confusión”.

“Después de 1012 días después del terremoto, el gobierno tuvo que tomar una decisión, si continuar las búsquedas de los sobrevivientes o iniciar la reconstrucción. Se decidió que la fase de búsqueda de sobrevivientes había terminado y todos los equipos venidos para tal fin debieron interrumpir sus acciones”.

(Para ayudar a Caritas Nepal a través de Cáritas España haga clic aquí)
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