Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Entrevistamos al cineasta, con motivo del estreno en EEUU

«En Cristiada hablamos de los mártires, pero no de la masonería», explica el director Dean Wright

Hoy viernes 1 de mayo se estrena en Estados Unidos "Cristiada", con el título en inglés "For Greater Glory". El director nos habla de su espiritualidad, su enfoque épico y los hombres que vivieron la persecución del laicismo más radical.

Pablo J. Ginés/ReL

Dean Wright
Dean Wright
Hoy viernes 1 de junio se estrena en Estados Unidos "Cristiada", con el título en inglés "For Greater Glory", una película ambientada en la Guerra Cristera de 1926 a 1929, protagonizada por Andy Garcia, con la presencia también de Peter O’Toole, Eva Longoria, Karyme Lozano y Eduardo Verástegui. En sus dos primeras semanas en la cartelera mexicana "Cristiada" superó el medio millón de espectadores y fue la más vista en el fin de semana de su estreno.
 
"¿Puede un gobierno ordenar al pueblo que actúe contra su fe?"´: así resumía Andy García el tema de "Cristiada" en una entrevista con CNSNews.
Hemos hablado en profundidad con el director de la película, Dean Wright, un protestante asombrado por el coraje y la intensidad de la fe del pueblo católico mexicano en los años 20. También es, como él admite, un enamorado del cine épico (realizó los efectos especiales de "Crónicas de Narnia" y "El Señor de los Anillos") y está convencido de que "Cristiada" recoge esa épica.
 
-Señor Wright, ¿justifica esta película el uso de la violencia para lograr un fin político? Después de todo, no trata sólo de mártires desarmados sino de una lucha armada.
- En México, en los años 20, el Gobierno hacía algo mucho más grave que simplemente restringir el culto católico: confiscaron propiedades de la Iglesia y expulsaron a los clérigos extranjeros y prohibían casi todas las misas. Para los mexicanos la fe era su forma de vida, la parroquia era el centro de la vida en cada pueblo y abundaba la gente de confesión frecuente o comunión diaria. Las protestas al principio fueron pacíficas. Intentaron varias cosas: la desobediencia civil, los boicots a productos del gobierno federal, manifestaciones... Y la reacción de los federales fue enviar tropas a Guadalupe. Las tropas mataron cien personas en una misa porque era "ilegal". A partir de ahí, era difícil contener la violencia. La película no dice que la violencia sea el camino. Los personajes en la película, como en la vida real, dudan de si hacen lo correcto.
 
Lo asombroso es que el general de los cristeros, Gorostieta, estaba ganando la guerra a las tropas federales. Los embajadores extranjeros, movidos por razones económicas, presionaron al Gobierno y éste retrocedió y retiró la mayor parte de sus medidas antirreligiosas. La paz llegó cuando el Gobierno cedió. Los cristeros no participaron en las negociaciones: muchos volvieron a casa, otros fueron perseguidos o cazados. Pero sin su acción militar ¿se habría logrado esa libertad? Yo creo que no.
 
- ¿Cómo muestra la película la diferencia entre "fanatismo" y "fuertes convicciones"? El Gobierno federal presentaba a los católicos como meros "fanáticos".
- Los personajes de la película se hacen preguntas, tienen dudas, son humanos, cometen errores y hay momentos críticos en los que se dan cuenta. Cuando ves que se hacen preguntas reconoces que no son fanáticos.
 
- Usted busca dar un toque épico, hacer una película épica, pero esta no es una película fantástica, aquí mueren seres humanos. ¿Eso no entorpece el sabor épico?
- Me gusta el cine épico: he hecho los efectos de Titanic, de El Señor de los Anillos, de Crónicas de Narnia. ¡Quiero hacer épica! Pero en Cristiada no sólo mostramos las batallas, sino también sus consecuencias, el sufrimiento y la tragedia que trae la guerra. Eran hermanos matando a hermanos, como en la Guerra Civil americana, o la española. Como cineasta no puedo predicar y decir "esto no debió pasar": me limito a contar lo que pasó pero, sí, fue terrible y así lo muestro.

- En la película impresiona la escena de los cristeros ahorcados por federales en los postes de telégrafos. Está basada en una fotografía real, en Jalisco, ¿no?
- Sí, es una imagen icónica de esa guerra. No solo sucedió así, sino que la imagen tiene un gran simbolismo. De hecho, la película tiene muchas escenas así: históricas y simbólicas a la vez. No sólo me documenté, sino que viajé a los lugares de los hechos, hablé con las familias y descendientes de los protagonistas, del general Gorostieta, de algunos mártires.
 
- En la Guerra Cristera participaron adolescentes y niños y la película lo recoge.
- Evidentemente, no queremos fomentar el uso de niños soldado. Mostramos lo que pasó, con su mezcla de lo dulce y lo amargo, de lo inspirador y lo que nos rompe el corazón. José, uno de los chavales de 14 años que hace de niño cristero, lo expresa muy bien. Lo cierto es que los federales atacaban a familias enteras, entraban en casas y disparaban contra padre e hijos y violaban a las mujeres. Muchos niños, a veces huérfanos, huían al desierto, a la montaña, o intentaban llegar a Estados Unidos. Otros se sumaban a los cristeros. Era otra época, la gente maduraba joven. Pero en la película un personaje dice a su hijo, claramente: "no vayas a la guerra".
 
- ¿Cómo aborda la película el tema de los mártires, la gente que murió sirviendo a la Iglesia pero sin recurrir a las armas?
- Mostramos distintos tipos de personajes que rechazan la violencia. Uno de los pocos personajes ficticios de la película es Adriana, que representa lo que hicieron muchas mujeres mexicanas: marchar en las manifestaciones, recoger firmas... y ver como sus seres queridos van a la guerra. Ella se lo plantea. ¿Es lícito tomar las armas si te han prohibido la libertad y tu religión? ¿Cuánto aguantar sin alzarte? Alzarse en armas fue lo que al final causó que el Gobierno tuviese que pactar. Sin eso, creo que no habría habido acuerdo. El tema de fondo, en mi opinión, es la libertad: de religión, de comercio, de familia... Si pierdes eso, la gente se alza.
 
- ¿Trata la película el papel de la masonería?
- No, no lo tratamos. Sé que se dice que el presidente federal, Plutarco Elías Calles, era masón. Pero en una película no hay mucho tiempo, hay que elegir los temas y nos centramos en otros asuntos.
 
- Polonia tiene ya películas sobre sus mártires del comunismo, como Popieluszko. Ahora la tiene México con sus mártires. Pero en 2014 se cumplirán 80 años desde los primeros mártires españoles, los de la Revolución de Asturias, y el cine español no ha hecho ninguna película sobre nuestros mártires.
- Bueno, esta historia mexicana no la cuenta un mexicano. La cuento yo, que soy un gringo presbiteriano. Mi padre es pastor presbiteriano, y yo cuento una historia de mártires católicos. Fueron unos mexicanos los que me explicaron esta historia y me dijeron que merecía ser contada. Y vi que era cierto. La pude contar con cierto distanciamiento. No lo hizo un mexicano, ¿quizá por una resistencia en el país? ¿Temían no hacerlo bien? ¿Temían presiones del Gobierno o la Iglesia? No sé.
 
La mayoría de los mexicanos no sabe nada de esa época, de lo que pasó. No se enseña en las escuelas. A mí, la resistencia de aquellas personas ante la opresión me pareció heróica, y conecté con la historia. Expliqué la historia de forma que también el público norteamericano lo entendiera, disfrutara con la historia y admirara a los mexicanos, quizá como nunca han hecho. Yo me conmoví con la historia de la cristiada.
 
Quizá una película sobre los mártires de España necesita a un director extranjero, alguien de fuera que se conmueva con las historias. Y que no haga una película de bandos muy buenos y muy malos, porque eso el público lo rechazará. Cristiada intenta reflejar los errores y las imperfecciones de todos los implicados.
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