Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

El Papa vuelve a recomendar la novela apocalíptica «Señor del Mundo» contra la ideología de género

P. J. Ginés/ReL

Francisco, al pie del avión en Manila, aguanta el chaparrón
Francisco, al pie del avión en Manila, aguanta el chaparrón
En el avión de vuelta de Manila a Roma, el Papa Francisco, al criticar la ideología de género y sus maniobras para colonizar culturalmente países del Tercer Mundo y culturas no occidentales, ha recomendado la novela apocalíptica Señor del Mundo, de Robert Hugh Benson, publicada en 1907 (el Papa, por un lapsus y hablando de memoria, dice que es de 1903), en la que un gran líder político de apariencia humanista y solidaria logra unificar casi todo el planeta hablando de paz… pero ocultando por detrás un gran mal.

“Es importante globalizar no como una esfera sino como un poliedro, que cada pueblo, cada parte, conserve su propia identidad sin ser ideológicamente colonizado. Estas [las presiones de la ideología de género] son colonizaciones ideológicas”, explicó en el avión.

“Hay un libro –perdonen que haga un anuncio- hay un libro que quizá es un poco pesado al principio, porque se escribió en 1903 en Londres. Es un libro que en ese momento el escritor veía el drama de la colonización ideológica y lo escribió en ese libro. Se llama “El Señor de la Tierra”, o el otro título es Señor del Mundo. Uno de esos. El autor es Benson, escrito en 1903. Les recomiendo que lo lean, y leyéndolo entenderán a qué me refiero con la colonización ideológica”.

El libro más recomendado por el Papa
Señor del Mundo ya ha sido recomendado por Bergoglio como Papa Francisco en varias ocasiones y (salvando la Biblia y los libros  estrictamente religiosos) es probablemente el libro que más ha citado en su pontificado. Y no es un ensayo, sino una novela. 

En la homilía matinal en la residencia Santa Marta del lunes 18 de noviembre de 2013, criticando la "mundanidad", el "pensamiento único" y el "espíritu del progresismo adolescente" que, dijo, lleva a la apostasía, ya recomendó este libro, que junta ciencia ficción y teología, escrito en 1907 por un anglicano converso al catolicismo, R. H. Benson. 

En ella, el Anticristo es un líder político elegante, moderado, que habla de paz y de unidad, que seduce... pero que persigue y acosa a la Iglesia.

"Señor del Mundo" está en la misma tradición que su predecesora "El relato del Anticristo" (de Vladimir Soloviev, escrito en 1900, citado varias veces por Benedicto XVI, gratis aquí) o la novela más moderna "El Padre Elías" (que lleva ya 8 ediciones en España y puede adquirirse aquí).



El Papa recordó Señor del Mundo al comentar el libro de los Macabeos, en el que muchos miembros del pueblo de Dios, atraídos por la cultura griega, hegemónica en la época, deciden aceptar el paganismo y abandonar la fidelidad a Dios. El Papa se pregunta por la “raíz perversa” de esta infidelidad: el querer ser como los demás.

"Es como si dijeran ´somos progresistas, vamos con el progreso, donde va toda la gente´", previno Francisco. Para el Papa, eso es el “espíritu del progresismo adolescente” que “cree que ir adelante en cualquier elección, es mejor que permanecer en las costumbres de la fidelidad”.

“¡Negociamos la fidelidad! Y esto es precisamente el fruto del demonio, del príncipe de este mundo, que nos lleva adelante con el espíritu de la mundanidad", señala Francisco, un Papa que se siente muy cómodo hablando del demonio y sus engaños, al cual menciona con frecuencia.

Ceder ante el poder, antesala de la persecución
"Y después, suceden las consecuencias. Tomaron las costumbres de los paganos, después un paso adelante: el rey prescribió en todo el reino que todos formaran un solo pueblo y cada uno abandonara sus propias usanzas. No es la bella globalización de la unidad de todas las Naciones, sino, cada una con sus propias usanzas, pero unidas, pero es la globalización de la uniformidad hegemónica, es precisamente el pensamiento único. Y este pensamiento único es fruto de la mundanidad”, prosigue el Papa Francisco.

Tras esto “todos los pueblos se adecuaron a las órdenes del rey; aceptaron también su culto, hicieron sacrificios a los ídolos, y profanaron el sábado”.

Poco a poco, señala el Papa, se fue adelante por este camino. Y al final, “el rey elevó sobre el altar la abominación de la desolación”, recuerda, citando el libro de Macabeos, que marca este pasaje como la más espantosa profanación posible (al parecer, se refiere a que sobre el altar de Yavé los paganos colocaron la estatua de un dios olímpico para adorarlo). 

Deseo de ser progresistas con pensamiento único
“Pero, padre, ¿esto también sucede hoy?", se pregunta Francisco. "Sí. Porque el espíritu de la mundanidad también existe hoy, también hoy nos lleva con este deseo de ser progresistas siguiendo el pensamiento único. Si a alguien se le encontraba el Libro de la Alianza y si alguien obedecía a la Ley, la sentencia del rey lo condenaba a muerte. Y esto lo hemos leído en los periódicos en estos meses", añade Francisco pensando en los cristianos perseguidos en países musulmanes o comunistas.



"Señor del Mundo", una novela profética
Para Francisco, la novela de Benson ejemplifica el “espíritu de la mundanidad que nos lleva a la apostasía”. Refleja la presión social de que los cristianos “debemos ser como todos, debemos ser normales, como hacen todos, con este progresismo adolescente”. Y después, dice, “sigue la historia”: “las condenas a muerte, los sacrificios humanos”.

“¿Pero ustedes – preguntó el Papa – piensan que hoy no se hacen sacrificios humanos? ¡Se hacen tantos, tantos! Y hay leyes que los protegen”, denunció, probablemente en referencia al aborto y otros abusos del poder que se cobran la vida de personas.

Un sacerdote que acertó
Robert Hugh Benson, el autor de "Amo del Mundo", fue un intelectual anglicano, hijo del arzobispo primado anglicano, que en 1903 se hizo católico, y posteriormente sacerdote. Escribió "Señor del Mundo" en 1907, diez años antes de la Revolución Rusa.

Él murió en 1914: no pudo ver el desastre de la Primera Guerra Mundial, no supo nada de las profecías apocalípticas de Fátima, no vio cómo el comunismo asumía la retórica de su Anticristo, pero sí vio cómo en Occidente la proponían otros. (Su foto, bajo estas líneas).



En la novela, el Anticristo, míster Felsenburg, es un gran político, un pacificador que busca "alianzas de civilizaciones", que proclama la bondad de todo... menos de la Iglesia Católica.

Un experto inglés en literatura como Joseph Pearce (biógrafo de Tolkien, Oscar Wilde y Roy Campbell) dice que “Señor del Mundo merece un lugar junto a Un mundo feliz y 1984 entre los clásicos de la distopía de ficción. De hecho, aunque las obras maestras de Huxley y Orwell son equiparables en valor literario, son claramente inferiores en valor profético. Los dictadores políticos que daban a la novela-pesadilla de Orwell su siniestra potencia ya tuvieron sus días. Sin embargo, la novela-pesadilla de Benson se está haciendo realidad ante nuestros ojos”, refiriéndose a nuestro siglo XXI.

Los frutos del relativismo filosófico
El padre David Amado señala en su reseña del libro que Benson "es un genio a la hora de describir el relativismo filosófico que acabará dominando el pensamiento, así como la paz al precio de la verdad y la justicia o la persecución religiosa en nombre de la tolerancia. Es la sociedad de la eutanasia y del control mental colectivo, de la vida sin problemas pero carente de sentido, del culto vacío… pero también el tiempo en que la Iglesia, terriblemente reducida, ha de dar el postrer testimonio de fidelidad en su Salvador.Quien lea la obra encontrará muchos paralelos y claves para entender lo que hoy sucede y, sin mucho esfuerzo, para comprender la actitud de la Iglesia, acusada de ir contra el mundo cuando es él, lo tomo en el sentido que lo emplea san Juan en el Evangelio, quien se ha alzado contra Dios".

Puede adquirirse Señor del Mundo aquí

Misa de Francisco en noviembre de 2013 alabando la novela ´Señor del Mundo´
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