«El Papa Francisco es un portero que abre la puerta de la Iglesia y logra que entre mucha gente»
No es un secreto. El Papa tiene pasión futbolera. Es hincha de «los cuervos» como se conoce al «Club Atlético San Lorenzo» y esto le convierte en un «cuervo», pero un cuervo «blanco», una especie poco común. La última vez que se pudo fotografiar a uno fue en la ciudad de Oda en Japón en el 2012.
Sus plumas blancas dejaron boquiabiertos a todos. Los habitantes de los pueblos de alrededor llegaban para contemplar con una mezcla de entusiasmo y turbación aquella ave rara y singular. Pocos meses después de que el cuervo blanco apareciese en la localidad nipona, Francisco se presentó ante la multitud vestido todo de blanco como la nieve, sin hábito coral, sin roquete.
Desde entonces: emoción y desconcierto, como reza el subtítulo del nuevo libro del vaticanista argentino Andrés Beltramo La reforma en marcha donde nos habla de cómo el «ciclón» Francisco —coincidentemente otro de los apodos de los del San Lorenzo— lleva a cabo la reforma en la gran cancha de la Iglesia. Una cancha que Beltramo conoce bien. Ha cubierto 12 viajes papales y fue el único periodista de habla hispana en seguir la renuncia de Benedicto XVI.
-¿Qué tipo de reforma se juega en la cancha?
-Bueno, yo creo que el Papa no está pensando en un partido. Porque precisamente su desafío es que no haya ganadores ni perdedores. Su apuesta va siempre a la unidad. Quienes viven la Iglesia como bandos quieren reclutarlo en uno de estos.
-Y en este «no partido», ¿el Papa es veloz y jugaría como extremo en los laterales del campo?
-El Papa va de un lado al otro. Por su misma forma de ser se pone en juego constantemente. Cuando uno piensa que va en una dirección ideológica o de pensamiento, se encuentra que va en otra. Eso hace muy difícil una lectura a través de matrices preconcebidas.
-Y eso genera perplejidad...
-Esta perplejidad es propia del estilo de discurso comunicativo de los profetas. Un estilo que provoca interrogantes y también que algunos se escandalicen. Pero el Papa no quiere que todo quede en perplejidad. Provoca preguntas pero estas exigen decisiones y acciones.
-¿Es bueno el estupor?
-Es mucho más auténtico un Papa que logra este fenómeno a un Papa que no te mueve nada, que lo que te dice no te genera ninguna sacudida. Jesús hizo esto.
-Bergoglio y Francisco, dos nombres ¿una radiografía única? o ¿metamorfosis?
-Lo que ha habido ha sido una potenciación. Francisco es un Bergoglio 2.0. No ha cambiado pero a la vez es un hombre profundamente nuevo. No podía ser de otra forma. Además uno puede fingir en discursos, en eventos organizados pero en el trato con la gente no se puede fingir.
-Ahora nos wasapeamos, googleamos, tagamos la foto... Podemos esperar un «bergoglear». ¿Se entienden los bergoglismos?
-La gente común en general lo entiende. Pienso ahora al ejemplo del «pastor que huele a ovejas». Algunos han llegado a decir que las ovejas huelen a estiércol y que el pastor debe terminar oliendo igual. Incluso esta interpretación que es maliciosa tiene un dejo de verdad.
-Pero el estiércol no perfuma.
-No, pero el estiércol puede ser el pecado y todas las ovejas tienen pecado, también el pastor. Si el pastor sale al campo y tiene varada una oveja en medio del estiércol, tiene que ir y sacarla y para eso se tiene que ensuciar. Ensuciarse significa que una vez que sacas a la oveja la puedes limpiar y también te puedes limpiar.
-La reforma de Francisco, «vocación» u «ocasión».
-El Papa tiene una vocación reformadora. Ya la elección del nombre Francisco lo indica. San Francisco fue un gran reformador de la Iglesia, pero un reformador desde la pequeñez, la humildad, desde lo concreto. Estas son características también del Papa Francisco.
-Francisco, «ve y repara mi Iglesia»...
-Sí, pero originariamente cuando San Francisco ve que tiene esa vocación reformadora inmediatamente se vuelca en la gente, en el pueblo de Dios. Haciendo el paralelismo, el fin último del pontificado del Papa no es cambiar estructuras. Su gran vocación es reformar los corazones. Al final esa es la vocación principal de la Iglesia.
-¿Y cómo lo va a hacer?
-La reforma es principalmente espiritual, en un segundo plano cultural y en un tercero estructural. Los tres eslabones van unidos pero donde más está incidiendo ahora es en el cultural. Sus gestos, sus frases, su predicación. Todo es parte de una reforma cultural. Pero esto no significa planear «a tavolino» (de manera teórica) posturas. Las posturas «a tavolino» se acaban viendo.
-¿Hay un kronos para esta reforma?
-El Papa está decidiendo no con la coordenada del tiempo de la urgencia sino con la coordenada del camino a largo plazo. La reforma de los corazones, de las almas empezó mucho antes de Francisco y lo trascenderán, él es sólo una pieza. Pero esa pieza es una respuesta al tiempo moderno. Sus decisiones pueden cambiar muchas cosas pero al mismo tiempo son limitadas dentro de la eternidad de la Iglesia.
-En su libro habla de «milagros del Papa».
-Al Papa no le gusta que se hable de milagros cuando se refieren a él. Pero podemos usar el término milagro para magnificar o expresar de una manera hiperbólica la magnitud de los hechos que puede desencadenar la acción de Francisco. Milagro en el sentido que es posible lo que se puede pensar como imposible.
-Por ejemplo, parecía imposible el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
-El Papa no fue el que tomó la iniciativa. Fueron estos dos países. Él pudo ser el catalizador. Lo que el Papa demuestra es que esto es posible con una actitud alejada de los patrones de la actual genética de la política internacional.
»Hoy los patrones del éxito son el poder, la prepotencia, la imposición. En cambio el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos se logró con los patrones del diálogo, la unidad, los patrones que está planteando el Papa. Hay un paso más que no puede dar la diplomacia.
-¿Qué legado podemos esperar de la reforma en marcha?
-No creo que el Papa espere tener una herencia concreta en términos: «esto es lo que hice». Su gran herencia va a ser una ola de dinamismo dentro de la Iglesia. Es un dinamismo imantado, es decir, de acercamiento de muchos a la Iglesia. El Papa es el portero de la Iglesia.
-Entonces, sí que hay un partido en la cancha...
-El portero entendido como el que abre la puerta de lglesia y logra que entre en la Iglesia mucha más gente.
Sus plumas blancas dejaron boquiabiertos a todos. Los habitantes de los pueblos de alrededor llegaban para contemplar con una mezcla de entusiasmo y turbación aquella ave rara y singular. Pocos meses después de que el cuervo blanco apareciese en la localidad nipona, Francisco se presentó ante la multitud vestido todo de blanco como la nieve, sin hábito coral, sin roquete.
Desde entonces: emoción y desconcierto, como reza el subtítulo del nuevo libro del vaticanista argentino Andrés Beltramo La reforma en marcha donde nos habla de cómo el «ciclón» Francisco —coincidentemente otro de los apodos de los del San Lorenzo— lleva a cabo la reforma en la gran cancha de la Iglesia. Una cancha que Beltramo conoce bien. Ha cubierto 12 viajes papales y fue el único periodista de habla hispana en seguir la renuncia de Benedicto XVI.
-¿Qué tipo de reforma se juega en la cancha?
-Bueno, yo creo que el Papa no está pensando en un partido. Porque precisamente su desafío es que no haya ganadores ni perdedores. Su apuesta va siempre a la unidad. Quienes viven la Iglesia como bandos quieren reclutarlo en uno de estos.
-Y en este «no partido», ¿el Papa es veloz y jugaría como extremo en los laterales del campo?
-El Papa va de un lado al otro. Por su misma forma de ser se pone en juego constantemente. Cuando uno piensa que va en una dirección ideológica o de pensamiento, se encuentra que va en otra. Eso hace muy difícil una lectura a través de matrices preconcebidas.
-Y eso genera perplejidad...
-Esta perplejidad es propia del estilo de discurso comunicativo de los profetas. Un estilo que provoca interrogantes y también que algunos se escandalicen. Pero el Papa no quiere que todo quede en perplejidad. Provoca preguntas pero estas exigen decisiones y acciones.
-¿Es bueno el estupor?
-Es mucho más auténtico un Papa que logra este fenómeno a un Papa que no te mueve nada, que lo que te dice no te genera ninguna sacudida. Jesús hizo esto.
-Bergoglio y Francisco, dos nombres ¿una radiografía única? o ¿metamorfosis?
-Lo que ha habido ha sido una potenciación. Francisco es un Bergoglio 2.0. No ha cambiado pero a la vez es un hombre profundamente nuevo. No podía ser de otra forma. Además uno puede fingir en discursos, en eventos organizados pero en el trato con la gente no se puede fingir.
-Ahora nos wasapeamos, googleamos, tagamos la foto... Podemos esperar un «bergoglear». ¿Se entienden los bergoglismos?
-La gente común en general lo entiende. Pienso ahora al ejemplo del «pastor que huele a ovejas». Algunos han llegado a decir que las ovejas huelen a estiércol y que el pastor debe terminar oliendo igual. Incluso esta interpretación que es maliciosa tiene un dejo de verdad.
-Pero el estiércol no perfuma.
-No, pero el estiércol puede ser el pecado y todas las ovejas tienen pecado, también el pastor. Si el pastor sale al campo y tiene varada una oveja en medio del estiércol, tiene que ir y sacarla y para eso se tiene que ensuciar. Ensuciarse significa que una vez que sacas a la oveja la puedes limpiar y también te puedes limpiar.
-La reforma de Francisco, «vocación» u «ocasión».
-El Papa tiene una vocación reformadora. Ya la elección del nombre Francisco lo indica. San Francisco fue un gran reformador de la Iglesia, pero un reformador desde la pequeñez, la humildad, desde lo concreto. Estas son características también del Papa Francisco.
-Francisco, «ve y repara mi Iglesia»...
-Sí, pero originariamente cuando San Francisco ve que tiene esa vocación reformadora inmediatamente se vuelca en la gente, en el pueblo de Dios. Haciendo el paralelismo, el fin último del pontificado del Papa no es cambiar estructuras. Su gran vocación es reformar los corazones. Al final esa es la vocación principal de la Iglesia.
-¿Y cómo lo va a hacer?
-La reforma es principalmente espiritual, en un segundo plano cultural y en un tercero estructural. Los tres eslabones van unidos pero donde más está incidiendo ahora es en el cultural. Sus gestos, sus frases, su predicación. Todo es parte de una reforma cultural. Pero esto no significa planear «a tavolino» (de manera teórica) posturas. Las posturas «a tavolino» se acaban viendo.
-¿Hay un kronos para esta reforma?
-El Papa está decidiendo no con la coordenada del tiempo de la urgencia sino con la coordenada del camino a largo plazo. La reforma de los corazones, de las almas empezó mucho antes de Francisco y lo trascenderán, él es sólo una pieza. Pero esa pieza es una respuesta al tiempo moderno. Sus decisiones pueden cambiar muchas cosas pero al mismo tiempo son limitadas dentro de la eternidad de la Iglesia.
-En su libro habla de «milagros del Papa».
-Al Papa no le gusta que se hable de milagros cuando se refieren a él. Pero podemos usar el término milagro para magnificar o expresar de una manera hiperbólica la magnitud de los hechos que puede desencadenar la acción de Francisco. Milagro en el sentido que es posible lo que se puede pensar como imposible.
-Por ejemplo, parecía imposible el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
-El Papa no fue el que tomó la iniciativa. Fueron estos dos países. Él pudo ser el catalizador. Lo que el Papa demuestra es que esto es posible con una actitud alejada de los patrones de la actual genética de la política internacional.
»Hoy los patrones del éxito son el poder, la prepotencia, la imposición. En cambio el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos se logró con los patrones del diálogo, la unidad, los patrones que está planteando el Papa. Hay un paso más que no puede dar la diplomacia.
-¿Qué legado podemos esperar de la reforma en marcha?
-No creo que el Papa espere tener una herencia concreta en términos: «esto es lo que hice». Su gran herencia va a ser una ola de dinamismo dentro de la Iglesia. Es un dinamismo imantado, es decir, de acercamiento de muchos a la Iglesia. El Papa es el portero de la Iglesia.
-Entonces, sí que hay un partido en la cancha...
-El portero entendido como el que abre la puerta de lglesia y logra que entre en la Iglesia mucha más gente.
FICHA TÉCNICA | COMPRA ONLINE | |||
Título: | La reforma en marcha. | Ocio Hispano | ||
Autor: | Andrés Beltramo Álvarez | |||
Editorial: | Stella Maris | |||
Año: | 2015 | |||
Precio | 19 euros |
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