Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Los colores son de María Auxiliadora

El Papa es hincha del equipo de fútbol San Lorenzo de Almagro, fundado por un salesiano

El cardenal Bergoglio con la camiseta del San Lorenzo de Almagro
El cardenal Bergoglio con la camiseta del San Lorenzo de Almagro

ReL / Javier Lozano

El nuevo Papa Francisco I es un gran aficionado al fútbol y siente predileccción por el equipo San Lorenzo de Almagro, de la ciudad de Buenos Aires.

Su amor por los colores azul y rojo comenzó desde muy pequeño. Su padre jugaba al baloncesto en el club y lo llevaba a ver los partidos en el Viejo Gasómetro. Desde entonces la pasión por el Ciclón no mermó y hasta llegó a meterse en la vida del club, informa el diario Clarín.

En 2008 se reunió con el presidente Rafael Savino y con el Secretario José A. Capria y se comprometió a oficiar la misa del centenario del club, que se llevó a cabo más tarde, el 1° de abril de ese año. El día del encuentro, Bergoglio recordó al extraordinario equipo de San Lorenzo campeón del 46 con Farro, Pontoni y Martino y recibió una camiseta y su carnet social y de socio centenario
 
¿Cómo nació el San Lorenzo?
El padre Lorenzo Massa dedicó toda su vida a los más jóvenes cumpliendo con creces la vocación a la que había sido llamado en la orden de los salesianos. Bajo el ejemplo de San Juan Bosco llevó a cabo numerosas iniciativas que tuvieron gran repercusión. De hecho, gracias a él fue creado el club de fútbol San Lorenzo de Almagro, uno de los más grandes de Argentina y de los históricos del fútbol mundial. Además, fue el responsable del inicio de los exploradores de Don Bosco y de la instauración de numerosas escuelas por todo el país.

Este sacerdote, hijo de italianos, nació en Buenos Aires en 1882 y pronto descubrió su vocación. A los 25 años fue ordenado sacerdote y un año más tarde fue nombrado director del Oratorio de San Antonio de Padua, en el barrio bonaerense de Almagro. Allí comenzó esta increíble historia.

Sacar a los niños de la calle
Era un barrio obrero con gran inmigración y de clase baja donde mucho de los niños estaban condenados a la delincuencia desde pequeños. Mientras tanto, se divertían en la calle con un nuevo deporte que había llegado de Europa y que era conocido como “football”. Paseando por el barrio, el padre Massa observó a estos pequeños y vio como uno de ellos casi moría aplastado por un tranvía al ir tras la pelota.

En ese momento se le ocurrió la idea de lo que más tarde se transformaría en algo grande, más de lo que él esperaba. El padre salesiano se acercó a los niños y les propuso continuar el juego en un lugar más seguro y apropiado, el patio del Oratorio de San Antonio. La única condición que les puso es que participaran en la misa y el catecismo, a lo que ellos accedieron gustosos. Este fue el germen de lo que más tarde se convertiría en el glorioso San Lorenzo de Almagro.

En honor a San Lorenzo
Con este acto consiguió dos cosas: sacar a los niños de la calle y sus peligros (no solo físicos) y a su vez acercarlos a la Iglesia. Este grupo se denominaba así mismo los “forzosos de Almagro”.

A raíz de ahí el padre Massa fue anotando en su diario sus encuentros con estos jóvenes, que pronto decidieron crear un club y cuya sede como no podía ser de otro modo era el Oratorio. Sin embargo, el nombre de “forzosos” no gustaba al sacerdote que lo veía violento, por lo que se reunió con ellos para buscar otra alternativa.

Tras pensar distintos nombres uno de los jugadores propuso como homenaje a quien le había abierto las puertas que el equipo se llamase Lorenzo Massa. El cura se negó e hizo varios intentos para que rectificaran hasta que tuvo que aceptar un término medio. El equipo llevaría su nombre pero por el santo y se añadiría después el barrio de los jóvenes. Así nació oficialmente el San Lorenzo de Almagro. En el interior de un oratorio.

Por ello, el padre Massa les explicó que el nombre “hacía alusión al valeroso mártir romano San Lorenzo y a la heroica batalla de San Martín quienes en San Lorenzo, cerca de Rosario vencieron” y destacó igualmente “las virtudes y el empeño que necesitarían para cumplir su anhelo de llegar algún día a ubicarse entre los mejores equipos del fútbol argentino”.

El papel de María Auxiliadora
Tampoco la indumentaria del equipo era casual. El San Lorenzo de Almagro comenzó a usar una camiseta azul y roja. Un sacerdote amigo del padre Massa contaba años más tarde el por qué en una anécdota tras una conversación con él. “¿De dónde sacaste los colores de San Lorenzo? ¿Acaso del club Tigre? Me dijo que no lo conocía. Entonces, habrá sido del Estudiantil Porteño, de Ramos Mejía, insistí. Menos, me respondió. ¿Te fijaste en el fútbol internacional, en Barcelona, tal vez?, volví a preguntar. Tampoco, ven, ven…, me contestó. Me llevó caminando hacía la basílica de María Auxiliadora. Y cuando entramos me dijo: fíjate ahí arriba, en el camarín, como está vestida María Auxiliadora. Tenía una túnica roja y un manto azul. De ahí los saqué”, dijo orgulloso.

Llegan “los cuervos”
Poco a poco el equipo fue creciendo y tanto el oratorio como el patio se llenó de niños y jóvenes que antes vagaban por las calles. Además, los padres también acudían para verlos y se encontraban de paso con la Iglesia. Pronto se inició un gran vínculo entre el barrio y el oratorio. Además, fueron surgiendo nuevos equipos de atletismo, baloncesto…y en medio de todos estaba el padre Lorenzo Massa, orgulloso siempre de “sus muchachos”.

El actual apodo de los seguidores del San Lorenzo de Almagro también tiene al padre como protagonista. Cuando los vecinos de otros barrios veían llegar al equipo gritaban “ahí vienen los cuervos”, en alusión a la sotana negra del padre Lorenzo.

La otra gran obra de Lorenzo Massa
Sin embargo, esta no fue la única gran obra realizada por Lorenzo Massa. También sin saber de la importancia posterior fue el responsable del nacimiento de los exploradores de Don Bosco. Los salesianos veían con preocupación como muchos jóvenes dejaban la Iglesia atraído por el movimiento scout llegado de Inglaterra, pero en su versión más laicista. El padre Massa y el superior salesiano, el padre José Vespignani llegaron a la conclusión de que “había que crear algo atractivo para los mayorcitos del Oratorio, algo parecido a los que el mismo Don Bosco había hecho también en su tiempo en Turín para evitar que los jóvenes se fueran tras la última moda y ya no volvieran al Oratorio”.

Este grupo rápidamente fue creciendo y expandiéndose por toda Argentina. Al igual que el padre Massa que fue destinado a numerosos lugares donde fundó misiones, escuelas y centros salesianos, “por el bien de la juventud en peligro, o para ganar almas para Dios, yo me comprometo sin temor alguno”. Eso sí, en su corazón siempre estuvieron sus “muchachos” de Almagro y cuyos aficionados siguen recordando a aquel sacerdote que les dio el club de sus amores.
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