El Papa declara venerable a Montse Grases, barcelonesa del Opus Dei, que murió de cáncer con 17 años
Este 27 de marzo, día de la Virgen de Montserrat, el Papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas que hacen venerable a la barcelonesa Montse Grases, una joven del Opus Dei que murió a los 17 años, el 26 de marzo de 1959, en Jueves Santo, tras dar ejemplo de entereza y fe ante la enfermedad.
La web del Opus Dei en España explica con detenimiento la figura de esta joven aquí.
La gente que la conoció destacó siempre su devoción a la Virgen de Montserrat y serenidad frente al sufrimiento. Una amiga, Rosa Pantaleoni, recuerda que pese a la enfermedad "hasta el último momento lo desdramatizó todo, siempre con la Virgen de Montserrat cerca”.
Otro amigo de juventud relata: “Su madre, Manolita, me comentó que después de decírselo [que estaba enferma] ella les dio las buenas noches, se puso delante de la Virgen de Montserrat y le dijo: ´lo que quieras, te serviré´, y se fue a la cama”.
Al conocer la declaración de la joven como Venerable, el prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, ha dicho: «Agradezco de corazón al Señor este paso en la causa de beatificación de Montse, una muchacha con una vida breve, que ha sido un auténtico don de Dios para quienes la trataron y también para aquellos que la han conocido después».
La vida cotidiana con amor a Dios
De ella destacó que "siguió fielmente al Señor cuando la llamó a formar parte del Opus Dei y buscó caminar —a través de una existencia común a la mayoría de las mujeres— muy unida a Él, también mientras padeció un cáncer que le ocasionó la muerte y que le provocaba dolores muy intensos. Intentó llevar a cabo sus ocupaciones diarias por amor a Dios y a los demás, y se propuso acercar a muchas personas a Jesús».
Montse (a la derecha) era la segunda mayor de la familia Grases
Montserrat Grases García nació en Barcelona en 1941 y era la segunda de nueve hijos. Le gustaban los deportes, la música, las danzas populares catalanas y participar en obras de teatro. Tendía a ver el lado bueno de las cosas, una visión alegre que le permitía tener muchos amigos. En 1954, con 13 años, comenzó a frecuentar un centro del Opus Dei. A los dieciséis años pensó que Dios la llamaba a este camino de la Iglesia y —tras meditar, orar y pedir consejo— solicitó ser admitida en el Opus Dei.
Poco antes de cumplir los diecisiete años, le diagnosticaron un cáncer (sarcoma de Ewing) en el fémur de la pierna izquierda. La enfermedad duró nueve meses y con dolores muy intensos. Mientras estuvo enferma, procuraba estar siempre alegre. Acercó a Dios a muchas amigas y compañeras de clase que iban a visitarla. Murió el 26 de marzo de 1959, Jueves Santo y por su ejemplo fue creciendo su fama de santidad entre quienes la habían tratado.
El proceso canónico
El 21 de noviembre de 1999, fue presentada la Positio sobre la vida y las virtudes de la sierva de Dios. El 10 de junio de 2015 los teólogos y el 19 de abril de 2016 los cardenales de la Congregación para la Causa de los Santos constataron el ejercicio heroico de las virtudes de Montse.
José Luis Gutiérrez Gómez, el sacerdote postulador de la causa de Montse Grases, señala que Montse "vivió en grado sumo la fe, la esperanza y la caridad, así como las virtudes cardinales y morales. Era muy piadosa y buscó a Dios con todas sus fuerzas, en perfecta adherencia al contexto ordinario de su existencia cotidiana".
"Montse fue una muchacha como las demás, muy humana, que supo sobrenaturalizar las circunstancias más corrientes: las relaciones familiares y de amistad propias de una adolescente, el trabajo, la diversión, etc. Todas las personas que la conocieron, han coincido en señalar que era una mujer de trato dulce —no dulzón— y, por eso, muy atractiva. De ahí que muchas chicas de su edad quisieran gozar de su amistad, que ella prodigó generosamente".
Para Gutiérrez Gómez, ella "nos ha enseñado que seguir de cerca a Cristo no significa emprender cosas cada vez más difíciles o extraordinarias, sino realizar las ocupaciones diarias por amor y con amor, transformándolas en ocasión de servir a Dios y a los demás".
Este sacerdote reflexiona también sobre la relación entre santidad y juventud.
"Su vida demuestra también que no hay que esperar a ser «mayores» para alcanzar metas altas, y que la juventud no es un periodo transitorio de la vida, sino todo lo contrario: es el momento en el que uno puede donarse a Dios, amándolo con todo el corazón, para iluminar el mundo con la luz de Cristo. San Josemaría recordaba a los fieles más jóvenes del Opus Dei que «los años no dan ni la sabiduría ni la santidad. En cambio, el Espíritu Santo pone en boca de los jóvenes estas palabras: “Super senes intellexi, quia mandata tua quaesivi” (Sal 118, 100), tengo más sabiduría que los viejos, más santidad que los viejos, porque he procurado seguir los mandatos del Señor. No esperéis a la vejez para ser santos: sería una gran equivocación»."
Devoción y testimonios
Según sus datos, en 2014 se editaron más de 40.000 estampas para fomentar la devoción a la joven en alemán, árabe, castellano, catalán, cebuano, chino, estonio, francés, inglés, italiano, japonés, lituano, neerlandés, polaco, portugués y tagalo.
Recuerda que en el proceso diocesano "entre 1962 y 1968 se recogieron los testimonios de 27 personas, que habían tratado personalmente a Montse. En 1993, promovido por el entonces postulador de la causa, aunque no era estrictamente necesario hacerlo, se recogieron más de 100 relaciones testimoniales que habían dejado otras personas que conocieron a Montse".
Documental de 44 minutos realizado por el Opus ei sobre Montse Grases; en YouTube