Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Dos años sin cristianos en Mosul y Nínive: el Patriarca caldeo propone una hoja de ruta en 6 puntos

ReL

El Patriarca Sako -aquí con los colores de la bandera iraquí- es el líder de la Iglesia Católica Caldea, unida a Roma
El Patriarca Sako -aquí con los colores de la bandera iraquí- es el líder de la Iglesia Católica Caldea, unida a Roma
Se cumplen dos años desde que Estado Islámico ocupó la llanura de Nínive y Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak.

Por sorpresa y sin apenas oposición, al parecer con cooperación de facciones de las fuerzas oficiales en la región, los yihadistas tomaron buena parte del norte de Irak y establecieron un reino religioso, es decir, un califato, con territorio e impuestos, para poder cumplir las profecías islamistas que hablan del triunfo del Islam al acercarse el fin del mundo y el retorno del Mahdi, el elegido triunfante de Alá.

A los cristianos se les dio apenas un par de días para poder huir, dejando sus casas y propiedades que fueron confiscadas para la yihad. Al parecer, ninguno optó por convertirse al Islam para quedarse.

En este aniversario, y al afianzarse la cercania de una posible reconquista de los territorios tomados por los yihadistas, el Patriarca de los 500.000 católicos de rito caldeo, Luis Rafael Sako, con sede en Bagdad, ha publicado un mensaje con 6 ideas para marcar los tiempo que vienen. Lo reproducimos a continuación.

***

Mensaje del Luis Rafael Sako, Patriarca de Babilonia de los Caldeos, a los 2 años de la pérdida de Mosul y Nínive

Los cristianos estamos llamados a seguir las huellas de nuestro Señor Jesucristo en vivir como hombres de paz, de amor y de buena voluntad para toda la humanidad.

Nuestros antepasados han regado esta bendita tierra con su sangre; ellos fueron mártires y testigos de nuestra fe cristiana. Ellos han plantado monasterios junto a las semillas de grano e iglesias junto a árboles de palma, así como escuelas, hospitales, etc. Por eso, nosotros, sus descendientes debemos proteger cuanto hemos heredado por miles de años. Incluyendo la tierra, la historia, la lengua, los valores y la espiritualidad. Nuestra misión confía en que la luz de Dios finalmente disipará las tinieblas, y que Su paz triunfará.  

El segundo aniversario de la tragedia de Mosul (1017 junio 2014) y de la catástrofe de la Llanura de Nínive (6-7 agosto 2014) trae a la memoria la letra árabe nun  ن  (un símbolo usado por los perseguidores para marcar las casa de los cristianos de Mosul y otros lugares, para referirse a su identidad religiosa). Si meditamos sobre esta “nun”, que significa “pez” (Ichthus en griego, un acrónimo que significa la fe en Jesucristo salvador, usado por los cristianos en el siglo I para reconocerse unos a otros en las catacumbas de Roma), comprendemos que este “fuerte” retorno de la nun, después de 2000 años, no puede ser una coincidencia, sino más bien un signo de los tiempos que amerita nuestra atención.

En este doloroso aniversario, el terrorismo todavía no ha sido derrotado; los conflictos no han terminado; las violaciones a los derechos humanos crecen en diversos niveles; los esfuerzos por la reconciliación nacional están estancados; y las promesas de erradicar la corrupción, reformando, estableciendo un gobierno federal y luchando contra la desocupación, la pobreza, el analfabetismo y las enfermedades, han quedado en meras palabras.

A pesar de todo esto, los iraquíes de diversas proveniencias aún aguardan un futuro mejor, especialmente luego de las recientes victorias logradas, con ISIS en retirada. Vale la pena citar aquí la importancia y la urgencia de apresurar el proceso para liberar a Mosul y a la Llanura de Nínive, garantizando suficiente protección a la gente de esta región para volver a establecerse en sus viviendas. Nosotros creemos que esto es posible, y por lo tanto, deseamos proponer algunas ideas prácticas para la situación post-ISIS:

1. Invitar a los iraquíes a actuar con sabiduría y razonabilidad en este momento crítico de la historia de Irak, rechazando la venganza. Al mismo tiempo, tener una visión objetiva de esta realidad perturbadora, y estar firmemente unidos para evitar que se sucedan mayores destrucciones y derramamiento de sangre. La Unidad lleva a la salvación.  

2. Oponerse a todos aquellos que tienen la intención de “tomar como rehén” a nuestra religión y a nuestra patria, usándolas para sus programas y proclamando que ellos son custodios de ambas. Ellos están matando a civiles y destruyendo infraestructuras, lo cual está en contradicción con los valores religiosos y de la coexistencia. Por eso, pedimos a todos los políticos y a las autoridades religiosas a separarse, y a negar la legitimidad a todos aquellos que están cometiendo semejantes crímenes.  

3. Exigir a quien quiera que sostenga a semejantes organizaciones y los abastece de dinero y armas que se detenga y deje de cometer estos pecados “mortales”, porque terrorista no es solamente el individuo que perpetra el “crimen”, sino también la persona que predica, planifica y financia esta destructiva ideología. Estamos ante una grave “contaminación de cerebros” que amenaza el equilibrio intelectual, religioso y étnico que han perdurado en esta región por siglos.

4. Está prohibido dejarse vencer por la frustración y por la desesperación. No obstante admitimos que, en estas circunstancias, todos estamos compartiendo dolores y sufrimientos, esto no debe llevarnos a perder la esperanza.

5. Para hacer frente a la ideología fanática, debemos reemplazarla con una alternativa de mente abierta.  Por eso, para desmantelar y destruir esta ideología peligrosa, necesitamos construir una nueva cultura con una visión clara, basada sobre valores del acogimiento recíproco, del respeto por la dignidad del ser humano, de la aprobación común de temas como la paz, la estabilidad, la justicia y la igualdad.

Es también importante recomenzar en un “renovar” los valores humanos, incluso antes de comenzar a reparar y reconstruir las infraestructuras del país. Es un hecho que la quiebra del Estado no significa solamente que las arcas están vacías, sino también que se sufre de una pérdida de personas capaces e idóneas que tengan confianza en su patria.

6. Urge establecer un sistema político civil, un nuevo contrato social (constitución) que afronte las causas de la crisis, lejos de las perspectivas de partidos sectarios, nacionales, religiosos y políticos. Un documento que respete la representatividad y las preocupaciones de participación de parte de cada uno. De este modo, Irak asumirá un esplendor propio de una grande, hermosa y diversificada familia.

A causa de la situación presente en nuestro país, algunas familias cristianas han solicitado nuestra ayuda para facilitarles su emigración, un apoyo en su búsqueda de asilo en el exterior para volver así más seguro su destino.

Francamente, nosotros comprendemos sus temores y compartimos sus preocupaciones acerca del futuro, a causa del extremismo religioso; las mudanzas forzadas, el cambio demográfico, la usurpación de viviendas y de propiedades de cristianos;  así como la injusticia legal a la hora de tomar decisiones y también el hecho de que ignore su presencia.

Por eso, sugerimos a nuestra gente que no tenga miedo de mantener alta su fe; el Dios en el cual ellos creen, y que ha dejado que sus casas se vaciaran, los devolverá sanos y salvos a su tierra y pondrá fin a su infelicidad.  

Como Iglesia, expresamos nuestro profundo dolor y condolencias por las víctimas de todos los ataques terroristas, y condenamos con fuerza los horribles atentados en los que personas inocentes han sido matadas, heridas, perdidas o forzadas a abandonar  [su tierra] según una relocalización “planificada”. A ellos y a todas las partes afectadas, nosotros renovamos nuestra solidaridad y por ellos rezamos.

Oración y unidad son nuestras armas frente a la injusticia; nosotros no estamos armados (porque creemos que proteger la nación es un deber del gobierno). En cambio, nosotros llevamos nuestra cruz, que nos invita a todos a una fe real, expresada con la oración, el amor y el servicio compasivo, la paciencia y el compromiso que nos permite dar nuestra contribución para alcanzar la tolerancia y la paz.

Ponemos nuestra esperanza y nuestra confianza en Dios, para mantener nuestra misión, a costo del sacrificio que sea.  

Louis Raphael Sako
Patriarca de Babilonia de los Caldeos
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