Del imam francés que quiere islamizar las iglesias vacías
por Luis Antequera
En una colección de chistes que presenté a Vds. el mismo día en que empezaba el año, un irónico cómico francés de nombre Konk dibujaba una viñeta que les expliqué con estas palabras:
“Sarkozy con un imán contemplando París desde una terraza y pasándole amigablemente el brazo sobre el hombro: “¿Y para qué construir una mezquita? ¡Está lleno de iglesias vacías!”.
Pues bien, yo no sé si inspirado en la viñeta, o sin ni siquiera conocerla, el chiste se ha convertido en realidad, demostrando, una vez más, que la realidad siempre puede igualar, cuando no superar, a la ficción.
Un colectivo representante de la comunidad islámica francesa, el Collectif Banlieues Respect, ha presentado la siguiente propuesta que les transcribo literalmente:
“En un espíritu de solidaridad interreligiosa, el portavoz del Collectif Banlieues Respect, Hassan Ben M’Barek, solicita a las estructuras a cargo de la organización de la Iglesia en Francia la puesta a disposición de las iglesias vacías para la oración del viernes, a fin de evitar que los musulmanes recen en las calles y sean rehenes de los políticos”.
El comunicado es sorprendente de principio a fin. Lo primero que llama la atención es el diferente tono adoptado en su inicio y en su epílogo, en el corto transcurso de apenas sesenta palabras. Nada que ver ese amigable “En un espíritu de solidaridad interreligiosa” con el que da comienzo, con el amenazador “a fin de evitar que los musulmanes sean rehenes de los políticos” con el que finaliza.
No menos extraña y emplazadora, la velada advertencia que se contiene en ese “a fin de evitar que los musulmanes recen en las calles”, una realidad presente ya en muchas ciudades francesas, donde plazas enteras se cierran sin mayor permiso ni consideración para realizar oraciones masivas que no deberían producirse fuera de los lugares habilitados para ello. Que ello sea práctica habitual, como lo es, en países del Magreb y otros países musulmanes, no es suficiente razón para que los europeos tengamos que aceptarlo.
Evidentemente, las iglesias, por muy vacías que estén, son lugares para el culto cristiano, y no para cualquier otro culto, por muy deseable que sea el acercamiento ecuménico que con tanto afán procura Benedicto XVI, y antes que él sus predecesores en la silla de Pedro. La propuesta de Banlieues Respect es una propuesta inadecuada, que no tiene más que una posible respuesta, y que, con toda probabilidad, está más dirigida a hacer ruido y, en todo caso, a tomar el pulso de autoridades y feligresía católicas, que a ser efectivamente atendida. Pero que no debería quedar sin respuesta. Para empezar, con tanta amabilidad como claridad, por parte de la autoridad católica francesa. Pero para seguir, y no menos, por parte de todos y cada uno de nosotros, cristianos europeos directamente apelados, cuya desidia en aceptar nuestra identidad y nuestras raíces, nos está convirtiendo en blanco del desprecio, y casi casi, de las burlas, de quienes saben mucho mejor que nosotros quienes son y a qué aspiran.
Y desde luego, cabe preguntarse siempre cómo habría caído una propuesta semejante en un país de mayoría musulmana donde la minoría cristiana, sometida a las dificultades por todos conocidas, hubiera tenido la osadía de solicitar el “préstamo” de las mezquitas los domingos para llevar a cabo el culto cristiano.
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