Del fraile español autor de la primera gramática del chino, Fr. Martín de Rada
por En cuerpo y alma
De rancio abolengo navarro Martín de Rada, conocido también como Martín de Herrada, nace el 20 de julio de 1533. Su padre D. León era del Consejo Real de Navarra, y su linaje, al que pertenecía el ilustre Arzobispo Jiménez de Rada, uno de los doce más ilustres del reino. A los once años de edad, Martín es enviado a la universidad de París, de donde habrá de volver con motivo de la prohibición de Felipe II de estudiar en el extranjero para evitar contagios protestantistas. De vuelta en Salamanca, la más prestigiosa universidad de su época, en pleno centenario por cierto este año, allí toma el 21 de noviembre de 1554 el hábito agustino.
De Salamanca Martín pasa a Toledo, y de Toledo a Méjico, adonde llega en 1557, con 24 años de edad, y donde aprende la lengua autóctona, llamada otomi. Ofrecido que le es el obispado de Jalisco, De Rada renuncia sin embargo a él para aventurarse con Legazpi y Urdaneta en su expedición a las Filipinas, llegando a Cebú el 27 de abril de 1565.
Elegido en 1572 provincial de su orden en las islas, se prepara entretanto para dar el salto a la China estudiando la lengua china con un nativo. El almirante chino Ho-Mol-Hong se lo lleva a China junto con el también agustino Jerónimo Marín, de donde según relata ese viejo conocido de los lectores de esta columna que es el fraile González de Mendoza (pinche aquí si se perdió la interesante entrega), se traerá una vasta biblioteca relativa tanto a historia de la China como de las ciencias y técnicas que en ella se desarrollaban, una obra de la que, por cierto, en tan gran medida se servirá Mendoza para escribir su gran tratado sobre la China que algunos consideran el primer pilar de la sinología y otros sinólogos españoles algo posteriores como el P. Román.
Al volver a Filipinas, De Rada junto con el P. Alburquerque que le acompañaba está a punto de consumar el martirio, pues a la altura de Luzón, los chinos que los transportan los expulsan del barco, los atan a un árbol, los desnudan y los azotan, y allí se habrían muerto de no ser por la providencial llegada de un marinero de nombre Morones.
De Rada llevará a cabo una importantísima obra escrita, que a mayor brillantez, versa sobre los más variopintos temas: desde siete libros sobre Geometria práctica y varias tablas astronómicas, hasta un Vocabulario y Arte de la lengua cebuana y un Diccionario y Arte de la lengua china, del que se valdrán los futuros misioneros y comerciantes europeos, un breve tratado de las antigüedades, ritos y costumbres de los chinos, una gramática de la lengua otomí, o una Doctrina cristiana en la lengua cebuana, así como una relación de cartas y de sermones, de toda la cual, lamentablemente, no nos han llegado tanta. La Revista Agustiniana se ha preocupado de publicar buena parte de lo que sí nos ha llegado.
Cabe a nuestro fraile otro honor nunca reconocido como es el de haber sido el primero en describir el que luego se llamará Estrecho de Behring, según sostiene en la revista Razón y Fe el P. Moreu.
Todos los que tuvieron el honor de departir con De Rada, Urdaneta, Juan de Isla en su Relación de las islas del poniente y del camino que a ella se hizo desde la Nueva España, coinciden en su sabiduría y en su dominio de la teología, las matemáticas, la geometría, la aritmética, la astronomía, y la cosmografía
Nombrado embajador en Borneo, volviendo de la isla muere nuestro fraile simpar en 1578 a la tempranísima edad de cuarenta y cinco años.
Y esto es todo por hoy queridos amigos. Así que sin más hasta mañana, deseo a Vds. que hagan mucho bien y no reciban menos. Nos vemos.
Para realizar este artículo me he servido de la buena información que en su artículo “El cosmógrafo P. Martín de Rada” proporciona José Zalba.
©L.A.
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