De esos curas grandes de la Historia: el astrónomo Giuseppe Piazzi, descubridor del asteroide Ceres
por En cuerpo y alma
Giuseppe Piazzi nace en el pequeño pueblecito italiano de Ponte in Valtellina, en la región de Lombardía, en los Alpes casi en la frontera con Francia, el 7 de julio de 1746. Poco es lo que se sabe de su infancia. Estudió en Turín, donde con toda probabilidad recibiría lecciones del importante matemático Giovanni Battista Beccaria, y cuando tiene dieciocho años de edad se hace sacerdote teatino. Pronto se dedica a la enseñanza en lugares tan dispares como Malta, Ravena, Cremona, Roma, donde será compañero de Barnaba Chiaramonti, el futuro papa Pío VII, y Palermo. Hacia 1787 marcha a París y Londres, para formarse en astronomía, entrando en contacto con el más importante ingeniero óptico de la época, el inglés Jesse Ramsden.
En 1790, con el impulso del virrey de Sicilia Francesco d’Aquino y con los instrumentos fabricados por Ramsden, funda el Observatorio de Palermo, desde donde lleva a cabo una prolífica labor astronómica, que incluye la confección de un gran catálogo estelar que presentaba la posición de 6.784 estrellas, ampliado luego a 7646, catálogos que serán premiados por el Instituto de Francia, y que constituyen el precedente de los grandes catálogos posteriores de Friedrich Bessel o el de Friedrich Argelander, éste último con casi 260.000 estrellas.
Pero el descubrimiento más llamativo de nuestro cura Piazzi es el que realiza el 1 de enero de 1801, cuando avista un extraño objeto sideral, a medio camino entre cometa y planeta, que Piazzi denomina Ceres Ferdinandea, en honor a la diosa griega y al rey Fernando IV de Nápoles y Sicilia.
Ceres resultará ser el primer asteroide que se observaba del cinturón de asteroides y sigue siendo el más grande conocido, recategorizado hoy, de acuerdo con los criterios marcados en 2006 por la Unión Astronómica Internacional, entre los llamados planetas enanos, categoría que engloba a otros como el conocido Plutón, que durante un corto tiempo fue considerado el noveno planeta. Basándose en las observaciones de Piazzi, Gauss creará una herramienta matemática para predecir su posición, la cual se mostrará eficaz para reencontrarlo una vez perdido, y William Herschel calcula su tamaño, unos 260 kms..
En 1812, durante el reinado de Joaquín I Murat, el rey de Napoles impuesto por Napoléon, Giuseppe Piazzi recibe el encargo de reformar los pesos y medidas de Sicilia de acuerdo con el sistema métrico. Cinco años más tarde, con Fernando I de Borbón en el trono, es nombrado director general de los observatorios de las Dos Sicilias y se hace cargo del recién fundado Observatorio Astronómico de Capodimonte, en Nápoles.
Giuseppe Piazzi deja numerosos escritos científicos en italiano y latín, entre los cuales “Della specula astronomica di Palermo”, “Sull’orologio Italiano e l’Europeo”, “Della scoperta del nuovo planeta Cerere Ferdinandea”, “Præcipuarum stellarum inerrantium positiones mediæ ineunte seculo XIX ex observationibus habitis in specula Panormitana at 1793 ad 1802”, “Codice metrico siculo”, “Lezioni di astronomía” o “Raggnaglio dal reale osservatorio d'Napoli”.
A la avanzada edad de los ochenta años, Giuseppe Piazzi muere en Nápoles, cosa que ocurre el 22 de julio de 1826. El reconocimiento a su persona es evidente en todo momento. Cuando descubre Ceres, es propuesto para una medalla de oro con su efigie, que Piazzi preferirá utilizar para mejorar el instrumental del observatorio con un telescopio ecuatorial. En vida, será miembro de las Academias de Nápoles, Turín, Gotinga, Berlín y San Petersburgo, de la Royal Society, de la Academia de Ciencias de Baviera y del Instituto de Milán.
Después de muerto, se otorga su nombre a un cráter lunar, también al asteroide 1000, descubierto en 1923, y hasta a una roca de los Alpes, así como a varias calles en Nápoles, Milán o Turín. En 1871, en su pueblo natal le es erigida una estatua esculpida por Costantino Corti.
Y sin más por hoy, queridos amigos, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
©L.A.
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Del fraile español autor de la primera gramática del chino, Fr. Martín de Rada
De ese fraile español autor de la gran crónica sobre China del s. XVI: Juan González de Mendoza
De ese fraile español que fue el primero en enseñar a hablar a los sordos: Fr. Pedro Ponce de León
En 1790, con el impulso del virrey de Sicilia Francesco d’Aquino y con los instrumentos fabricados por Ramsden, funda el Observatorio de Palermo, desde donde lleva a cabo una prolífica labor astronómica, que incluye la confección de un gran catálogo estelar que presentaba la posición de 6.784 estrellas, ampliado luego a 7646, catálogos que serán premiados por el Instituto de Francia, y que constituyen el precedente de los grandes catálogos posteriores de Friedrich Bessel o el de Friedrich Argelander, éste último con casi 260.000 estrellas.
Pero el descubrimiento más llamativo de nuestro cura Piazzi es el que realiza el 1 de enero de 1801, cuando avista un extraño objeto sideral, a medio camino entre cometa y planeta, que Piazzi denomina Ceres Ferdinandea, en honor a la diosa griega y al rey Fernando IV de Nápoles y Sicilia.
Ceres resultará ser el primer asteroide que se observaba del cinturón de asteroides y sigue siendo el más grande conocido, recategorizado hoy, de acuerdo con los criterios marcados en 2006 por la Unión Astronómica Internacional, entre los llamados planetas enanos, categoría que engloba a otros como el conocido Plutón, que durante un corto tiempo fue considerado el noveno planeta. Basándose en las observaciones de Piazzi, Gauss creará una herramienta matemática para predecir su posición, la cual se mostrará eficaz para reencontrarlo una vez perdido, y William Herschel calcula su tamaño, unos 260 kms..
En 1812, durante el reinado de Joaquín I Murat, el rey de Napoles impuesto por Napoléon, Giuseppe Piazzi recibe el encargo de reformar los pesos y medidas de Sicilia de acuerdo con el sistema métrico. Cinco años más tarde, con Fernando I de Borbón en el trono, es nombrado director general de los observatorios de las Dos Sicilias y se hace cargo del recién fundado Observatorio Astronómico de Capodimonte, en Nápoles.
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A la avanzada edad de los ochenta años, Giuseppe Piazzi muere en Nápoles, cosa que ocurre el 22 de julio de 1826. El reconocimiento a su persona es evidente en todo momento. Cuando descubre Ceres, es propuesto para una medalla de oro con su efigie, que Piazzi preferirá utilizar para mejorar el instrumental del observatorio con un telescopio ecuatorial. En vida, será miembro de las Academias de Nápoles, Turín, Gotinga, Berlín y San Petersburgo, de la Royal Society, de la Academia de Ciencias de Baviera y del Instituto de Milán.
Después de muerto, se otorga su nombre a un cráter lunar, también al asteroide 1000, descubierto en 1923, y hasta a una roca de los Alpes, así como a varias calles en Nápoles, Milán o Turín. En 1871, en su pueblo natal le es erigida una estatua esculpida por Costantino Corti.
Y sin más por hoy, queridos amigos, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
©L.A.
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