En Washington, Florida, Cleveland, Boston...
Crece el número de adultos que se harán católicos esta Pascua en las diócesis de Estados Unidos
Los obispos norteamericanos aún no tienen las cifras nacionales de adultos y catecúmenos en general que entrarán en la Iglesia Católica en las fiestas de Pascua este año, especialmente en la noche y el día de Pascua, pero los datos de algunas diócesis muestran un crecimiento significativo respecto a otros años.
El caso de Washington
La arquidiócesis de Washington bautizará más de 650 catecúmenos adultos, definidos como “personas que nunca han sido bautizadas en una iglesia cristiana”. Sara Blauvelt, la directora de catequesis en la diócesis de la capital del país, declara al National Catholic Register estar “particularmente emocionada” por el “incremento significativo en el número de catecúmenos”.
“Bautizarse de adulto es algo importante, muestra que algo ha cambiado en la vida de la persona”, añade. Aunque no niega un posible “efecto Francisco”, señala que ha habido un crecimiento sostenido en el bautizo de adultos en Washington los últimos 3 años.
Además de los catecúmenos, en EEUU son frecuentes los “candidatos”: son cristianos, bautizados sobre todo en iglesias protestantes, que entran ahora en la Iglesia Católica, con una ceremonia de acogida y recibiendo la Confirmación y su primera comunión (previa confesión).
Cleveland, Florida, Boston...
Entre catecúmenos y candidatos, en Cleveland son 511 los adultos que entran en la iglesia, 100 más que el año pasado.
En Saint Petersburg, Florida, los nuevos católicos serán unos 1.100: el obispo Robert Lynch, al escribir en su blog sobre los ritos de recepción que se celebran para ellos en Cuaresma, considera que es el número más grande que ha visto en sus 18 años pastoreando la diócesis.
Una candidata se hace un "selfie" con el obispo Lynch de Saint Petersburg después de uno de los ritos de admisión
En Boston, una diócesis con alta proporción de población católica, los catecúmenos y candidatos suman este año unos 650. “Es el grupo más grande que hemos tenido en los últimos años, y unos 100 más que el año pasado. Quizá es el efecto Francisco, no lo sé”, comenta en su blog el arzobispo de Boston, el cardenal O’Malley.
Uno de los secretarios de O’Malley, el padre Jonathan Gaspar, dice al National Catholic Register que efectivamente se trata del número más alto en los últimos 10 años, pero que antes, cuando aún no había estallado la burbuja de casos de abusos sexuales – O’Malley fue enviado a Boston precisamente para “limpiar” la diócesis- no era extraño recibir casi 1.000 catecúmenos y candidatos nuevos en Pascua.
En las zonas más protestantes
En otros casos, como en Louisville, Kentucky, una zona sureña de mayoría protestante y baptista (con un 17% de católicos) la recepción de adultos se mantiene estable, en unos 450. Eso sí, su arzobispo, Joseph Kurtz, ha ganado visibilidad en los últimos meses, al ser elegido presidente de la Conferencia Episcopal de EEUU (ya era conocido por rezar de rodillas el rosario ante clínicas abortistas).
La capacidad de crecimiento o recuperación de la Iglesia Católica en Estados Unidos, donde “compite” con muchas otras iglesias dinámicas y variadas, depende bastante de la demografía. El principal factor que anima a la conversión es el matrimonio mixto, con sus ramificaciones: otros parientes -hermanos, suegros, abuelos- pueden resultar atraídos a la fe al ver que aporta felicidad a un nuevo matrimonio basado en la fe católica...
Donde ya hay bastantes católicos (entre un 30 o un 50%), es más fácil que un católico se case con un no católico y eso lo anime a entrar en la Iglesia. Donde los católicos son muy pocos (un 10 o 15%) es más difícil que se dé esto. Además, un posible “efecto Francisco”, una campaña como Catholics Come Home o cualquier otro factor “llamada” empezaría por atraer a los católicos inactivos o alejados, mucho antes de llegar a los cristianos no católicos o los no cristianos.
Hijos conversos atraen a los padres
Un ejemplo del “efecto racimo” (que dice que Dios salva a las personas como quien agarra uvas: por racimos) lo explicaban el 3 de abril en el “Catholic Key” de Kansas City. Una mujer llamada Deborah Kerr se hizo católica en la Vigilia Pascual de 2013 en la parroquia de San José Obrero de Independence. Su ejemplo llamó a su madre y a su padrastro, que entrarán en la iglesia esta Pascua junto con otros 109 catecúmenos y 239 candidatos de la diócesis de Kansas City, una región donde los católicos son el 16% de la población.
Sue, la madre de Deborah, fue bautizada y educada como metodista, aunque nunca sintió cercanía a Dios. Hasta el año pasado. “Vi a mi hija hacerse católica y simplemente sentí que estaba en la casa de Dios por primera vez en mi vida”, dice Sue.
Desde la noche de Pascua, Sue y su marido Phil acompañan cada domingo a misa a su hija Deborah y el marido de ella, Greg. “Nunca había ido antes a la iglesia”, comenta Phil. “Tengo muchos amigos que son católicos, y siempre dije que si alguna vez encontraba una iglesia para mí, sería la Iglesia Católica”.
En la noche de Pascua, Phil será bautizado y Sue acogida y confirmada. Cuando acompañen a Deborah y Greg a misa, podrán comulgar juntos. La fe se contagia, sobre todo, por contacto.
Vea aquí hermosas fotos de bautizos de adultos en una Vigilia de Pascua en la catedral de Seattle
El caso de Washington
La arquidiócesis de Washington bautizará más de 650 catecúmenos adultos, definidos como “personas que nunca han sido bautizadas en una iglesia cristiana”. Sara Blauvelt, la directora de catequesis en la diócesis de la capital del país, declara al National Catholic Register estar “particularmente emocionada” por el “incremento significativo en el número de catecúmenos”.
“Bautizarse de adulto es algo importante, muestra que algo ha cambiado en la vida de la persona”, añade. Aunque no niega un posible “efecto Francisco”, señala que ha habido un crecimiento sostenido en el bautizo de adultos en Washington los últimos 3 años.
Además de los catecúmenos, en EEUU son frecuentes los “candidatos”: son cristianos, bautizados sobre todo en iglesias protestantes, que entran ahora en la Iglesia Católica, con una ceremonia de acogida y recibiendo la Confirmación y su primera comunión (previa confesión).
Cleveland, Florida, Boston...
Entre catecúmenos y candidatos, en Cleveland son 511 los adultos que entran en la iglesia, 100 más que el año pasado.
En Saint Petersburg, Florida, los nuevos católicos serán unos 1.100: el obispo Robert Lynch, al escribir en su blog sobre los ritos de recepción que se celebran para ellos en Cuaresma, considera que es el número más grande que ha visto en sus 18 años pastoreando la diócesis.
Una candidata se hace un "selfie" con el obispo Lynch de Saint Petersburg después de uno de los ritos de admisión
En Boston, una diócesis con alta proporción de población católica, los catecúmenos y candidatos suman este año unos 650. “Es el grupo más grande que hemos tenido en los últimos años, y unos 100 más que el año pasado. Quizá es el efecto Francisco, no lo sé”, comenta en su blog el arzobispo de Boston, el cardenal O’Malley.
Uno de los secretarios de O’Malley, el padre Jonathan Gaspar, dice al National Catholic Register que efectivamente se trata del número más alto en los últimos 10 años, pero que antes, cuando aún no había estallado la burbuja de casos de abusos sexuales – O’Malley fue enviado a Boston precisamente para “limpiar” la diócesis- no era extraño recibir casi 1.000 catecúmenos y candidatos nuevos en Pascua.
En las zonas más protestantes
En otros casos, como en Louisville, Kentucky, una zona sureña de mayoría protestante y baptista (con un 17% de católicos) la recepción de adultos se mantiene estable, en unos 450. Eso sí, su arzobispo, Joseph Kurtz, ha ganado visibilidad en los últimos meses, al ser elegido presidente de la Conferencia Episcopal de EEUU (ya era conocido por rezar de rodillas el rosario ante clínicas abortistas).
La capacidad de crecimiento o recuperación de la Iglesia Católica en Estados Unidos, donde “compite” con muchas otras iglesias dinámicas y variadas, depende bastante de la demografía. El principal factor que anima a la conversión es el matrimonio mixto, con sus ramificaciones: otros parientes -hermanos, suegros, abuelos- pueden resultar atraídos a la fe al ver que aporta felicidad a un nuevo matrimonio basado en la fe católica...
Donde ya hay bastantes católicos (entre un 30 o un 50%), es más fácil que un católico se case con un no católico y eso lo anime a entrar en la Iglesia. Donde los católicos son muy pocos (un 10 o 15%) es más difícil que se dé esto. Además, un posible “efecto Francisco”, una campaña como Catholics Come Home o cualquier otro factor “llamada” empezaría por atraer a los católicos inactivos o alejados, mucho antes de llegar a los cristianos no católicos o los no cristianos.
Hijos conversos atraen a los padres
Un ejemplo del “efecto racimo” (que dice que Dios salva a las personas como quien agarra uvas: por racimos) lo explicaban el 3 de abril en el “Catholic Key” de Kansas City. Una mujer llamada Deborah Kerr se hizo católica en la Vigilia Pascual de 2013 en la parroquia de San José Obrero de Independence. Su ejemplo llamó a su madre y a su padrastro, que entrarán en la iglesia esta Pascua junto con otros 109 catecúmenos y 239 candidatos de la diócesis de Kansas City, una región donde los católicos son el 16% de la población.
Sue, la madre de Deborah, fue bautizada y educada como metodista, aunque nunca sintió cercanía a Dios. Hasta el año pasado. “Vi a mi hija hacerse católica y simplemente sentí que estaba en la casa de Dios por primera vez en mi vida”, dice Sue.
Desde la noche de Pascua, Sue y su marido Phil acompañan cada domingo a misa a su hija Deborah y el marido de ella, Greg. “Nunca había ido antes a la iglesia”, comenta Phil. “Tengo muchos amigos que son católicos, y siempre dije que si alguna vez encontraba una iglesia para mí, sería la Iglesia Católica”.
En la noche de Pascua, Phil será bautizado y Sue acogida y confirmada. Cuando acompañen a Deborah y Greg a misa, podrán comulgar juntos. La fe se contagia, sobre todo, por contacto.
Vea aquí hermosas fotos de bautizos de adultos en una Vigilia de Pascua en la catedral de Seattle
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