Sábado, 27 de abril de 2024

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Superioridades morales secretas

por La Columna del #CoronelPakez

Se habla mucho de la “superioridad moral de la izquierda”, y se habla mucho menos de la “superioridad moral de ilustrados y liberales”, adscritos en general a partidos de derechas.

Bien. Estos últimos, ilustrados y liberales, son los padres de las izquierdas filosóficas y políticas. Todos juntos y revueltos conforman el “modernismo”, la suma de todas las herejías que, como tal suma, es mayor que cada uno de los sumandos. Contra esto ha clamado, una vez más, don Juan de Manuel de Prada poniendo en su lugar verdadero el “conflicto” judío-palestino, o judío-filisteo (“filistin” en árabe), pobladores ancestrales de la zona, y cristianos muchos de ellos.

Esas fatuas superioridades morales del liberalismo tienen su origen primero en la soberbia humana, la hybris griega, que se manifiesta formalmente en los movimientos gnósticos. A estos ya los denuncia San Juan como “los que niegan al Verbo venido en carne (…) Esos son el anticristo” y la “sinagoga de satán”. Negar la Encarnación es condición necesaria para negar la realidad, como hacen las ideologías citadas y otras muchas. Negar, por otro lado, la divinidad de Cristo es lo que hizo ese arrianismo que casi acaba con la Iglesia entre los siglos III y VI,  y que es también un protoislam y una protomasonería. La conexión entre islam y masonería es muy evidente en el régimen turco actual, instaurado sobre las cenizas del imperio Otomano, por el masón Ataturk y su séquito de “jóvenes turcos” hijos de la viuda, asesinos de un millón y medio de armenios cristianos; no lo esconden: la bandera de Turquía incluye la media luna islámica y la estrella de cinco puntas másonica. Además, en algún grado del rito escocés, los masones reconocen a Alá como Dios y a Mahoma como su profeta. Y como curiosidad para eruditos: la gran mayoría de las fechas elegidas para las revoluciones, atentados, guerras, etc, de los siglos XIX, XX y XXI nos llevan a la cábala y a la numerología masónica.

Hay un libro fundamental para entender este proceso demoníaco -tanto ilustrado como liberal y socialista-, cuyo autor no recuerdo, y que se titula“La gnosis eterna”. Su postulado fundamental podría resumirse así: La mayoría de los muchos sistemas gnósticos creen que Jesús era el "mensajero de la luz" o la figura redentora. Pero su Jesús no nació en un cuerpo material (considerado malo). Sólo apareció como humano (Docetismo, etc) para enseñarnos cómo volver al "Uno". La masonería, un culto iniciático anticristiano, quiere ver y propugna y defiende que ese “mensajero de luz” es Lucifer, y el “Uno” es ese dios, parecido a Alá, al que llaman “Gran arquitecto del universo”; es un Dios que ha creado el mundo pero que no interviene en él, en su devenir histórico, para nada, y, menos aún, hecho hombre. Es fácil ver en este resumen de las tesis gnósticas el germen del maniqueísmo, del catarismo, del racionalismo, del luteranismo y de la mal llamada “Ilustración”. Es fácil ver que SOLO desde la negación del Dios hecho carne es posible la convivencia política con un ser supremo, porque ha sido posible la autonomía de la razón y la del propio ser humano: “Seréis como dioses” es la tentación y el pecado original. La tecnología, hoy, convierte en realidad -virtual- la negación de lo real y esa falsa autonomía del ser humano. Falsa porque ante nuestros ojos se muestra diáfana la alienación virtual dopamínica, el incremento exponencial de los trastornos psiquiátricos y del suicidio, y la bestialidad satánica de los crímenes civiles y militares. La Ilustración inauguró los genocidios modernos y Goya los plasmó en sus Pinturas Negras. 

Sin Voltaire no existiría Marx. Sin Kant y Hegel no existiría la sistematización criminal del racismo. Sin la locura del romanticismo no existiría Hitler. Ni Sabino Arana o los masones Macià y Companys. Todos ellos comparten dos principios gnóstico masónicos: “Solve et coagula” y “Ordo ab chaos”. Vienen a ser la praxis moderna del clásico “divide et impera”.

“Solve et coagula”. A este proceso, en lo espiritual, se le conoce como «conversión», el cambio del «hombre viejo» en «hombre nuevo». Sin embargo, tergiversado por los satanistas masones e ilustrados, el principio “solve et coagula” también expresa la idea de que todo proceso de cambio profundo, personal o social, requiere de la complementaria dicotomía «deconstrucción-construcción», pues es preciso destruir el previo orden natural para constituir el suyo nuevo. Aplicado a la cultura, es también muy evidente la deconstrucción: filosofía de la sospecha, arte abstracto, dadaísmos et al, nueva gastronomía, literatura del absurdo y la desesperación, deconstrucción psicoanalítica, rupturas vanguardistas y, en definitiva, el “todo vale” relativista: todo es arte, todo es literatura, todo es poesía, etc.

“Ordo ab chaos”, en este lema terrible se profundiza en el grado 33 de determinadas obediencias masónicas. Políticamente es el que se aplica con gran empeño y cruel eficacia en la política exterior anglosajona, la de USA, Gran Bretaña y satélites de la Commonwealth. Balcanizar imperios y territorios, con resultados espectaculares en el caso de la Hispanidad -pequeñas naciones enfrentadas entre sí por los agentes del poder anglo-, del imperio Austro-Húngaro, del Alemán, del Zarista y del Otomano. Balcanizar el norte de Africa y el Próximo Oriente es, ya lo vemos, lo que se está haciendo ahora. En este plan se integran los intereses políticos expansionistas del Sionismo -construir el Gran Israel-; de Inglaterra que, siguiendo el “Big Game” del siglo XIX, quiere liquidar a Rusia; de EE.UU que desea ardientemente abrir una herida en el vientre chino; y del mundo musulmán que desea sacudirse este yugo neocolonialista, con los persas a la cabeza. De momento, todo ha ido bien para el estado de Israel y los anglosajones: han destruido Palestina, Líbano, Irak, Siria, Libia, sometido a Jordania, sobornado al Talibán y preparan la destrucción de Egipto y Argelia -con la colaboración en este caso de su nuevo socio marroquí-.

Muy bien. Cuando le dices a un izquierdista progre que su superioridad moral surgió en el Renacimiento cristiano y la prologó Descartes, se queda sin palabras. Cuando le dices a un liberal que lo primero que produjeron Rousseau y Montesquieu fueron el Terror, el genocidio católico de la Vendée y el genocidio europeo causado por el masón Bonaparte, te dirán que era necesario un “solve et coagula”, con lo cual se están delatando. Sánchez es Mendizábal. Feijóo es Madoz.

No. Solo existe una superioridad moral y ética: la humildad cristiana, el amor cristiano hasta dar la vida por los enemigos, la belleza inmensa creada por el cristianismo, la salvación de nosotros mismos que nos trae Cristo, el Hijo de Dios Vivo. Llevar a la práctica este programa conlleva el martirio y el fracaso temporal y mundano. Pero ¿no está en la Santa Cruz nuestra victoria?

CODA: Israel, Palestina y el resto del mundo musulmán viven una guerra que, por su componente bíblico, es el paradigma del estado de guerra espiritual en que se sumió la humanidad tras el pecado de Adán. Cristo y los satanes, los beliales, astartés y molochs de la Escritura  nos rodean y dominan. El combate cesará el día del Juicio Final. Mientras tanto, en la guerra como en la guerra: cada cual lucha con lo que tiene a mano. Los españoles con navajas, palos, agua y aceite hirviendo contra Napoleón; ¿eran terroristas? ¿Lo fue el Empecinado y todos nuestros guerrilleros? ¿Eran terroristas las columnas de la FAI que asesinaron sin piedad a hombres, mujeres y niños en los pueblos de Aragón y Cataluña? ¿Eran terroristas los falangistas que hicieron lo mismo en el otro lado? ¿Fue un terrorista Giap y sus norvietnamitas? La guerra, desde que se olvidó la humana ordenación católica de las treguas santas, el respeto a los lugares sacros y días festivos, a las personas no combatientes, etc, la guerra, digo, esta plagada de crueldades innombrables que TODOS cometen a mayor o menor escala. ¿Terroristas, por qué? ¿Por violar mujeres y asesinarlas? Condenen al ejército de la URSS en Berlín, 1945, y al británico en Sudáfrica y la India; condenen a las tropas coloniales belgas en el Congo y a las francesas en Argelia. ¿Terroristas? El terrorismo es un concepto del relato de los vencedores para demonizar al enemigo. El relato era menos falso cuando se hablaba de "partisanos", "maquis", "resistencia", "milicias irregulares" o "guerrilleros". Tropas que, como todo, aparecen ya en la Biblia. No seamos hipócritas, por favor.

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