Familia, sacerdocio y vida consagrada

Familia, sacerdocio y vida consagrada
Hablándole a las familias el Papa emérito  Benedicto XVI hace una especial referencia a la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada, cuyo cuidado atañe a todos. Dice así el Papa sobre el  Sacerdocio y vida consagrada: 

Un último mensaje que quisiera dejaros atañe al cuidado de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada: todos sabemos cuánta necesidad tiene la Iglesia de estas vocaciones. Para que nazcan o lleguen a madurar, para que las personas llamadas se mantengan siempre dignas de su vocación, es decisiva ante todo la oración, que nunca debe faltar en cada familia y comunidad cristiana. Pero también es fundamental el testimonio de vida de los sacerdotes, de los religiosos y las religiosas, la alegría que manifiestan por haber sido llamados por el Señor. Asimismo, es esencial el ejemplo que los hijos reciben dentro de su familia, y la convicción de las familias mismas de que, también para ellas, la vocación de sus hijos es un gran don del Señor. 
La elección de la virginidad por amor a Dios y a los hermanos, que se requiere para el sacerdocio y la vida consagrada, ha de ir unida a la valoración del matrimonio cristiano: uno y otra, de maneras diferentes y complementarias, de algún modo hacen visible el misterio de la alianza entre Dios y su pueblo. 
        Benedicto XVI nos da la clave para intentar fomentar las vocaciones: oración en familia y en la comunidad cristiana, el testimonio de vida de los sacerdotes, religiosos y religiosas. Es fundamental el ejemplo que los hijos deben recibir de sus padres. La vocación de entrega a Dios es un gran don que Dios concede a muchas familias, y ese don hay que pedirlo, recibirlo y cuidarlo.
        A muchos padres cristianos les da miedo el pensar que un hijo/a le pueda decir un día que quiere entregarse lleno a Dios. Consideran que la Iglesia les roba sus hijos, en los que habían puesto muchas esperanzas humanas. Se les viene abajo esa novela que habían inventado sobre cada hijo con un final idílico. No se dan cuenta que la vida misma se los puede arrebatar y llevar por caminos de muerte. La experiencia lo demuestra lamentablemente. Es un gozo ver vidas jóvenes que son capaces de decir un SI a Dios sin condiciones.

        Padres, no tengáis miedo de ofrecer vuestros hijos a Dios. Son de Él, y os lo ha prestado por un tiempo. Además, un hijo/a que se entrega a una vocación divina nunca se pierde. Todo lo contrario, los tienes para toda la vida, y ellos rezaran siempre por vosotros.
        En la exhortación que estamos comentando, el papa Benedicto XVI termina con estas palabras:    Pido al Señor que os dé valentía y entusiasmo, para que nuestra Iglesia , cada parroquia, comunidad religiosa, asociación o movimiento, participe más intensamente en la alegría y en los esfuerzos de la misión, y así cada familia y toda la comunidad cristiana vuelva a encontrar en el amor del Señor la llave que abre la puerta de los corazones y que hace posible una verdadera educación en la fe y la formación de las personas.