"Un juego de amor" en Polonia
por Oro Fino
Mi esposa Paloma y yo damos gracias a Dios por los frutos de nuestro libro-testimonio Un juego de amor (LibrosLibres) parafraseando al Padre Pío, quien resumía toda su vida de intenso sufrimiento en un sola frase: "Todo es un juego de Amor"; de Amor a Dios y de Amor de Dios a los demás.
A los centenares de matrimonios de toda España que ya nos han escrito al correo unjuegodeamor@gmail.com que facilitamos al final del libro se suma ahora la inmensa alegría de saber que muy pronto se publicará nuestro testimonio en Polonia, la tierra que vio nacer y crecer a Juan Pablo II el Magno.
El libro Un juego de amor adquiere una enorme actualidad ante el próximo Sínodo de la Familia. Nuestro testimonio está ayudando a muchos matrimonios felizmente casados que no valoraban lo suficiente el tesoro sacramental de su matrimonio; a otros que estaban en trámites de separación y han decidido darse una segunda oportunidad tras leer el libro; y finalmente a los que, convencidos en conciencia de la nulidad de su matrimonio (o lo que es lo mismo: que su matrimonio jamás existió a los ojos de Dios), han puesto ya en marcha su nulidad eclesiástica.
Si algo queda muy claro en nuestro testimonio es que por nada del mundo debe administrarse la Comunión a los divorciados vueltos a casar civilmente, lo cual sería atentar contra la Doctrina del mismo Cristo. Paloma y yo no hablamos de oídas, sino que ofrecemos nuestro testimonio sobre la acción de Dios en nuestras vidas con el único propósito de ayudar a los demás.
¡Gloria a Dios!
A los centenares de matrimonios de toda España que ya nos han escrito al correo unjuegodeamor@gmail.com que facilitamos al final del libro se suma ahora la inmensa alegría de saber que muy pronto se publicará nuestro testimonio en Polonia, la tierra que vio nacer y crecer a Juan Pablo II el Magno.
El libro Un juego de amor adquiere una enorme actualidad ante el próximo Sínodo de la Familia. Nuestro testimonio está ayudando a muchos matrimonios felizmente casados que no valoraban lo suficiente el tesoro sacramental de su matrimonio; a otros que estaban en trámites de separación y han decidido darse una segunda oportunidad tras leer el libro; y finalmente a los que, convencidos en conciencia de la nulidad de su matrimonio (o lo que es lo mismo: que su matrimonio jamás existió a los ojos de Dios), han puesto ya en marcha su nulidad eclesiástica.
Si algo queda muy claro en nuestro testimonio es que por nada del mundo debe administrarse la Comunión a los divorciados vueltos a casar civilmente, lo cual sería atentar contra la Doctrina del mismo Cristo. Paloma y yo no hablamos de oídas, sino que ofrecemos nuestro testimonio sobre la acción de Dios en nuestras vidas con el único propósito de ayudar a los demás.
¡Gloria a Dios!
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