Domingo, 22 de diciembre de 2024

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No tengais miedo, Yo he vencido al mundo

No tengais miedo, Yo he vencido al mundo

por Un alma para el mundo

No tengáis miedo, Yo he vencido al mundo

         Las epidemias no son episodios modernos. Tal vez tan virulenta como el Coronavirus no hayan existido muchas en la historia. Este virus que tenemos entre nosotros ha sido capaz de poner de rodillas a toda la humanidad, y paralizar prácticamente la vida del planeta. Pero hay que hacer un poco de historia.

         Nos cuenta Roberto de Mattei, Profesor de Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas, lo siguiente: Todos lo repiten: nos enfrentamos a un enemigo invisible, el coronavirus. Y es cierto. Pero, ¿en qué sentido? Invisible no significa inmaterial. El virus -todo virus- es un microorganismo que pertenece al mundo de la materia, no al espiritual. Ahora bien, es invisible porque el ojo humano no lo percibe sino a través del microscopio. Es invisible porque es misterioso. Se desconoce la naturaleza y la forma de propagación: es enigmático e inasible.

         Es cierto, el virus anda por los caminos del mundo sin dar la cara hasta que encuentra una posible víctima. Y además no se conforma con una víctima, sino que busca otros incautos, o inocentes, que se ponen a su alcance. Es realmente un virus traidor. Y contra el nada pueden las sofisticadas máquinas de guerra de los países más poderosos.

         Pero esta pandemia no es la primera vez que da la cara. A lo largo de la historia, este u otro virus, han hecho estragos en la humanidad.

         Desde hace siglos, el ser humano ha tenido que combatir contra un enemigo al que ni siquiera ve, y, hasta hace poco, mucho menos entiende. Los virus han sido, en muchas ocasiones, más mortales que guerras y hambrunas. La peste Negra, que asoló Europa en el siglo XIV, es la peor pandemia a la que se ha tenido que enfrentar la humanidad: se llevó por delante más de la mitad de la población del continente, según algunos cálculos.

 Los virus han sido, en muchas ocasiones, más mortales que guerras y hambrunas. La peste Negra, que asoló Europa en el siglo XIV, es la peor pandemia a la que se ha tenido que enfrentar la humanidad: se llevó por delante más de la mitad de la población del continente, según algunos cálculos.

Nos recuerda Raffaella Breeze algunas de las mas importantes plagas que ha sufrido la humanidad y sus consecuencias:

  1. Peste Negra: 75 a 200 millones de muertes. 
  2. Gripe española: 75 millones de muertes
  3. VIH/SIDA: 30 millones de muertes
  4. Plaga de Justiniano: 25 millones de muertes

En el siglo I d.C. una extraña plaga azotó al mediterráneo: la ciudad de Constantinopla y los puertos del mar Mediterráneo sucumbieron a la enfermedad, que llegó a cobrarse 5.000 vidas al día, según los historiadores, y se llevó por delante a la mitad de la población de la actual Istambul. Eran las miles de ratas las que llevaron la enfermedad a las ciudades, y su origen podrían estar en China. Algunos historiadores apuntan a que su efecto fue tan devastador que debilitó al Imperio Bizantino exponiéndolo a los ataques de los árabes.

  1. Tercera plaga: 15 millones de personas
  2.  Plaga Antonina: 5 millones de muertos

Y la actual que estamos padeciendo ya veremos el balance, aun que es verdad que se está actuando con mayores y mejores medios.

¿Cómo se combaten las plagas? Desde luego con los medios sanitarios y consejos oportunos que en nuestro caso se están tomando. Pero, como dice Luis Segura (https://adelantelafe.com), los creyentes sabemos que Dios no da puntada sin hilo. Tenemos la convicción de que la Historia es dirigida como a El le place, y que no hay mal que por bien no venga. Por eso quizá no sea casualidad que esta locura del coronavirus haya caído en el corazón del cristianismo en plena cuaresma. De modo que por h o por b, el Señor de la Historia sacará provecho de esta humillación, de este encierro tiránico y quién sabe sin sentido, de esta cuarentena impuesta con la excusa del miedo. En cualquier caso, este contratiempo ha vuelto a recordarnos que el hombre propone, y Dios dispone.

         Esta Cuaresma está siendo de verdad. Una cuarentena en toda regla. Una Semana Santa mas auténtica, sin jolgorios callejeros. Las iglesias vacías porque no se puede salir a la calle, pero Dios está en todas las casas mas que nunca. Muchos hogares se han convertido en oratorios fervorosos. Nos hemos relacionado mas gracias a los medios. Y hemos vuelto a preguntar a todos por su salud. Estamos ganando en humanidad.

         Al hilo de esto, reflexionaba yo acerca del papel de Jesucristo si anduviera hoy entre nosotros. Acerca de su actitud hacia los enfermos lo sabemos todo. ¿Pero qué ocurriría hoy si Jesús viviera entre nosotros? A veces he escuchado en boca de algunos que si actualmente Jesús viviera entre nosotros volveríamos a matarlo, a él, ni más ni menos, que es la Salud del mundo. Sin embargo, creo que no sería necesario matarlo. Hoy le diríamos todos, los poderes públicos sin dudarlo y el timorato clero acto seguido: “¡Jesucristo, quédate en casa!” (Luis Segura cit.)

         Vamos a seguir luchando contra el coronavirus, no solo desde la medicina, sino también desde la fe. No tengáis miedo, yo he vencido al mundo (Jn. 16,33).

 

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com

        

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