CONFERENCIA EPISCOPAL DE EEUU
Proponen un decálogo de acciones para fomentar vocaciones sacerdotales
Con motivo de la Semana Nacional de las Vocaciones que celebra la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, el director interirno de la Comisión Episcopal del Clero, el padre David Toups, ha propuesto diez acciones para fomentar las vocaciones.
La Iglesia católica en Estados Unidos celebra la Semana Nacional de las Vocaciones, del 10 al 16 de enero. Para animar a los católicos a fomentar las vocaciones, el padre David Toups, director interino de la Comisión Episcopal del Clero, Vida Consagrada y Vocaciones ofrece «diez acciones» que los católicos pueden hacer para promover las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa.
Los primeros cinco pasos de esta lista están directamente dirigidos a todos los católicos. Los segundos cinco son específicamente una invitación a los católicos más jóvenes a considerar decir «sí» a una vocación religiosa, informa Zenit.
Esta es la lista de acciones a realizar para todos los católicos:
«Reza por un incremento de las vocaciones al sacerdocio y vida consagrada. Jesús dice en Mateo 9,38: “Pedid al dueño de la mies que envíe trabajadores a su viña”. Si queremos más sacerdotes, religiosos, necesitamos pedirlo».
«Enseña a la gente joven cómo rezar. El Papa Benedicto XVI dijo que si no enseñamos a nuestros jóvenes a orar, nunca oirán la llamada de Dios en una profunda relación con El y en discipulado de la Iglesia».
«Invita a jóvenes adultos activos y adolescentes a considerar la vocación al sacerdocio o la vida consagrada. Un sencillo, sincero comentario no debería ser desestimado. Un modo fácil para hacerlo puede ser recordado por cuatro letras: ICNU (leídas en inglés, “aisinyu”. “John, I see in you (Juan, veo en tí) las cualidades que harían de tí un buen sacerdote, y deseo animarte a rezar sobre ello”. Es un modo no invasivo de animar a la apertura a una vocación religiosa».
«Házla atrayente. Muestra el sacerdocio por lo que verdaderamente es, una llamada a ser un padre espiritual para toda la familia creyente. De igual modo, la vida consagrada para una joven es una llamada a estar unida a Cristo de un modo único, y ser madre espiritual de aquellos que encuentra en su vida y servicio. El reto para sacerdotes y religiosos es ser modelos alegres de sus vocaciones».
«¡Predícalo, hermano! Se debe hablar de las vocaciones regularmente si se quiere que arraigue en parroquias y casas una “cultura vocacional”. Esto significa, primero y principal, que la gente necesita oir hablar de las vocaciones a los sacerdotes en las homilías, oraciones de los fieles, y diálogos en clase. Las vocaciones que no se ven están fuera de la mente».
Para quienes consideran la posibilidad de la vocación:
«Practica la fe. Todos necesitamos recordar que lo principal en nuestras vidas es crecer en una profunda, íntima y amorosa relación con Dios. Este es el primer paso para cualquier joven que desea discernir cualquier llamamiento en su vida».
«Entra en el silencio. El silencio es clave para la cordura y plenitud. Sólo podemos “oír” la voz de Dios si estamos callados. Quítate los auriculares de tu iPhone, iPod, e iTunes y escucha a Dios, el más grande “Yo soy”. Los jóvenes deberían probar a estar quince minutos en oración silenciosa cada día, ahí es donde pueden empezar a recibir direcciones claras en sus vidas».
«Se un buen discípulo. Un obispo dice: “No tenemos una crisis de vocaciones; tenemos una crisis de discipulado”. Los jóvenes pueden llegar a ser verdaderos seguidores de Jesucristo sirviendo a quienes les rodean. Descubriendo tu llamada al discipulado, también descubres su particular llamada dentro de la Iglesia».
«Pregunta a Dios. Pregunta a Dios lo que desea para tu vida y sabe que el sólo desea lo que es bueno para tí. Si, de hecho, estás llamado al sacerdocio o la vida consagrada, será el sendero hacia una gran alegría y satisfacción».
«En las palabras inmortales de un famoso fabricante de zapatillas: ‘¡Házlo!’. Si sientes que Dios te está invitando a ‘probarlo’, presenta la solicitud al seminario o a una orden religiosa. Recuerda, el seminario o convento es un lugar de discernimiento. No serás ordenado ni te pedirán hacer los votos de profesión en muchos años, proporcionándote una amplia oportunidad de explorar la posibilidad de un llamamiento al sacerdocio o la vida religiosa».
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