¿Socialismo cristiano?
¿Socialismo cristiano?
por Juan García Inza
Se viene afirmando en distintos medios, por parte de militantes del partido socialistas, que esta corriente política ha perdido su ideología, su fundamento, que se ha quedado prácticamente sin contenido, sin rumbo en Europa. Se afirma que, excepto países pequeños como Grecia y Portugal, los grandes estandartes del socialismo continental –en Alemania, en Francia, en Inglaterra, en Suecia- pasan por sus peores momentos, mientras otras opciones de izquierda –como los ecologistas- ganan posiciones.
El veterano socialista español, Ramón Jáuregui, recién llegado al Parlamento Europeo, tiene claro, según cita ABC, que la izquierda europea “necesita encontrar un nuevo discurso” para recuperar su impulso político. Y sigue afirmando: “Los socialdemócratas alemanes se han hundido, el Partido Socialista francés está en descomposición y los laboristas británicos van hacia una derrota clara”
Enrico Letta, líder del Partido Demócrata italiano, afirma que “el socialismo es una respuesta del pasado”. Algunos nostálgicos siguen aferrados a los viejos postulados, sin querer admitir que ese discurso suena ya a rancio. El obrerismo y la lucha de clases ya no tiene sentido. La nueva forma de ver la economía, y la casi ausencia de clases sociales con el predominio de la llamada clase media, hace inviable un sociedad basada en el odio y en la utopía. La gente quiere trabajar y vivir bien, y el ejemplo más palpable lo tenemos en China que pasó del marxismo de Mao Tse-tung a ser la llamada fábrica del mundo, muy occidentalizada, y conquistando los mercados de nuestras ciudades y pueblo. Les mueve la economía de mercado.
Los socialistas españoles han caído en la cuenta de que se quedan sin argumentos para ilusionar al pueblo. Son conscientes de su vacío ideológico. Y entonces recurren a un cristianismo amañado, fundado por ellos, al margen de la Iglesia Católica, la cual rechazan de plano por su anticlericalismo endémico. El Señor Bono llega a decir: “El socialismo necesita renovarse. Y los valores cristianos son un buen camino para conseguir esa renovación”. Pero advierte de que no se trata de “cristianizar al Partido Socialista”, sino de “buscar juntos respuestas para resolver problemas que son intolerables en la sociedad actual. Incorporar valores cristianos al ideario socialista es una de las formas más profundas y sinceras de renovación solidaria”. Pero el señor Bono aspira a seguir a su Cristo, no a la Iglesia y su jerarquía. Y parece que “su Cristo” admite el aborto y la eutanasia.
El Ministro Moratinos, en la convención de la Liga Internacional de Socialistas Religiosos, Invita a los cristianos a caminar juntos con el socialismo combatiendo con la palabra y el entendimiento en la búsqueda de lo que se pretende en común. El mismo Ministro de Fomento hacía una declaraciones a través de los medios declarándose católico no practicante y, por tanto, discrepante con muchos postulados de la Iglesia Católica.
Es decir, que estamos ante la misma estrategia de otros tiempos: tratar de sumar votos con los cristianos de buena voluntad que quieren una religión adaptada a su gusto, en donde se pueda celebrar una liturgia esperpéntica comulgando con bizcocho, y se puedan utilizar las estructuras de caridad para convertirla en rampa de lanzamiento de sus postulados ideológicos. Ya viene de viejo este truco. Se utilizó antes y después de la democracia. Se encaramaron en las comunidades llamadas de base. Se hicieron con editoriales y periódicos. Se colaron en los seminarios y noviciados. Trataron de gobernar las Cáritas y otros movimientos solidarios… Y eso hasta hoy. Me contaba un amigo que han tenido que renovar forzosamente los cuadros dirigentes de una Cáritas interparroquial de cierta ciudad importante, porque estaban subvencionando abortos y traficando con droga. Y conozco una parroquia en la que una comunidad de base organizó como charlas cuaresmales unas conferencias sobre la Segunda República Española. Y ahí están cierta asociación de teólogos difundiendo un socialismo caduco, que quieren mantener contracorriente. La Iglesia de Cristo es otra cosa. Si ellos quieren que funden una nueva iglesia, pero que no intenten instrumentalizar la que fundó Cristo.
No es posible un socialismo cristiano porque, ni tienen los mismos fundamentos doctrinales, ni pretenden lo mismo, ni utilizan los mismos medios. El materialismo dialéctico es incompatible con la fe cristiana auténtica. Y el cristianismo no necesita del socialismo para preocuparse por los pobres. Lo hace todos los días desde hace dos mil años.
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