Veintiún siglos y todavía no tenemos claro qué es evangelizar
Veintiún siglos y todavía no tenemos claro qué es evangelizar
Si nos damos una vuelta por las redes sociales leeremos que el Papa, al hacer o no hacer determinados actos, estaba evangelizando. Por ejemplo, al hablar de forma poco amable con la labor evangelizadora y civilizadora de la Iglesia en América, resulta que estaba evangelizando. Cuando aceptó con normalidad el crucifijo comunista, también era evangelizar. Cuando pidió perdón por el maltrato a los pueblos indígenas, también evangelizaba.
Muchos de los gestos “políticamente correctos” que el Papa ha realizado no son evangelizadores, sino gestos diplomáticos que buscan distender las siempre complicadas relaciones entre la Iglesia y los gobiernos. No los confundamos, porque podríamos creer que evangelizamos cuando le decimos a un niño que no tire papeles al suelo.
¿Qué es entonces evangelizar? Evangelio significa: la Buena Noticia. Como nota curiosa, para los romanos contemporáneos de Cristo, la “buena noticia” era la Paz Romana impuesta en torno al mar mediterráneo. ¿Cuál es la buena noticia para un cristiano? Que Cristo, el Hijo de Dios, nació como uno de nosotros, para vivir con nosotros y hacer posible la salvación de todo aquel que le acepte. Evangelizar no es una acción secundaria sino una labor prioritaria:
Si a alguno disgusta el oír que será juzgado porque no enseñó a otros, recuerde aquello del Apóstol: “¡Ay de mí si no evangelizare!” (1Cor 9,16). (Orígenes, homilia 33 in Matthaeum)
Queda claro que el mandato de evangelizar es algo principal, central y de primera necesidad para cada uno de nosotros, los bautizados. Pero ¿Qué es evangelizar? Leamos lo que nos dice San Agustín, hablando sobre el Episodio de la Samaritana en el Pozo de Jacob (Jn 4, 1-45):
Aprendan los que deseen evangelizar; echen al pozo el cántaro. Recordaréis, sin duda, lo que anteriormente dije de la hidria, es un vaso, vasija o cántaro para sacar agua; en griego se llama hidria (de hidros, agua), vasija destinada a contener agua. Arroja, pues, la hidria, que, lejos de servirle, era ya un peso para ella. Desea ya con avidez beber hasta saciarse de aquella agua; para anunciar a Cristo, deja allí la carga y se va corriendo a la ciudad a decir a aquellos hombres: Venid y ved al hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¡Con precaución para evitar así la furia, indignación y persecución de aquella gente!: ¡Venid y ved al hombre que me ha dicho todo lo que he hecho! ¿No será éste, por ventura, el Cristo? La gente sale de la ciudad y se va hasta Él (San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 15, 30)
¿Qué es evangelizar? Llamar a quienes no saben quien es Cristo e indicarles donde le pueden escuchar. Tal como dice San Agustín, la Samaritana dejó caer el cántaro, porque se dio cuenta que Agua Viva era la Palabra de Dios, presente delante de ella en ese momento. Evangelizamos cada vez que señalamos a Cristo como centro, fuente de Agua Viva, como Razón y Sentido, como Buen Pastor, como Yugo suave, como Piedra donde edificar, como Clave de Bóveda, como Camino, Verdad y Vida, como Vid y decenas de símbolos que permiten entender que El es el único Salvador y que quienes saltan la valla del redil, vienen a saquear y destrozar.
Evangelizar es por lo tanto sencillo, en un principio. Es un anuncio que da testimonio de Quien hemos encontrado. Cada uno de nosotros somos testigos, discípulos y seguidores. Pero en la realidad evangelizar no es sencillo. Podemos preguntarnos ¿Dónde está Cristo ahora? Si lo anuncio debo es que Él me ha encontrado, me ofrecido el Agua Vida, yo la he aceptado y no puedo dejar de llamar a las demás personas para que vengan y se dejen encontrar por Él.
Cristo vive en la comunidad que se reúne en Nombre suyo, Cristo vive en la Palabra de Dios, Cristo vive en los sacramentos, Cristo vive en la Tradición Apostólica y en la Iglesia. En la medida que llamemos a otras personas a acercarse a Cristo y estas nos tomen en cuenta como testigos fiables, estaremos evangelizando.
@NestoMN