De esa niña ¿terrorista? quemada viva por sus supuestas víctimas
por En cuerpo y alma
Extraigo la noticia del diario argentino Clarín, y da cuenta del grado de perversidad que puede introducir en las relaciones humanas el terrorismo.
En Nigeria, tras negarse a pasar por un detector de metales, una adolescente fue atrapada a la entrada del mercado en la ciudad de Bauchi, en el noreste de Nigeria, con dos botellas atadas a su cuerpo. Una enardecida multitud, pensando que pudiera tratarse de una terrorista kamikaze, se abalanzó sobre ella, la roció de petróleo y le prendió fuego… matándola obviamente.
Según fuentes policiales -no hay que ser policía para llegar a conclusión parecida-, es, la verdad, poco probable que la joven efectivamente llevara explosivos, pues de haberlos llevado, todo apunta a que habrían hecho explosión al arder en llamas. La única explicación plausible, según la misma fuente policial, es que hubiera sido enviada por alguien con botellas de cebo para ver si era posible entrar en el mercado sin ser registrado, y a continuación o en otro momento, proceder al auténtico atentado, buscando siempre la mayor eficacia en la carnicería, que en Nigeria de eso saben un rato.
No se trata del primer linchamiento de supuestos islamistas en Nigeria. Pero por otro lado, el visitante asiduo de esta columna conoce bien la utilización que de las niñas está haciendo ese terrorismo demoníaco que usurpa el nombre de Dios para sembrar el terror en algunos lugares del mundo (y si no lo sabe, le invito a conocerlo).
La noticia es poco concreta al respecto, probablemente no por culpa del periodista, sino porque es poco lo que se ha podido esclarecer, pero cabe preguntarse: la pobre niña o jovencita linchada por sus compatriotas, ¿era realmente una terrorista? ¿No es lo más probable que se tratara de una víctima más, tanto como lo habrían sido los que la mataron si efectivamente hubiera portado una bomba? Como poco, la víctima del lavado de cerebro que le habría llevado a inmolarse en la esperanza de llevarse consigo al mayor número personas en su viaje al otro mundo. Pero con toda probabilidad, repito, con toda probabilidad, ni siquiera eso, sino la víctima real y verdadera de una auténtica extorsión, puede que hasta víctima de un secuestro, para que hiciera un trabajo que motu proprio, no habría deseado realizar.
Con lo que finalmente, por mor del mucho odio y del mucho mal que el terrorismo es capaz de desencadenar (y ya tuvimos ocasión de analizar una de esas terribles cadenas de odio que desencadena), observamos aquí el caso auténtico de una víctima del terrorismo que lo es de las propias víctimas del terrorismo. Atroz ¿no les parece? Las víctimas haciendo el trabajo sucio a los terroristas.
Y sin más por hoy, que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos. Que pasen Vds. un feliz domingo.
©L.A.
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