La persecución a los cristianos quita a la Navidad su «falso revestimiento empalagoso», dice el Papa
“Hoy rezamos de modo particular por cuantos son discriminados por su testimonio de Cristo. Quisiera decirles a cada uno de ellos: si llevan esta cruz con amor, han entrado en el misterio de Navidad, están en el corazón de Cristo y de la Iglesia”, dijo el Papa.
El día después de Navidad, el Papa Francisco volvió a la Plaza del Santuario de san Pedro, esta vez para rezar el Ángelus con muchísimos fieles y peregrinos, con ocasión de la fiesta de San Esteban, primer mártir de la Iglesia.
Explicó que el evangelio de esta fiesta dice: “Serán odiados a causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin se salvará” y consideró que estas palabras del Señor, cuando envía a sus discípulos en misión, “no turban la celebración del Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece y nos ayudan a comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es vencida por el amor, la muerte por la vida”. Dijo que aunque no todos somos llamados, como Esteban, a derramar propiamente la sangre, “a cada cristiano se le pide ser coherente en cada circunstancia, con la fe que profesa”.
Y pidio rezar “para que gracias al sacrificio de estos mártires de hoy, se refuerce en cada parte del mundo el compromiso para reconocer y asegurar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de cada persona humana”.
Finalizada la oración y bendición, el Papa agradeció a todos los mensajes y saludos de Navidad: “No siendo posible responder a cada uno, expreso hoy a todos mi sentido agradecimiento, especialmente por las oraciones. ¡Gracias de corazón! ¡Que el Señor los recompense con su generosidad!”
Para hacer donativos on-line con Ayuda a la Iglesia Necesitada a los cristianos perseguidos de Irak:
https://www.ain-es.org/campanias/irak/colabora.aspx
El día después de Navidad, el Papa Francisco volvió a la Plaza del Santuario de san Pedro, esta vez para rezar el Ángelus con muchísimos fieles y peregrinos, con ocasión de la fiesta de San Esteban, primer mártir de la Iglesia.
Explicó que el evangelio de esta fiesta dice: “Serán odiados a causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin se salvará” y consideró que estas palabras del Señor, cuando envía a sus discípulos en misión, “no turban la celebración del Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece y nos ayudan a comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es vencida por el amor, la muerte por la vida”. Dijo que aunque no todos somos llamados, como Esteban, a derramar propiamente la sangre, “a cada cristiano se le pide ser coherente en cada circunstancia, con la fe que profesa”.
Y pidio rezar “para que gracias al sacrificio de estos mártires de hoy, se refuerce en cada parte del mundo el compromiso para reconocer y asegurar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de cada persona humana”.
Finalizada la oración y bendición, el Papa agradeció a todos los mensajes y saludos de Navidad: “No siendo posible responder a cada uno, expreso hoy a todos mi sentido agradecimiento, especialmente por las oraciones. ¡Gracias de corazón! ¡Que el Señor los recompense con su generosidad!”
Para hacer donativos on-line con Ayuda a la Iglesia Necesitada a los cristianos perseguidos de Irak:
https://www.ain-es.org/campanias/irak/colabora.aspx
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