Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Escondían judíos, refugiados y partisanos

Recordando los 12 cartujos mártires de los nazis: «Si nos matan, decid que ha sido por la caridad»

La estricta clausura de los cartujos no les impidió acoger refugiados y perseguidos de los nazis en la Guerra Mundial... hasta que les mataron
La estricta clausura de los cartujos no les impidió acoger refugiados y perseguidos de los nazis en la Guerra Mundial... hasta que les mataron

Nazareno Giusti/LoSchermo.it

En la noche entre el 1 y el 2 de septiembre de 1944 irrumpieron en la Cartuja de Farneta las SS de la XVI División, arrestando a seis monjes sacerdotes y a seis hermanos laicos. Su culpa: haber dado acogida a un centenar de refugiados políticos, partisanos y judíos.

Los doce fueron conducidos a Nocchi y después a Massa. Todos fueron asesinados: dos el 7 de septiembre, el resto el 10. Con ellos, también fueron asesinados otros 32 prisioneros capturados en la Cartuja.

Luigi Accattoli, famoso vaticanista primero de "La Repubblica" y luego del "Corriere della Sera" y comprometido desde hace años en la memoria de los "nuevos mártires cristianos", ha dedicado a esta historia, de la que se cumplen 70 años, un bonito ensayo publicado por Edizioni Rubbettino, La strage di Farneta. Storia sconosciuta dei dodici certosini fucilati dai tedeschi nel 1944 [La masacre de Farneta. La desconocida historia de los doce cartujos fusilados por los alemanes en 1944, ndt].

Para escribirlo, además de la normal documentación, se retiró algunos días a la Cartuja de Farneta. Ha cenado a las 18 y se ha ido a dormir a las 19.30. Se ha despertado a las 23 y con la capa negra de los postulantes ha rezado maitines. Durante tres días su habitación ha sido una pequeña celda, desnuda y silenciosa. Su comida, el frugal y simple alimento del refectorio. Ha vivido así durante tres días junto a los monjes de la Cartuja y lo ha hecho para entender y contar mejor una historia única. El resultado es un libro de gran interés que aclara una historia poco conocida, casi olvidada; se podría decir incluso, desconocida.

Esta obra no ha tenido ningún tipo de eco en la prensa local y, por el momento, no está apoyada por ningún organismo ni se ha preparado ningún tipo de presentación.



-Señor Accattoli, ¿por qué usted, que no es toscano, se ha interesado en una historia tan localista? ¿Por qué ha decidido escribir este libro?
-Desde siempre me interesan los testimonios de los mártires cristianos. He publicado el volumen "Nuovi Martiri. Testimoni del XX secolo” (Nuevos mártires. Testimonios del siglo XX, ndt) con ocasión del Jubileo del año 2000. Durante las investigaciones para ese libro encontré un "Martirologio del Clero italiano", publicado por la Conferencia Episcopal italiana, en la que se hablaba de los mártires de Farneta. Una historia que no conocía. A pesar de esta experiencia mi conocimiento sobre este hecho se había quedado a nivel superficial, hasta que entré en contacto con el ambiente cartujo de Serra San Bruno (Cartuja de Serra San Bruno o de los Santos Stefano y Bruno, en Calabria, sur de Italia, ndt)".

-¿Cuánto ha durado su trabajo?
-Conozco la historia desde hace quince años. He dedicado seis meses a la redacción del libro pero mucho más a la investigación, casi dos años. Después, he estado tres días en la Cartuja y muchos más en Lucca.

-Durante su investigación, ¿con quién se ha entrevistado, a quién ha visto?
-He hablado con Gianluca Fulvetti, con el arzobispo Italo Castellani y con el historiador de la archidiócesis Lenzo Lenzi. En la Cartuja me ha guiado el padre bibliotecario, que ha sido mi tutor durante esos días. He hablado también Alberto Palazzi, monje y último superviviente de esos hechos y dos mujeres, que en la época del suceso eran adolescentes: Maria Antonietta Ricci de 97 años, última representante de la población local que asistió a la masacre, y Mary Rovai. Y no podía dejar de hablar con el hermano Arturo Paoli.

-¿Qué le ha dicho Paoli?
-Paoli piensa que los monjes tomaron demasiado partido. De hecho, Paoli fue el único que entendió la gravedad de la situación. Los adolescentes y los monjes no eran conscientes de ello. Paoli, en cambio, plenamente consciente, advirtió a los monjes. No es casualidad que el procurador Costa anotara el 20 de julio en su diario: “El profesor Don Arturo Paoli, en la capilla familiar, exhorta a todos los refugiados a prepararse con la oración y la confesión a lo que está a punto de suceder”.

-¿Por qué esta masacre ha sido olvidada?
-El primer motivo lo encontramos en la pedagógica reserva de la orden de los cartujos. Una norma muy rígida. No promueven celebraciones o causas de canonización de sus monjes. Cuando fui a Farneta me asombró leer "No se puede visitar" en un lugar lleno de belleza. La historia, por lo tanto, no ha sido divulgada por iniciativa de los monjes. Pero la memoria permanecía dentro, entre los supervivientes. Pero cuando en el 2000 el Vaticano pidió un informe sobre los propios mártires, los monjes redactaron un documento en francés (“Informe sobre los mártires de Farneta”) y lo enviaron a la Santa Sede. La Comisión de los Nuevos Mártires recibió el documento, que acabó en un archivo. El informe era muy preciso, redactado por los 22 monjes que sobrevivieron. Una reconstrucción definitiva e inédita que he conseguido publicar en mi volumen”.

-Además de la reserva de los cartujos, ¿hay otros motivos para este olvido de la memoria sobre un hecho tan grave e importante?
-Sí. Por ejemplo, la disputa ideológica en el centro de los ambientes comunistas que taparon este suceso. El comandante partisano Manrico Ducceschi dijo que Costa era un colaborador de los partisanos y por esta razón, una vez acabada la guerra, se le concedió una medalla. En los años siguientes, el clero de Lucca, por reflejo, se desinteresó sobre el tema, pensando que hablar de estos hechos era una involuntaria publicidad a la ideología comunista.

-¿Qué es lo que más le ha impresionado de este suceso?
-Lo paradójico del caso: me parece bellísimo que un ambiente tan cerrado se haya abierto de esta manera desinteresada a los que eran perseguidos. Una acción luminosa que se resume en una maravillosa frase dicha por los monjes y que había propuesto como título de mi libro: "Si nos matan, decid que ha sido por la caridad”.

-Usted, durante la salida de su libro ha querido hacer un llamamiento a los obispos toscanos...
-Sí, pienso que ha llegado el momento de dar a conocer esta historia. Los cartujos, por una costumbre casi milenaria, - en 2001 se celebró el noveno centenario de la orden - no promueven causas de canonización, pero nada impide que los obispos de Toscana promuevan el reconocimiento del claro martirio de los doce de Farneta. Asombra que a día de hoy, las iniciativas que se han llevado a cabo para mantener vivo el recuerdo de un hecho que claramente es de Iglesia hayan sido sólo laicas y civiles. Este año, en septiembre, se cumple el 70 aniversario de estos mártires: es una ocasión que no hay que perder”.

(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
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